Bonita la ha armado Ríz Gallardón oficiando una boda entre homosexuales de su partido! La jerarquía de la Iglesia Católica española se ha enfadado y le ha venido a recordar que los poíticos católicos no pueden hacer estas cosas aunque la ley lo permita. En el conflicto entre los deberes del cargo público -cumplir y hacer cumplir las leyes- y las creencias religiosas, debe primar, a jucio de los obispos católicos (y me atrevería a decir que de cualquier otra autoridad de cualquier otra religión), la obediencia a los mandatos de la doctrina religiosa.
Fuente: Ethica more cybernetica
Aceptando que los y las homosexuales tienen derecho a acostarse y casarse con quien les plazca y se los permita, lo que este caso pone de manifiesto es nuestra indefensión frente a las creencias religiosas de nuestros gobernantes. Si por encima de la autoridad de las leyes están sus creencias religiosas, a partir de ahora habría que exigirles a todos los candidatos y candidatas de todos los partidos que se presenten a cualquier cargo público, una declaración pública acerca de sus creencias sobre lo sagrado, porque los programas poíticos con los que se presentan -para no cumplirlos mayormente, dicho sea de paso- parece que no bastan.
Estando el Partido Popular tan poblado, según dicen, de miembros de sectas integristas católicas como los legionarios de Cristo, los kikos o el opus dei, no es de extrañar que sucedan estas cosas. Para los integristas de cualquier religión, y los hay en todas las religiones, la verdad única y suprema es la interpretación que ellos hacen de sus credos, interpretación que justifica, además, todas sus acciones por monstruosas que éstas sean (como la guerra santa o la destrucción del ‘infiel’). Nos da la impresión de que, para ellos, la política y el ejercicio de los cargos públicos son sólo medios para la imposición de sus creencias y el avance de sus causas religiosas.
Contrariamente a lo que nos haían anunciado los teéricos de las sociedades modernas, el mundo es cada vez menos laico y la religión no pertenece a la esfera de la vida privada. Por el contrario, cada vez más irrumpe con fuerza en la vida pública. Y ya que lo hace, que lo haga de forma expresa para que la ciudadanía sepa a qué atenerse. Los dirigentes máximos del Partido Popular parecen querer convertirse en la versión hispana del partido de dios. Cierto que hay militantes y votantes conservadores ajenos a estas posiciones, pero parece que están en minoía en su partido.
Como si no fuera suficiente el hecho de que paguemos con nuestros impuestos a una religión concreta, la católica, el mantenimiento de sus estructuras y de sus profesionales, como si de empleados del Estado se trataran, además tenemos que aguantar que la cúpula de esta iglesia vaya contra las leyes aprobadas en el Parlamento, y contra la misma Constitución de 1978, y trate de someter a los cargos públicos del Partido Popular a su autoridad, como si ésta estuviera por encima de su juramento polÃtico al aceptar el cargo público. ¿No se llama a esto teocracia?
En las elecciones que se avecinan, pedirá una declaración de fe antes de dar mi voto a nadie. Por si acaso resulta que son más fieles a una cúpula religiosa que a su programa poítico.