«El cielo es el límite» o al menos eso piensa un narcotraficante de Sierra Leona (oeste de África) que así se lo dijo a un informante de la agencia antidrogas de Estados Unidos (DEA, por sus siglas en inglés). El narco se refería así a la última estratagema de las mafias de la droga en América Latina: comprar viejos aviones a bajo precio –aprovechando la mala situación económica de las aerolíneas– y llevar con ellos la droga hasta África, paso obligatorio antes de introducirla en Europa.
Una estrategia que bien podría llamarse «Aerolíneas Cocaína» y con la que los traficantes están respondiendo al incremento de incautaciones en el mar a lo largo de las costas africanas, pero también a la mayor demanda de drogas en Europa.
Según el profesor Scott Decker, director de la Escuela de Criminología de la Universidad de Arizona, esta demanda ha crecido tanto que «hace rentable comprar un DC-9, pagar el combustible y al piloto para que vuele hasta África antes de dar el salto a Europa».
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