Que a estas alturas del siglo XXI se sigan utilizando las aulas universitarias para hacer proselitismo religioso es un anacronismo injustificable y una afrenta a los más elementales compromisos de la enseñanza superior. Pero ya cuando, lejos de intentar enmascarar el catecismo y los dogmas católicos bajo el siempre particular paraguas del argumento de que sin “comprender” (léase adoctrinar) el catolicismo (y sólo él, por ser la única religión verdadera) nuestros universitarios (aún cuando vayan a licenciarse en Ingeniería Nuclear, Matemáticas o Filología China) quedan faltos de conocimiento, se abandona cualquier atisbo de discreción y se celebra un curso universitario dentro de una iglesia y bajo la directa tutela espiritual del papa Benedicto XVI es el momento de denunciar que se han sobrepasado todos los límites.
La Universidad de Granada se define como una institución
cinco veces centenaria, desde su fundación en 1531, [que] ha venido creciendo en estrecha simbiosis con la sociedad, para constituirse hoy en referente por la calidad de su docencia e investigación…
Pues bien, parece ser que esta universidad entiende que la calidad de su docencia e investigación vienen de la mano de la tutela y la inspiración de la iglesia católica. Así dentro de la propia estructura de esta universidad existe desde el año 2010 un denominado “Seminario de Estudios J.H. Newman” en honor al cardenal inglés John Henry Newman (1801-1890), anglicano primero y converso al catolicismo después, que ulteriormente fue beatificado por haber llevado a cabo supuestamente la milagrosa “curación” en el año 2001 de un diácono aquejado de un trastorno de la médula espinal. De tal manera que, en cuanto el cardenal subió a los altares, la Universidad de Granada procedió a incluirlo dentro de su cuerpo docente a título póstumo, aunque imagino que sin derecho a sueldo.
Por si cabía alguna duda este “Seminario de Estudios” tiene dentro de la universidad la misión de
Fomentar el conocimiento, desarrollo y divulgación del pensamiento cristiano católico en el ámbito de competencia de la Universidad de Granada, como un servicio a la sociedad de nuestro tiempo. Queremos mostrar la belleza de nuestra fe a través de diversas actividades como conferencias, seminarios, mesas redondas, foros de debate, cursos de libre configuración…
Así entonces en las aulas granadinas se han impartido numerosas conferencias católicas con tan sugerentes títulos como “Ciencia y Religión: una experiencia personal” en donde todo un catedrático enseña a los alumnos que
Pese a su independencia, no obstante, los conocimientos religioso y científico no son totalmente estancos ya que la realidad objeto de estudio es una sola y por tanto deben estar abiertos el uno al otro y dejarse interrogar y enriquecer mutuamente. Los dos órdenes de conocimiento conducen a la verdad en su plenitud.
Otra conferencia, de título “Seguidores de Cristo y constructores de la cultura de la vida“, fue impartida por nada más y nada menos que el Obispo de Asidonia-Jerez.
Pero también se dan a los alumnos lecciones magistrales sobre temas más prosaicos como la sexualidad en donde la ponente explica que hay
Dos actitudes, contrapuestas, frente a la sexualidad: a) Actitud defensiva: donde el ejercicio de la sexualidad se basa en la búsqueda de placer y la minimización de riesgos (se analizan las campañas preventivas); b) Actitud proactiva: En el centro de la relación de un hombre y una mujer se encuentra el amor entendido como un encuentro profundo donde dos personas abren su intimidad y con vocación de fidelidad de por vida. Pasamos a reflexionar sobre los estilos de vida de los jóvenes actuales y la necesidad de una educación integral para la vida formando personalidades maduras. Terminamos invitando a buscar y, después, mostrar, a los demás, lo bueno y lo bello de las relaciones verdaderas.
