Acostumbramos a pensar que cualquier tiempo pasado fue mejor, que antes las cosas no estaban tan mal, que antes los jóvenes respetaban más a sus mayores, que existían valores morales más sólidos, que la comida sabía mejor, que había menos enfermedad, menos guerras, etc. Esta idea se refuerza con nuestra tendencia a olvidar los percances del pasado y a otorgar siempre más importancia a lo que nos sucede en el presente. Pero el presente parece mejor que cualquier otra época del pasado, tal y como podéis leer aquí.
La gente, en el pasado, también era más violenta, porcentualmente hablando. Algunos dirán que de acuerdo, pero antes no existían armas tan mortíferas, ni tantas muertes civiles, ni tantos genocidios, etc. Sin embargo, esta idea nace de cierto analfabetismo aritmético: las guerras de antes mataban más que las de ahora, a pesar de todo.
Echemos un vistazo a los últimos siglos de la mano de Steven Pinker en su libro Los ángeles que llevamos dentro:
Para el período que va de 1400 a 1938, el Catálogo de conflictos de Brecke enumera 276 conflictos violentos en el continente americano, 283 en el norte de África y Oriente Medio, 586 en el África subsahariana, 313 en el centro y el sur de Asia, y 657 en el este y el sudeste de Asia.
Las muertes por tales conflictos, en algunos casos, fueron enormes, tanto a nivel proporcional como a nivel absoluto. Si se comparan con los análisis de muertes en guerras de la segunda mitad del siglo XX, entonces descubrimos que hay un descenso apreciable de víctimas.
Cabe señalar también que gran parte de las peores cosas que se han hecho los seres humanos unos a otros han ocurrido antes del siglo XX. Y que antes de la Primera Guerra Mundial, hubo 5 guerras y 5 atrocidades en las que murieron más personas. Y las guerras y atrocidades más severas (las que mataron a más de la décima parte de la población mundial) están distribuidas de forma bastante uniforme a lo largo de 2500 años de historia.
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