La web de Maco048. Criminología

David Martínez
Periodista

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, se parece cada día más al capitán del Costa Concordia, Francesco Schettino. Hace poco que salió de puerto y ya se está acercando demasiado a la costa, si sigue esta carta de navegación puede hacer naufragar a ese barco de más de 47 millones de pasajeros llamado España.

Se hizo cargo de la embarcación después de que el anterior capitán, José Luis Rodríguez Zapatero, la fracturará durante una tormenta económica y financiera de grandes dimensiones. Fue elegido por mayoría absolutísima entre varios expertos capitanes para surcar un mar bravío con fuerte marejada y viento de más de 30 nudos, unas aguas turbulentas que ya han hecho naufragar socialmente a Portugal, Irlanda y Grecia.

Durante el examen para acceder al puesto, el capitán Mariano prometió saber como manejar el barco para que atravesara la tormenta sin naufragar, e incluso prometió hacer felices a los pasajeros. La mayoría de ellos confiaron en él para que los llevara a buen puerto, pero sólo dos meses después de partir está a punto de hundir el barco y hacer saltar por los aires la paz social. Se está acercando demasiado a los islotes de la injusticia, la desigualdad y la perdida de derechos laborales y sociales…aquellas personas que confiaron en él ya han recibido varias alarmas para salir de sus camarotes y abandonar el barco.

Una subida de impuestos que castiga a las clases medias y que ya han notado en sus bolsillos, con una reducción de la nómina correspondiente al mes de enero; una reforma laboral que rompe en pedazos los derechos de los trabajadores que tanto esfuerzo ha costado conseguir; la eliminación de prestaciones sociales como la Ley de Dependencia y la amenaza que se ciñe sobre la sanidad y la educación pública, así como un sinfín de medidas que van destinadas a contentar a la Conferencia Episcopal y a la extrema derecha. Por todo ello, la mayor parte ha dejado de confiar en el capitán y ya tienen puesto el salvavidas por lo que pudiera suceder.

Según se rumorea en las cantinas del puerto, parece ser que un antiguo marinero llamado Aznar se está encargando de elaborar las cartas marinas para el capitán Rajoy, unas rutas que discurren por el neoconservadurismo y por el aumento de las desigualdades entre los que más y los que menos tienen.

Y lo más grave ha sucedido hoy. La policía portuaria, que tiene su base en Bruselas y vigila todas las embarcaciones europeas, se ha dado cuenta que Rajoy ha intentado inflar los daños económicos –déficit- que produjo el anterior capitán Zapatero en el barco español para posteriormente presumir de que él los ha arreglado. Una maniobra que ya había hecho con éxito su oficial, María Dolores de Cospedal, en una pequeña nave llamada Castilla La Mancha y que su maestranza, Javier Arenas, intenta imitar en un velero con nombre Andalucía. Pero, esa manipulación puede conllevar la orden de que sea llevado a puerto y sancionado por las autoridades marítimas y, lo más grave, es que los pasajeros serán los que encargados de pagar esa maniobra ilegal.

Muchos viajeros ya empiezan a echar de menos al anterior capitán, que supo surcar ese mar en estado “montañoso” -según la escala Douglas- manteniendo la ruta de la igualdad y de los avances sociales a pesar de la fuerte tormenta que no dejaba de arreciar y hacer zozobrar la embarcación.

La única solución para evitar el naufragio es una rebelión a bordo de los pasajeros. Están convocados en cubierta el próximo domingo y los organizadores de la protesta esperan que el capitán recomponga la ruta y nos lleve al puerto prometido cuanto antes.

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