Y para que no quede ninguna duda de la orientación de ese “amor entendido como un encuentro profundo donde dos personas abren su intimidad y con vocación de fidelidad de por vida” que se obtiene de las “relaciones verdaderas” simplemente indicar que la ponente es una madre de 7 hijos (así que nada de pecaminosos preservativos), portavoz de ultracatólico Foro de la Familia y orientadora familiar de la diócesis de Getafe que imparte esa misma conferencia por las parroquias de media España. Después en el V Ciclo de Conferencias de esta institución acudió también el propio presidente del Foro de la Familia para recalcar nuevamente los valores de la sexualidad cristiana. Se ve que los estudiantes no se aplicaron en demasía y quedaron necesitados de una dosis de recuerdo.
Y para que la formación de los estudiantes granadinos sea más completa no podía faltar una conferencia sobre evolución titulada “Evolución: azar y finalidad“, que fue impartida por supuesto por quien más puede saber del tema: un profesor del Ateneo Pontificio “Regina Apostolorum” de Roma. Y como no podía ser de otra manera pues el ponente
Haciendo uso del evolucionismo experimental, construye procesos aleatorios dirigidos inteligentemente y con una finalidad bien precisa. Estos procesos permiten refutar la afirmación de que “Todo proceso aleatorio implica la ausencia de una inteligencia directora y de una finalidad en el proceso”. Los argumentos antiteológicos de los evolucionistas son, así, contestados.
Es decir, que los estudiantes granadinos tuvieron la suerte de escuchar de primera mano la demostración científica del creacionismo más rancio y sin necesidad de desplazarse a una universidad del cinturón de la Biblia estadounidense ¡todo un lujo!. Y también (por eso de recalcar los conceptos, que parece que los estudiantes granadinos son un poco duros de mollera, cristiana por supuesto) después en el mismo V Ciclo de Conferencias comentado anteriormente todo un catedrático emérito de Astrofísica de la Universidad estadounidense de Cleveland viajó hasta Granada (imagino que a gastos pagados) a impartir la conferencia que con el sugerente título de “Origen del Universo. El Génesis en términos científicos”, enseñanza que permitirá muy probablemente a la Universidad de Granada sustituir en breve los numerosos (y siempre difíciles de comprender) libros de texto y referencias bibliográficas por la más sencilla y santa Biblia como libro guía, con el consiguiente ahorro de dinero y de horas de estudio para los estudiantes de Granada.
Y resulta que por supuesto estos ciclos de conferencias cristianos sirven a los alumnos de las más diversas facultades: Bellas Artes, Ciencias de la Educación, Ciencias de la Salud, Derecho, Farmacia, Medicina, Odontología, Arquitectura, Caminos, Canales y Puertos e Ingenierías Informática y de Telecomunicación para completar sus créditos docentes.
Pero quizás uno de los cursos más sorprendentes que se ha realizado nunca en una universidad pública fue el que se impartió hace un par de años en la Escuela Superior de Caminos, Canales y Puertos de la mencionada universidad. Allí durante 20 horas lectivas se procedió a desarrollar el curso “Lectura del libro JESÚS DE NAZARET” en donde nuevamente, estudiantes de las más diversas carreras superiores convalidaron asignaturas por estudiar el mencionado opúsculo escrito por el papa Benedicto XVI, que en palabras del docente (sacerdote por supuesto)
constituye un hito en la reciente investigación sobre la figura indeclinable de Jesús. El libro es tan erudito como sencillo, tan detallista como sintético, tan atento a los detalles más relevantes de la investigación literaria e histórica como abierto a la hermenéutica teológica. El libro ha intentado y conseguido salvar el abismo que ha dominado durante décadas en este campo: por un lado la crítica histórica y literaria, por otro el conocimiento teológico. Benedicto XVI ha conseguido poner una “y” conjuntiva entre los dos campos, una “y” que proviene de la actitud de fe en una Palabra más alta que la humana.
Como se puede observar, un profesional que haya leído con interés y aplicación este erudito libro habrá conseguido salvar el abismo entre historia, literatura y teología. Y este hecho tan necesario y vital muy seguramente le predispone para convertirse en un excelente abogado, ingeniero, maestro, médico, farmacéutico o lo que se tercie.
Artículo completo en: La Ciencia y sus Demonios
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