Se derrumba un mito… Un estudio suizo desmiente la creencia popular de que la testosterona, hormona masculina por excelencia, genera agresividad y egocentrismo en los hombres.
Según un estudio de la Universidad de Zúrich en Suiza publicado por la revista Nature, la testosterona «induce al comportamiento antisocial en los seres humanos, pero más a causa de nuestros propios prejuicios sobre sus efectos que a causa de un actividad biológica real». De hecho, según señala el equipo dirigido por el profesor Ernst Fehr, «el efecto es más bien el contrario: la testosterona incrementa la capacidad de discernir con equidad y con justicia».
Para llegar a esta conclusión, los investigadores dividieron a 120 sujetos en dos grupos: a uno se le suministraba una dosis de testosterona de 0,5 miligramos y al resto un placebo. Al someterlos a un experimento de comportamiento en el que debían negociar con ciertas sumas de dinero, observaron que aquellas que recibieron testosterona se comportaban generalmente de manera más equilibrada, tenían menos conflictos y se desenvolvían mejor en un ambiente social. Sin embargo, los sujetos que pensaban que se habían incrementado los niveles de testosterona en su organismo aunque no fuera cierto, mostraron un comportamiento más conflictivo que aquellos que creían que habían ingerido el placebo. “No es la testosternona la que induce agresividad, sino el mito -la connotación negativa y antisocial- que rodea a esta hormona”, concluyen los investigadores.
Fuente: Conocer Ciencia