Un niño que ha vivido en un ambiente de violencia familiar no se desarrollará adecuadamente. Sabemos que ellos presentan problemas psicológicos, falta de atención en la escuela, exceso de ansiedad, comportamientos agresivos, etc. Sin embargo, hasta ahora no se han hecho estudios funcionales de resonancia magnética nuclear en estos niños para determinar el efecto que podría tener el maltrato sobre su desarrollo cerebral.
En un estudio publicado en Current Biology, investigadores ingleses liderados por el psicólogo Eamon McCrory del Colegio Universitario de Londres (Reino Unido) han revelado que hay un incremento de la actividad cerebral en la amígdala y la región anterior de la corteza insular en respuesta a un estímulo de violencia.
El experimento consistió en mostrar a los niños tres rostros diferentes: uno molesto, uno triste y uno neutral. En comparación al grupo control, los niños con antecedentes de violencia familiar mostraron una gran activación de la amígdala derecha y las dos regiones anteriores de la corteza insular en respuesta a los rostros molestos pero no ante los rostros tristes. Además, lo más interesante fue que esta respuesta era proporcional al grado de violencia vivido por el niño.
Referencia:
Eamon J. McCrory, Stéphane A. De Brito, Catherine L. Sebastian, Andrea Mechelli, Geoffrey Bird, Phillip A. Kelly, & Essi Viding (2011). Heightened neural reactivity to threat in child victims of family violence Current Biology DOI: 10.1016/j.cub.2011.10.015