Algunos ciudadanos simulan reiterados atropellos a su pareja o declaran que han sufrido 75 atracos. Las aseguradoras premian la represión del fraude más ingenioso.
Basilio conoció a Carmen accidentalmente. La atropelló al salir de un aparcamiento. El seguro del coche indemnizó con 4.800 euros a la mujer por las lesiones sufridas. De tan violento primer encuentro surgió una relación sentimental. Viendo lo poco que se había investigado el atropello decidieron repetirlo. Las siguientes escenas fueron parecidas al primer topetazo, pero adornadas de muy diversas maneras: Carmen, en bicicleta; Carmen, cruzando una calle con una televisión en los brazos; Carmen con un carrito de bebé…Siete compañías de seguro, con las que Basilio había firmado una póliza, pagaron a Carmen un total de 28.200 euros. El timo llegó a su máxima sofisticación (o perversión, según se mire) cuando inventaron que Carmen estaba embarazada en el momento del séptimo accidente simulado. Falsificando un certificado del servicio valenciano de salud engañaron a la aseguradora y llegaron a cobrar 3.600 euros. Como a los gatos, la suerte les sonrió en seis ocasiones, pero, a la séptima, les pillaron y fueron condenados a cuatro años en la cárcel.ICEA, la asociación de Investigación Cooperativa de Entidades Aseguradoras, lleva años recopilando información de las distintas compañías para compartir información sobre fraudes.
Esta organización convoca desde hace 11 años un concurso anual para elegir el engaño más jugoso. Los departamentos de prevención del fraude de las 23 primeras aseguradoras españolas remiten los casos más curiosos que han detectado a ICEA. Un tribunal -compuesto por un perito, un policía especializado en estafas y un magistrado- valora, entre los casos enviados, cuál ha sido el más notorio. El jurado pondera tanto el monto económico que ha logrado ahorrar la aseguradora al descubrir el timo como las técnicas de detección empleadas y la solidez de las pruebas aportadas.Una investigación con muchas carasEn el caso que ganó el primer premio este año la coordinación de investigaciones paralelas fue fundamental. La compañía Zurich detectó un posible fraude en un siniestro en que una persona quedó parapléjica a causa de un accidente de tráfico. La aseguradora sospechó que el reclamante se había hecho pasar por copiloto, cuando realmente era el conductor del vehículo en el momento del accidente.
En las pólizas de seguros de automóviles a terceros, el conductor del coche no está cubierto, pero sí los acompañantes.La acción combinada de peritos de la compañía, de un centro de ingeniería que reconstruyó la secuencia del accidente y de los especialistas de una cátedra de medicina forense logró probar en el juicio que el accidentado conducía el automóvil en el momento del siniestro.’La gente empieza a ojear las indemnizaciones que se pagan por sufrir un accidente y se plantean por qué no simularlo’, explica José María Olazábal, presidente de ICEA. ‘Con la ayuda de un colaborador que nos atropelle se puede ganar mucho dinero’.
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