Por lo general se asume que los miembros del parlamento son idiotas al servicio de grandes corporaciones, personas adineradas que no tienen el más mínimo escrúpulo ni más que unas cuantas neuronas, cuya cantidad se puede contar con los dedos de la mano.
Sin embargo, rara vez hay pruebas fehacientes más allá de la duda razonable de su completa carencia de pensamiento crítico y de sus estúpidas supersticiones y de la flagrante violación de la Constitución por parte de los congresistas. Esta es una de esas veces:
Supuesto fantasma asusta al Congreso
Funcionarios y escoltas del Congreso aseguran que en el tercer piso del Capitolio hay un fantasma que los está asustando. Ayer pidieron los servicios de un sacerdote para ‘exorcizar’ el lugar, y preparan una jornada de oración.
¡Idiotas! ¡Imbéciles! Si es un fantasma, no necesitan los servicios de un pederasta -que nunca se necesitan-, ¡¡sino los de los cazafantasmas!!
¡Los exorcismos son para los demonios! Es que estos buenos para nada ni siquiera conocen bien las supersticiones.
Lo que ya deja de ser sólo estúpido para volverse estúpido y peligroso es que preparen «una jornada de oración». Ningún órgano ni funcionario estatal -en ejercicio de sus funciones- puede promover ni aceptar la idea de un ser sobrenatural, por muy creyente que sea. ¡Los amigos imaginarios se quedan en la casa!
Fuente: De Avanzada