Durante casi diez años aceptamos distintos objetos y beneficios por parte de la industria farmacéutica (pero ya hace más de dos años que no aceptamos, pedimos ni recibimos nada de nada, y, si llegan a leer hasta el final, verán que ésa cifra no deja de tener su importancia). Se nos daban bolígrafos, libretas, agendas, radios, libros, películas, relojes, agendas electrónicas, pendrives, cds, ceniceros, básculas, paraguas… Y eso refiriéndonos sólo a las cosas que llegamos a tener personalmente, porque si uno añade lo que se oía por ahí… Desde luego, el producto estrella es el congreso científico, donde te dan la inscripción (que puede superar fácilmente los 600 euros), el viaje (nacional o internacional) y el hotel (siempre cuatro estrellas). También son chulas (perdón, queríamos decir formativas) las charlas de algún compañero que, a cambio de unos 600 euros comenta unas cuantas diapositivas de un producto que la misma empresa fabricante le ha ya preparado, no vaya a perder tiempo revisando bibliografía independiente. Naturalmente, tras la charla que menos que una cena en un buen restaurante, todo regado con buen vino y todo, por supuesto, pagado por la empresa que les está (a nosotros ya no, porque pasamos de esos saraos) formando. Y no olvidemos los libros y tratados que se piden o directamente trae el amable visitador (ya saben, ése individuo que por malo que sea el chiste que cuentes, siempre se ríe…). Dichos libros llegan a veces a 100 o 200 euros.
Como ven, la oferta es fabulosa. Evidentemente, la razón de aceptar todo ello es que a cualquiera le gustaría no tener que pagar por sus libros, viajar a sitios lejanos y exóticos (o cercanos y sin exotismo, pero con avión, hotel y comidas gratis), o recibir todo tipo de chorradas a cambio de nada. Porque la industria farmacéutica es tonta y da todo eso a los prescriptores a cambio de nada, ¿verdad?
Sin embargo, como el tema nos gusta y hemos dedicado tiempo a darle vueltas, se nos han ocurrido nada menos que tres razones por las que se debería decir No Gracias a cualquier “regalito” de estos, ya sea un bolígrafo cutre o una estancia de cinco días en San Francisco con todo incluido. Si usted es de los que todavía aceptan, a lo mejor no ha llegado hasta aquí (es que las entradas nos quedan largas, qué le vamos a hacer) pero no nos vamos a quedar con las ganas de soltarlo.
1ª RAZÓN: LA ÉTICA
2ª RAZÓN: LA ECONOMÍA
3ª RAZÓN: LA LEY
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