Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), en diciembre del 2009 en España había 76079 personas encarceladas: cifra que incluye delincuentes ya penados más los ciudadanos que están en prisión provisional pendientes de juicio por estar acusados de haber cometido un delito grave.
En esa misma fecha, España tenía algo más de 46 millones de habitantes, luego el porcentaje de delincuentes en prisión –incluidos los presuntos– suponía el 0,16 por ciento de la población.
Si a las 76079 personas encarceladas se suman las imputadas que disfrutan de libertad provisional a la espera de juicio, cabe apuntar que el porcentaje de delincuentes –incluidos los presuntos– sería del 0,50 por ciento, como máximo; según han coincidido en precisar a ImP los siete profesionales de la Justicia consultados que son conocedores del funcionamiento del aparato judicial.
Más claro: en torno a 5 de cada 1000 ciudadanos –como máximo– han perpetrado un delito leve o grave, o están acusados de haberlo cometido; en tanto que en la Iglesia Católica –ella misma lo ha reconocido– «solo» entre 15 y 50 de cada 1000 de sus miembros (curas, catequistas, docentes, colaboradores, etcétera) habrían incurrido en delitos… ¡Y conste que esta hipótesis formulada por la propia curia se refiere solo a delincuentes sexuales!, de forma que excluye posibles robos, apropiaciones indebidas, estafas y otras figuras penales.
Es decir, la tasa de militantes de la Iglesia Católica que delinquen es tres veces más elevada que la media, ¡como mínimo!
¿Qué canastos predica el hipócrita Ratzinger rebautizado Benedicto XVI?… La Iglesia católica, ¡que no los cristianos!, es un pozo de ignominias. Datos cantan.
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