Según el ranking elaborado por el Centro Internacional de Estudios Penitenciarios del King’s College de Londres, publicado en abril de 2008, Estados Unidos tiene la mayor población carcelaria de todo el mundo, con uno de cada 100 de sus habitantes adultos tras las rejas, algo nunca visto en una sociedad democrática.
Pero no vayan a creer que esta explosión penal está directamente relacionada con los niveles de delincuencia. El estudio, titulado Liberando a los EEUU, enfatiza que el índice de criminalidad comparado con el de 1973 no ha variado, a pesar de que la población en las cárceles es ocho veces mayor que en los años 70.
Sus causas debemos buscarlas en las distorciones de la sociedad, provocadas por la retirada del estado social norteamericano durante las décadas de los setenta, ochenta y noventa. Cuando, en el transcurso de esas décadas, el país se lanzó a una experiencia sin precedentes (ni equivalentes) en las sociedades occidentales de posguerra: La sustitución progresiva de un «Estado bienestar» por un Estado «penal y policial», en el que la criminalización de la población marginada y la contención punitiva de las comunidades pobres sustituyó a la política social.
La cárcel golpeó, sobretodo, a los afroamericanos y latinos
La población reclusa del país pasó de 290 mil presos en 1970 a 494 mil en 1984, antes de alcanzar 1,544,000 presos en 1994, lo que supone un crecimiento del 213% en 14 años.
El fuerte aumento de la población carcelaria desde el 2000, especialmente a nivel estatal y federal, implicó que muchas prisiones funcionaran por encima de sus capacidades, de acuerdo con el informe anual del departamento de Justicia.
Artículo completo en: impre.com
__________________
Enlaces relacionados:
– El horror de las cárceles mexicanas
– Bélgica busca prisiones en alquiler
– Muchos presos para tan pocos delitos
– Victoria Kent, creadora del «vis a vis» en cárceles de España