A lo largo de las últimas décadas han sido numerosos los mitos y teorías científicas que han caído gracias a determinadas investigaciones o, simplemente, por hallazgos casuales. Algunas de las que se consideraban verdades absolutas, que aparecían en documentales, enciclopedias y en trabajos de prestigiosos eruditos e investigadores se derrumbaron gracias a nuevas investigaciones. Algunos de estos descubrimientos efímeros han sido citados por la página Toptenz.
Los canales marcianos Marte eran una red de barrancos y quebradas que los científicos del siglo XIX creían erróneamente que existían en el planeta rojo. Los canales fueron ‘descubiertos’ en 1877 por el astrónomo italiano Giovanni Schiaparelli. Después, otros astrónomos corroboraron su afirmación y los canales se convirtieron en un fenómeno. Los científicos dibujaron mapas detallados de localización de sus caminos y pronto comenzaron a especular sobre sus posibles orígenes y usos. Quizás la teoría más absurda vino de Percival Lowell, un matemático y astrónomo que aseguró que los canales eran un sofisticado sistema de riego desarrollado por una especie inteligente, pero desconocida. La hipótesis de Lowell fue desacreditada por otros científicos, pero también fue popularmente aceptada, y la idea logró sobrevivir hasta bien entrado el siglo XX.
Se ha demostrado que los canales marcianos son un mito gracias a los telescopios y tecnología de imagen. Resultó que lo que parecían canales eran en realidad una ilusión óptica causada por las rayas de polvo soplado a través de la superficie de Marte por los fuertes vientos. Esta teoría sólo pudo ser probada en la década de 1960, cuando la primera nave espacial tripulada tomó fotografías de la superficie de Marte.
Aristóteles creyó que la vida no surgía ni de semilla, ni del huevo, u otros medios tradicionales de reproducción. Creía que la vida podía surgir materia inanimada como limo, barro y tierra cuando se expone a la luz solar. Estas ideas eran provenientes de pensadores como Anaximandro, Hipólito, y Anaxágoras. Esta idea permaneció durante muchos años. ¿Cómo se demostró lo contrario?
Louis Pasteur demostró que la vida no aparecía por generación espontánea como había dicho Aristóteles. Con la invención del microscopio, pudo comprobar que los insectos aparecían por los microorganismos cuando se sellaba en la carne un recipiente cerrado.
Fue una de las ramas más populares de la neurociencia en el siglo XIX. Sus defensores creían que los rasgos de carácter individuales, como la inteligencia, la agresión, o un oído para la música, podrían localizarse en partes muy específicas del cerebro.
Se crearon mapas detallados de las supuestos 27 áreas diferentes del cerebro, con el fin de saber en que zona se localizan ciertas inclinaciones, como por ejemplo la pintura, y el efecto de un gran golpe en esa zona.
Sin embargo, los avances científicos modernos ayudaron a demostrar que los rasgos de personalidad no podían atribuirse a porciones específicas del cerebro. La frenología todavía existe hoy pero a menudo se usado como una herramienta para promover el racismo, la más famosa por los nazis, y también por los colonialistas belgas en Ruanda.
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