En 1976 se había considerado que el uso recreativo de drogas blandas producía menos daño a la sociedad que el que traía la represión o la cárcel a sus consumidores. Desde ese momento, la legislación holandesa comenzó a diferenciar entre drogas duras y blandas, sin legalizarlas pero tolerando su consumo.
«La prohibición es más peligrosa que la marihuana misma, pues los consumidores se dirigen a los circuitos ilegales y la criminalidad aumenta. Al reglamentarla, la criminalidad disminuye y podemos cobrar impuestos sobre la venta y controlar la calidadfirmó el criminólogo Tim Boekhout van Solinge.
En la actualidad, los clientes compran en alguno de los 702 «coffes-shops» autorizados del país, unos bares donde no se vende alcohol pero se puede beber un té o café y comprar y consumir marihuana o resina (haschish), a un promedio de 8 euros el gramo.
La droga es pesada y librada en pequeños saquitos de plástico.
Según cifras oficiales del CBS, el sitio de estadísticas holandés, hoy en Holanda hay 400000 consumidores de cannabis en poco más de 16.6 millones de habitantes, y tras años de variaciones iguala el nivel de consumidores 1976.
«Al estudiar experiencias internacionales, comprendimos que la actitud represiva no erradicaba el problema. Por eso nuestro objetivo fue tratar de controlar el problema porque creemos que las drogas blandas no son entrada para las más duras«, dijo a Télam Inge Rijgersberg, portavoz de la policía de Roosendaal.
Pero Holanda pretende que su política de tolerancia sólo sea aplicada a los holandeses.
Cada año, el reinado de los Países Bajos recibe a 4 millones de «turistas de la droga», principalmente belgas y franceses, y por eso algunas ciudades fronterizas como Roosendaal y Bergen-op-Zoom (sur de Holanda) ordenaron cerrar todos los «coffee-shops».
Un estudio del diario francés Liberation cifró las ganancias que le otorga a Holanda el cannabis entre el 1% y 2% de su PIB, pese a lo cual se debate hoy por el matiz entre lo legal y lo tolerado, ya que el consumo es legal pero el aprovisionamiento de los «coffee-shops» no porque el cultivo y la venta mayorista de cannabis está prohibida.
A fines de 2008, una treintena de alcaldes solicitaron al gobierno que legalice el cultivo de cannabis, una actividad controlada por organizaciones criminales que lo hacen subterráneamente, con luz artificial, y obtienen ganancias por más de dos mil millones de euros anuales, según el Ministerio del Interior holandés.
Los que están en contra de la legalización del cultivo creen que ello puede generar inconvenientes con los países vecinos de la Unión Europea.
Fuente: Telam
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Enlace de interés:
– Noticias. La web de Maco048. Drogas