Los derechos humanos se demuestran andando, por así decirlo. La silla vacía de Liu Xiaobo en la [Enlace bloqueado por la Tasa española AEDE]muestra que los grandes países como China (pero no solo China) tienen patente de corso para poder seguir violando esos derechos ante la pasividad -es decir, complicidad- internacional. O, la vergüenza ajena, el asunto de Sakineh Ashtiani, la mujer iraní esperando ser lapidada por adulterio, sobre la que algunas noticias [Enlace bloqueado por la Tasa española AEDE], con su hijo y su abogado, tras un estrambótico y criminal proceso sin derechos humanos (pero con todos los avales teocráticos, es lo que tienen las dictaduras divinas). Leo en Público que realmente la cosa pasa por una confesión pública en la tv iraní de su «crimen». Qué asquito. Y además no está claro: sigue con riesgo de morir por ser iraní y ser mujer.
Un 10 de diciembre de 1948 la Asamblea General de la ONU proclamó la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Todo un avance, pero el camino tiene aún demasiadas zonas de sombra y de impunidad. La misma asamblea aprobaba hace dos semanas una propuesta en la que se elimina la referencia a la orientación sexual en una resolución en contra de las «ejecuciones extrajudiciales, sumarias o arbitrarias». Lo que de hecho significa que la ONU no cree que se deba proteger a lesbianas, gays, bisexuales o transgéneros de abusos que los estados suelen hacer contra estos ciudadanos y ciudadanas. Ello fue posibhle gracias al voto de los países fundamentalistas cristianos e islámicos, ya se sabe, celosos defensores de las tradiciones. Esas tradiciones que vulneran los derechos humanos.
(En una escala mucho menor, el puritanismo biempensante que quiere ver en un cuerpo humano desnudo algo obsceno o peligroso, o en el amor entre dos personas del mismo sexo algo que «hiere la sensibilidad», se convierte en censura una vez más incluso en este país. La responsable es la Fundación CajaMurcia, que ha mutilado una exposición de Pilar Echalecu (en este enlace su blog con imágenes de su pintura) titulada De cuerpos y almas. ¿Sensibilidad? La «sensibilidad» de la gente obsesionada con el desnudo o la libertad sexual no es sensibilidad, es una postura enfermiza que siempre siempre conduce a recortes de la libertad y los derechos de los demás. Caja Murcia colabora con esa gentuza «por no herir»… pues no, hiere y mucho. A los derechos humanos.)
Recorrer los titulares de la prensa esta mañana es pasearse por la falta de derechos humanos, por los continuos ataques, por la colaboración necesaria de nuestra inacción para que 62 años después la declaración de la ONU siga siendo una labor pendiente. Así que, como otras veces, la única postura ética que cabe es la acción. Os propongo hoy un maratón internacional que promueve Amnistía Internacional. «Cinco pasos por los derechos humanos«: en el enlace se llega a la página en la que se explica que de manera muy muy sencilla podemos apoyar a cinco personas que sufren abusos en China (Mao Hengfeng, perseguida por luchar contra los realojos arbitrarios y por los derechos reproductivos de las mujeres), Gambia (Femi Peters, encarcelado por ser del partido de la oposición al régimen), Guatemala (Norma Cruz, cuya vida corre peligro por trabajar contra la violencia sexual contra las mujeres), Rumanía (100 personas de etnia gitana desalojadas por la fuerza en Miercurea) y Túnez (Saber Ragoubi, sentenciado a muerte en un juicio injusto y con declaraciones bajo tortura).
Si solo fueran cinco las personas necesitadas de un apoyo público, de voces que digan que los derechos humanos son más importantes que los deseos totalitarios de los países, hoy podríamos celebrar el aniversario de los DDHH con una mirada alegre. No es así, son demasiadas violaciones, son demasiadas las causas. Actuemos, colegas.
Fuente: Por la Boca Muere el Pez
Bajo licencia Creative Commons