Un milímetro cúbico de violencia absoluta … En una subdivisión muy pequeña de un centro del cerebro llamada hipotálamo, se han identificado las neuronas que causan la agresión ciega, dirigida tanto contra congéneres y en contra de objetos. Estos experimentos se realizaron en el Instituto de Tecnología de California (EE.UU.), en ratas de laboratorio, en las que las neuronas de esta pequeña área del cerebro – la división ventrolateral del hipotálamo ventromedial – fueron impulsadas por una técnica llamada optogenética.
Este método consiste en introducir, a través de un virus, una proteína fotosensible en las neuronas: se activa la actividad eléctrica de una neurona tan pronto como se ilumina con un haz de luz.
En concreto, las ratas bajo estudio portan una fibra óptica que entra en el cerebro, e ilumina en detalle una neurona en particular, que se activa.La activación de las neuronas en esta pequeña área del hipotálamo provoca ataques de rabia en ratas macho que atacan a otros machos por lo general, saltando sobre sus espaldas, hacen lo mismo con las hembras y con cualquier objeto que se les presentan . La agresión es mecánica, y no una reacción a una amenaza o rivalidad entre los machos, o incluso una señal del dominio sexual.
Los neurocientíficos han querido poner a prueba una hipótesis: ¿las neuronas de la violencia podrían ser neutralizados por las de la actividad sexual? Ambas se concentran en efecto en el hipotálamo ventromedial. El equipo observó que cuando una rata macho se coloca en la presencia de una hembra y comenzó su cortejo, la fotoactivación de sus neuronas de violencia no provoca agresión en un 80 por ciento de los casos (frente a 100 por ciento en el ausencia de «noviazgo»), pero en, en el momento del coito, la fotoactivación no causa la agresión de la mujer más que en un 30 por ciento de los casos. Por amor, la rata se dulcifica.
Por lo tanto, la actividad sexual y la agresión parecen implicar redes neuronales cercanas y en parte entrelazadas, pero que se inhiben. Tal vez porque la reproducción está vinculada, en la mayoría de las especies animales, tanto al combate contra sus rivales potenciales, y a la inhibición de la violencia a fin de no poner en peligro el objetivo de la procreación: la descendencia.
Fuente: Cerveau & Pyscho