¿Qué tienen en común los templarios, los reptilianos, el billete de dólar, las farmacéuticas, la Gran Pirámide, el cambio climático, el club Bildelberg, el 11-S, la fluoración del agua, el relato bíblico de Adan y Eva, la contracultura, la primavera árabe, el Área 51, las vacunaciones masivas, los masones, el colapso financiero, los aditivos alimentarios, el feminismo, los viajes en el tiempo, Monsanto, el Arca de la Alianza, la homosexualidad, los chemtrails, los anunnakis, el narcotráfico, Hollywood, las catástrofes naturales, la nanotecnología, la epidemia del sida, el Priorato de Sión, la conquista de la Luna…? ¿Nada? Si piensa así, es porque usted no está en la onda. En realidad, todo lo anterior, y todo lo que se le ocurra, forma parte de la madre de todas las conspiraciones. Si no me cree, puede leer o escuchar a Enrique de Vicente,Rafael Palacios y Luis Carlos Campos, tres de los grandes conspiranoicos españoles; aunque yo le recomendaría, por su salud mental, que leyera el mucho más divertido cómicConspiraciones, de José Domingo, que acaba de publicar Asteberri Ediciones.
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