Lo fabricaban en un garaje y lo hacían pasar por un producto que curaba el cáncer. Lo llamaban Acobiomol, que es un nombre que engaña. Ahora, se enfrentan a cuatro años de carcel, según ha determinado la Audiencia provincial de Jerez de la Frontera, lugar donde, por cierto, en estos momentos difrutan de feria.
«Era demasiado bonito para ser verdad», dicen en [Enlace bloqueado por la Tasa española AEDE]. En [Enlace bloqueado por la Tasa española AEDE]: «La mayoría de sus pacientes eran enfermos terminales de cáncer que acudían a ellos motivados por su desesperación y por los supuestos logros que los ya condenados afirmaban haber conseguido».
Sí, jugar con la salud de la gente es delito y debe ser contemplado como tal. Porque no sólo se juega con su salud, también se pisotean las ilusiones y esperanzas de las gentes. Las timopulseras pueden parecer no dañinas, pero lo son realmente. Porque, quién sabe, cualquier incauto podría pensar que se encuentra mejor al portarla y dejar de tomar un tratamiento médico importante. Tomar bolitas de azúcar o agua no sustituye la radioterapia ni la quimioterapia, por mucho que nos empeñemos.
A los afectados se les dará una indemnización. Pero los sueños no los devuelve el dinero.
Fuente: Ciencia en el XXI
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