“Me han pedido ayuda. Yo creo en la visión remota. ¿Me puedes ayudar? ¿Puedes, por favor, tratar de ver donde crees que cayó el avión ? ¿Cómo y por qué? ¿Cuáles son tus sentimientos? ¿Qué te dice la intución? Gracias”. Éste fue el mensaje que colgó Uri Geller el martes a las 2.38 horas en Twitter. Una muestra más de su infinita desvergüenza.
Casi treinta años después de haber saltado a la fama engañando a periodistas ingenuos con trucos de ilusionismo que hace pasar por poderes paranormales, Geller no sabe cómo seguir llamando la atención. En diciembre pasado, deslumbró con los mismos trucos de siempre a un crédulo Pablo Motos en su programa de Antena 3 y anunció que iba a parar el reloj de la Puerta del Sol en el ensayo general de las campanadas de Nochevieja del 30 de diciembre. No lo hizo; pero consiguió su objetivo, que se hablara de él.
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