La legislación antidifamación británica se está utilizando para silenciar a quienes critican o cuestionan prácticas anticientificas. Es lo que intentan hacer los quiroprácticos de ese país con el periodista Simon Singh, quien en abril de 2008 publicó en The Guardian un artículo en el que negaba la efectividad de esa pseudomedicina basada en la manipulación de la columna vertebral. Decía, entre otras cosas, que la Asociación Británica de Quiropráctica (BCA) «promueve alegremente falsos tratamientos», ya que ninguno de los 70 ensayos experimentales hechos corrobora que esa terapia sirva para el tratamiento de cólicos infantiles, problemas de sueño, infecciones de oído y otras patología que aseguran sanarsus practicantes.
A los curanderos de la BCA les molestó tanto el ataque que, como no pueden demostrar que su técnica funciona, demandaron a Singh por difamación porque así, según la legislación británica, es él sobre quien recae la carga de la prueba. ¿Perverso? Por supuesto. Por las mismas, si mañana usted dice que la faja magnética X no funciona, será usted quien deberá demostrar que su crítica no es malintencionada, y no el fabricante quien tenga que probar que ese dispositivo es algo más que un sacacuartos. Y no vale decir que usted reside fuera de Reino Unido; si ha hecho su crítica en Internet, le pueden demandar por difamación y hacer que se tenga que gastar un dineral en abogados. Ante eso, a nadie le puede caber duda de que, sobre todo en Reino Unido, que hay periodistas y científicos que eluden practicar la crítica racional por miedo a acabar en los tribunales, con lo que eso supone de menoscabo de los derechos de la ciudadanía a estar debidamente informada sobre asuntos de su interés.
Defensores de la libertad de expresión se unieron en diciembre para intentar promover una iniciativa legislativa que dé un vuelco a esa injusta situación bajo el combre de Coalición para la Reforma del Libelo. Su objetivo es alcanzar las 100.000 firmas de apoyo al manifiesto que copio abajo para presentárselo a Jack Straw y que el Parlamento británico tome cartas en el asunto. Por favor, firmen este manifiesto y apuestan por el pensamiento crítico.
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