La denominada «zona caliente» de la aviación, son los lugares donde los vuelos de aerolíneas comerciales, y sus pasajeros, corren el riesgo de ser derribados por armamento utilizado en conflictos armados.
La mirada ha vuelto a posarse en la seguridad aérea luego de que el jueves un avión de Malaysia Airlines cayera en el este de Ucrania, zona disputada entre ucranianos y separatistas prorrusos. Todo apunta a que fue derribado por un misil.
Inmediatamente, las autoridades aéreas internacionales, así como las propias aerolíneas se inclinaron a evitar o abiertamente prohibir el paso de sus aviones por la zona.
Este jueves, funcionarios de aviación en Argelia dijeron haber perdido contacto con una aeronave fletada por la aerolínea española Swiftair y operada por Air Algerie con 116 personas a bordo. Hasta el momento no se tienen detalles de la razones de este incidente, pero la ruta del vuelo -desde Burkina Faso hasta Argel- sobrevolaba una de las zonas consideradas peligrosas para la aviación civil.
Y el conflicto en Gaza también ha tenido sus consecuencias en la industria aeronáutica.
El martes la Administración Federal de Aviación de EE.UU. (FAA, según sus siglas en inglés), prohibió a las aerolíneas estadounidenses volar al aeropuerto de Tel Aviv, en Israel, luego de que un cohete cayera cerca del aeropuerto de Ben Gurion, en el contexto del conflicto entre el país y el grupo islamista Hamas.
Luego de que la autoridad estadounidense anunciara la medida, la Agencia Europea de Seguridad Aérea (EASA, según sus siglas en inglés), emitió una circular donde «recomienda enfáticamente a los usuarios del espacio aéreo abstenerse de operar desde y hacia el aeropuerto internacional de Tel Aviv Ben Gurion».
Algunas aerolíneas europeas, como Lufthansa, Air France y KLM, cancelaron sus vuelos.
Pero el aeropuerto israelí y el este de Ucrania sólo se suman a la lista de prohibiciones aéreas de la FAA.
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