Día a día algunas personas naturales -e incluso bandas organizadas- inventan diferentes e ingeniosas modalidades que buscan obtener beneficios económicos de manera ilícita.
El Instituto Nacional de Investigación, Lucha y Prevención del Fraude (Inif) reporta en un informe que, según la Policía Nacional, en Colombia se robaron 4.579 carros durante el 2006, o sea casi 13 autos diarios.
Según cifras internacionales divulgadas por la Federación de Aseguradores de Colombia, Fasecolda, un 12,5 por ciento de la cifra de autos reportados como robados correspondeía a reclamaciones fraudulentas.
De esa forma, se calcula que las compañías aseguradoras perdieron en el país unos 72 mil millones de pesos por ese concepto el año pasado, de 581 mil millones de pesos pagados a los clientes por siniestros de sus autos.
Es así como las compañías invierten parte de sus primas de seguros en la contratación de personal especializado y realizan una inversión tecnológica que les permite la detección oportuna y efectiva de este tipo de delitos y, adicionalmente, hacen que se promuevan proyectos de ley para endurecer las penas.
A continuación se explican algunas de las principales modalidades que son comñunmente detectadas y que han permitido judicializar a los clientes que han querido ‘pasarse de vivos’.
El autorrobo
Existen varias modalidades de autorrobo, entre las que se pueden destacar las siguientes:
La entrega: así se denomina la modalidad en la cual se asegura un vehículo para venderlo a grupos ilegales o a la delincuencia común; posteriormente se reporta como robado a la compañía para cobrar la indemnización.
Hurtos parciales: ocurren cuando el asegurado se autorroba elementos que hacen parte del vehículo, como llantas, computadores y consolas, o accesorios como radios, plantas de sonido, etc. Por otra parte, algunas reclamaciones señalan daños preexistentes en el vehículo como si hubieran ocurrido a raíz del hurto; por ejemplo, reclamar que un rin aparece desbalanceado, un daño de la consola o a cualquier dispostivo del carro.
Autorrobo de partes: otra variante es cuando ocurre un siniestro real. Tras el accidente, el asegurado desvalija el vehículo y reporta el hurto de componentes del mismo, con la excusa de que cuando regresó a su vehículo lo encontró desvalijado. Esto generalmente ocurre con siniestros que se presentan en carreteras por fuera de la ciudad y en vehículos de servicio pesado y de servicio público.
Uso en ‘zonas rojas’ y pago de ‘vacunas’: también se presentan casos en que grupos armados urbanos compran un veículo legalmente, lo aseguran y posterior a eso lo trasladan a zonas de su influencia, conocidas como ‘zonas rojas’, para hacer uso del mismo. Posteriormente reportan el hurto a la compañíaa para hacer el cobro de la indemnización.
Una variante de la modalidad anterior es pagar vacunas por extorsiones a grupos armados ilegales a través de los vehículos asegurados para posteriormente reportar un supuesto hurto a la compañía de seguros. De esa forma, quien paga por el rescate de un secuestro o una ‘vacuna’ no pierde tanto, pues gran parte de ese dinero se traslada al asegurador.
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