Una joven viuda y su hija murieron lapidadas por un grupo de hombres, armados. Las autoridades señalan como culpables a los talibanes. Dos han sido ya detenidos. Entraron en la casa de la mujer, cogieron a esta y a su hija, y les lanzaron piedras hasta que murieron. Los vecinos no ayudaron, ni avisaron a la policía. Según los testigos, los fanáticos, les acusaron de desviaciones morales y adulterio.
La situación no es extraña en la región. Ghazni es, en más de la mitad de su territorio, zona talibán. Ahí es común que los talibanes cobren extorsión a los habitantes y prohíban a las niñas asistir a la escuela, bajo amenaza de atentados. A las bodas solo asiste el novio: se cree que las mujeres hacen demasiado ruido al caminar y distraen a los hombres. Los conductores son frecuentemente golpeados y hay varios pueblos donde los representantes del Gobierno han sido decapitados.
Los talibanes también han prohibido, como cuando tenían el poder de Afganistán, el uso de teléfonos móviles, cámaras de vídeo y escuchar música: solo se permiten los cantos aprobados por ellos.