El gasto medio por compra se sitúa en los 20,66 euros, con una frecuencia media de al menos dos veces al año.
Según el informe, el 18% de los consumidores admite comprar productos falsificados de forma voluntaria. Esta cifra representa una ligera reducción de un 3% respecto a 2001, año en el que Andema elaboró la primera encuesta. La lucha de las propias empresas titulares de marca y las actuaciones aduaneras y policiales, pueden estar detrás del descenso, según la Directora General de Andema, Soledad Rodríguez, para quien la reducción es aún muy baja.
Por sexo, la encuesta pone de relieve un aumento claro de la contribución de las mujeres al consumo de las falsificaciones. Así, 62% de los compradores son mujeres. Además, comparando el dato con 2001 se observa un aumento de seis puntos porcentuales. Por el contrario, mientras que el 44% de los consumidores eran, en 2001 hombres, su porcentaje se ha reducido al 38%.
En cuanto las edades, se observa una generalización del consumo que va de los 16 años a los 54. En primer lugar, se sitúa el segmento de entre 25 y 34 años (26%), seguidos muy de cerca por los de entre 16 y 24 años /22%) y la población de entre 45 y 54 años (20%). Sólo los consumidores de más de 64 años presenta un porcentaje muy reducido, un 5%.
Por ocupación, lo más destacable es el aumento claro de las amas de casa y el mantenimiento con un aumento de 5 puntos de los empleados no directivos, que se convierten en la base de consumo de las falsificaciones. En concreto, con un 43% se sitúan los empleados no directivos, seguidos de las amas de casa, con un 23%. Los estudiantes, con un porcentaje del 19%, se colocan en tercer lugar. El otro lado de la moneda lo constituyen los jubilados y los autónomos que se convierten en los segmentos de población más fiel a las marcas.
Los datos obtenidos por ?rol familiar?, son las amas de casa las que han registrado los mayores aumentos respecto a 2001. No obstante, son los cabeza de familia, con un 32% los que encabezan la compra, seguidos muy de cerca por las amas de casa (31%) y los hijos (28%). En el caso del ?status social?, el mercado de las falsificaciones tiene una clientela muy fiel: la clase media-media, que se constituye en el núcleo de los consumidores voluntarios y conscientes de las falsificaciones, con un 73% del total.
A la luz de estos datos, podemos concluir que el perfil del consumidor voluntario de productos falsificados responde a una mujer, entre 25-34 años; empleado no directivo o ama de casa y perteneciente a la clase media-media.
En cuanto a los productos falsificados más solicitados, destacan las marcas de textil; en segundo lugar aparecen las falsificaciones en electrónica que casi ha duplicado los porcentajes del 2001. En tercer lugar se encuentra Perfumería y Cosmética, que han incrementado con respecto a 2001 en un 5%; en cuarta posición se sitúa ?marroquinería y complementos. Tanto calzado como relojería han experimentado un descenso en la compra de un 3%.
El informe elaborado por la Asociación de Defensa de la Marca, analiza también el comportamiento de los consumidores en el caso de las imitaciones. Un 17% de los encuestados admite comprar voluntariamente imitaciones de marca, con una reducción de tres puntos porcentuales respecto a 2001.
En cuanto al perfil del consumidor de imitaciones, responde a una mujer, el 70% de los compradores son mujeres; de entre 45-54 años (27%); empleado no directivo (37%) y por rol familiar, son las amas de casa las que utilizan más este tipo de productos, pertenecientes a la clase media-media (71%).
Fuente: Europa Press