Después de la revelación por el diario Süddeutsche Zeitung de una información que ponía al descubierto que el actual Papa, Joseph Ratzinger, había silenciado en 1980, cuando era obispo de Múnich, un caso de pedofilia en su comunidad, el Vaticano se ha apresurado a intentar acallar la repercusión de esa noticia y ha lanzado ayer en varios idiomas una entrevista publicada por el periódico Avvenire, de la Conferencia Episcopal Italiana, con Charles J. Scicluna, el promotor de justicia» de la Congregación para la Doctrina de la Fe, una especie de fiscal de la Santa Sede cuya misión es investigar los llamados ‘delicta graviora’, los delitos considerados graves, cometidos por sacerdotes, entre ellos los delitos sexuales.
¿3000 casos de sacerdotes pedófilos?
El fiscal del Vaticano explicó los 3.000 casos de delitos denunciados. “Podemos decir que, grosso modo, en el 60% de esos casos se trata más que nada de actos de «efebofilia», o sea, debidos a la atracción sexual por adolescentes del mismo sexo; en otro 30% de relaciones heterosexuales y en el 10% de actos de pedofilia verdadera y propia, esto es, determinados por la atracción sexual hacia niños impúberes. Los casos de sacerdotes acusados de pedofilia verdadera y propia son, entonces, unos trescientos en nueve años. Son siempre demasiados, es indudable, pero hay que reconocer que el fenómeno no está tan difundido como se pretende”, afirmó la autoridad eclesiástica.
Sólo un 20% han sido juzgados
Scicluna confiró que sólo “en el 20% de los casos se ha celebrado un proceso penal o administrativo, verdadero y propio, que normalmente ha tenido lugar en las diócesis de procedencia, siempre bajo nuestra supervisión”.
El castigo: silencio y oración
Según Scicluna , en “el 60% de los casos, sobre todo debido a la edad avanzada de los acusados, no hubo proceso”, aunque explicó que se dictaron contra ellos “normas administrativas y disciplinarias, como la obligación de no celebrar misa con los fieles, de no confesar, de llevar una vida retirada y de oración. Ciertamente –precisó- no ha habido una condena formal, pero si a una persona la obligan al silencio y a la oración, será por algo”.
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