En los tristes acontecimientos de Arizona del pasado sábado, en los que murieron seis personas y otras 19 resultaron heridas, llama la atención el hecho de que la congresista demócrata Gabrielle Giffords haya sobrevivido (aunque su estado es aún crítico) a pesar de que una bala le atravesara el cerebro. ¿Cómo ha podido sobrevivir a una herida de esa extrema gravedad? Ayer mismo en Scientific American, el periodista Mike Orcutt explicó las claves.
El tipo de bala. La bala era de pequeño calibre (9 milímetros) y no estaba diseñada para estallar o fragmentarse. Las proporciones y el ángulo de entrada de la bala influyeron en el tamaño de los fragmentos de hueso craneal que terminaron alojados en el tejido cerebral.
La trayectoria intracraneal. La bala entró por la parte trasera de la cabeza, avanzó siempre por el hemisferio izquierdo y a una altura lo bastante alta como para evitar estructuras cruciales situadas más hacia el centro, como el centro del lenguaje. Esto explicaría que la congresista pueda responder a órdenes sencillas. Si la bala hubiera atravesado ambos hemisferios, el daño podría haber sido catastrófico.
Orificio de entrada y salida. El hecho de que la bala no se fragmentase, y que no rebotase al alcanzar el lado opuesto del cráneo, permitió que saliese por la frente de forma limpia. Esto evitó tener que intervenir para retirar el proyectil, lo cual es siempre necesario si no existe orificio de salida, ya que hay que evitar daños posteriores que puedan producirse por movimientos de la bala.
Atención in situ. La congresista fue atendida de inmediato y colocada en una posición que le permitió seguir respirando a pesar de la hemorragia. La evaluación de la gravedad de las heridas y la organización para el traslado comenzó a los pocos minutos.
El rápido traslado. Pasaron 38 minutos desde que la congresista recibió el impacto de bala hasta que entró en el quirófano para ser sometida a neurocirugía. De no haber sido por la cercanía del centro médico, la intervención se habría retrasado y las expectativas de éxito habrían descendido notablemente.
La calidad del equipamiento hospitalario. El quirófano del cercano Centro Médico de la Universidad de Tuscon contaba con todo el instrumental necesario para realizar una intervención de traumatología cráneal. Este centro, de nivel 1, cuenta con la máxima calificación médica entre las existentes en los Estados Unidos.
Las técnicas operatorias. Los cirujanos retiraron rápidamente los fragmentos de hueso y detuvieron la hemorragia. Además, practicaron una hemicraniectomía descompresiva retiraron parte del hueso cráneal de la paciente para evitar que la hinchazón que el cerebro sufre después de un trauma de estas características, provocase la tan temida diferencial entre la presión sanguínea y la intracráneal.
Obviamente las heridas de Giffords son muy serias, y es pronto aún para saber las consecuencias que tendrá en su futura calidad de vida, de no presentarse posteriores complicaciones que puedan poner en peligro su supervivencia. Pero en cierto modo, sin subestimar por supuesto el grado de la tragedia que la ha golpeado, se puede decir que la congresista tuvo relativamente buena fortuna.
Fuente: Amazings.com