Arif Mubashir mandó a seis de sus hijas a su habitación. Allí, en el cuarto paterno y en presencia de toda la familia, disparó sobre las adolescentes y las mató. El argumento para la masacre fue que dos de ellas, Sameena, de 14 años, y Razia, de 16, tenían relaciones sentimentales con chicos del barrio. Otras cuatro hermanas las encubrían, según delató el hermano. El padre consideró que la conducta de las chicas atentaba contra el honor de la familia. Ocurrió el martes en la región paquistaní del Punjab, fronteriza con India, en la localidad de Tandlianwala. Hoy lo publica el diario The Express Tribune.
La madre, que presenció los crímenes, llamó a la policía. Una fuente de los agentes aseguró que el hombre, que permanece detenido, justificó su conducta en esa pérdida del honor. «No se arrepiente de lo que hizo. Se jacta de que lo volvería a hacer si fuera necesario», manifestó un portavoz policial, Javed Sial, según la agencia Efe. La misma agencia informa de que en 2009 un total de 647 mujeres perdieron la vida en Pakistán por asesinatos por honor, a tenor de los datos de la Comisión de Derechos Humanos de Asia. Este país musulmán esta considerado como el tercero más peligroso del mundo para las mujeres, según la fundación Thompson Reuters.
Fuente: ElPaís.com