Desde el derramamiento de sangre en la Biblia hasta los combates de las Cruzadas y los ataques terroristas del 11 de septiembre en el World Trade Center, los atentados suicidas en Medio Oriente y los recientes incendios provocados a gran escala, violaciones y asesinatos en Gujarat, la violencia en nombre de la religión tiene una larga historia. Pero, como Mark Juergensmeyer señaló en su libro Terror in the Mind of God (2001) (»Terror en la mente de Dios«), desde la caída de la Unión Soviética y el fin de la Guerra Fría, se ha producido un aumento de los conflictos relacionados con la religión. Según él, la razón de este aumento se debe a que, desde la caída de la URSS, las luchas en nombre de la religión han reemplazado las batallas entre el Occidente capitalista y el bloque comunista. Las nuevas luchas, según Juergensmeyer, »ya no enfrentan mi forma de gobierno contra la tuya. Es mi religión y mis creencias contra las tuyas« (cit. en Shepard 2002).
William Edelen, en un artículo publicado en Internet y titulado »Religión is the Cause of Violence« (1999), cita un gran número de casos de violencia relacionada con la religión, tanto del pasado como de la historia reciente, y responsabiliza exclusivamente a la religión por los mismos, sosteniendo que fomentar conflictos y violencia es parte de su misma naturaleza. »Es la religión« – escribe – »la que históricamente ha producido siempre violencia. Desde Moisés a las Cruzadas, Enrique VIII, Salem, Hitler o Kosovo. En la actualidad, en nuestro propio tiempo, los países menos violentos son aquellos que no tienen ninguna religión.« (Edelen 1999)
El argumento anterior, aunque resulta simplista, destaca la íntima relación que existe entre la religión y la violencia. Si bien puede resultar una sorpresa para quienes consideran a la religión como una puerta hacia lo sagrado y un camino de crecimiento espiritual y realización humana, más de la mitad de las organizaciones terroristas que figuraban en 1988 en la lista de grupos terroristas internacionales del Departamento de Estado de los Estados Unidos eran de naturaleza religiosa (cf. Shepard 2002). También es importante prestar atención al hecho que la ferocidad e intensidad de la violencia inspirada en la religión (como, por ejemplo, el ataque del 11 de septiembre en Estados Unidos o la reciente violencia en Gujarat) sobrepasa la de la violencia inspirada por motivos puramente seculares, tales como la agitación para conseguir la separación de un estado en un país o la lucha por la libertad. Por lo tanto, no ha de sorprender que estudiosos de todo el mundo sientan la urgente necesidad de reconocer y explorar la íntima relación entre religión y violencia, y que, después del ataque del 11 de septiembre, muchos se concentren con mayor atención en el fenómeno.
Artículo completo en: DEMOCRACIA CONSENSUADA
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Enlaces de interés:
– Religiones una visión crítica y escéptica
– La web de Maco048. Noticias criminología: Religión