“No hay ninguna prueba de que la homeopatía pueda curar el ébola. Los pacientes graves necesitan cuidados intensivos”, alertaba en Twitter hace un rato la Organización Mundial de la Salud. El aviso es pertinente. Miembros de la comunidad homeopática están, como suele ser habitual ante alertas sanitarias, aprovechando el brote de fiebre hemorrágica de África Occidental, que ya se ha cobrado más de 670 vidas, para hacer publicidad de su pseudoterapia.
El tuit de la OMS puede considerarse, de hecho, una respuesta al homéopata indio Wilton Noronha. Hace dos días, éste decía en esa misma red social que el remedio homeopático contra el ébola es el Crotalus horridus, preparado a base de veneno de serpiente de cascabel. Diluido hasta el límite de que no quede ni una molécula en la pócima final, el Crotalus horridus tiene un enorme poder curativo, según los homeópatas y en contra de toda lógica.
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