Ella vestía de novia, de blanco radiante. Llevaba el rostro cubierto con una máscara, más bien, un burka, y cadenas cerradas con candados en las muñecas y en el cuello para simbolizar el sometimiento absoluto a su futuro esposo, su sumisión eterna. Él iba enfundado en traje oscuro, repeinado, sujetando las cadenas de su sumisa novia y custodiando las llaves del candado a modo de trofeo. La novia ha prometido ser “sumisa” y cumplir con su destino: “Ser esclava de mi amo, según los mandatos de los sacros imperativos del patriarcado”. La escena forma parte de la performance organizada por Izquierda Abierta para denunciar la ideología de la discriminación de género contenida en el libro Cásate y sé sumisa, publicado por Nuevo Inicio, la editorial del Arzobispado de Granada.
El guión estaba inspirado en algunos pasajes del polémico manual, que esta semana, para sorpresa de propios y extraños, ha llegado a situarse en el primer puesto de ventas del top cien de Amazon. La parodia fue breve. Apenas veinte minutos bastaron para escenificar la boda sumisa. Una veintena de jóvenes, todos ellos de Izquierda Abierta, participaron en la puesta en escena, celebrada en la granadina Plaza de las Pasiegas, junto a la Catedral. Los protagonistas repararon en todos los detalles necesarios para el ceremonial: los novios, los padrinos, los invitados, el obispo y un fotógrafo que actuaba como paparazzi.
Durante la representación de la boda sumisa, los padrinos y los invitados al enlace-protesta mostraron pancartas en las que se podía leer: “¡Ni putas ni sumisas!”, “La sumisión mata: 702 mujeres asesinadas desde 2003” y “Sacad vuestras sotanas de nuestra libertad” junto a otros mensajes que hacían referencia a los 10000 millones de euros que recibe cada año la Iglesia Católica de fondos públicos.
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