El suicidio por ahorcamiento de Mary Richardson Kennedy, exmujer del Robert Kennedy Jr -sobrino de JFK-, ha sumado “una nueva tragedia a la maldición que parece perseguir al clan Kennedy”, informaba anteayer la agencia Efe. Y, ayer, Europa Press alertaba de que Nick Stahl, actor que interpretó a John Connor en la tercera entrega Terminator, es la última victima de la maldición que rodea a esa saga cinematográfica, ya que no se sabe nada de él desde el miércoles de la semana pasada.
“Los medios están traicionando al público al dar por hecho que no pasa nada por hablar acríticamente de estas cosas”, comentaba James Randi el domingo en Bilbao. Hablaba de la creencia en lo paranormal y de cómo la mala práctica periodística tiene mucha culpa del auge del pensamiento mágico, la superstición, la anticiencia. Y aquí estoy, pocos días después, ante dos muestras de periodismo gilipollas a cargo de dos de las principales agencias de noticias españolas. Achacar, en 2012, sucesos a maldiciones sólo puede deberse al sensacionalismo o la ignorancia del periodista de turno. Permítanme que sea piadoso y me incline por la segunda opción cuando se trata de medios generalistas y no de los especializados en lo paranormal que viven de engañar al público.
La respuesta está en la ‘Wikipedia’
Como ya comenté aquí en su día cuando murió Edward Kennedy, el mal fario del famoso clan no existe. La maldición de los Kennedy es un invento periodístico, una trola perpetuada por los medios. ¿Que han ocurrido desgracias en esa familia? Pues, claro, pero no más que en cualquier otra. Y, para comprobarlo, basta consultar la entrada sobre la familia Kennedy de la Wikipedia. El clan fundado por Joseph P. Kennedy y Rose Elizabeth Fitzgerald cuenta, desde ellos hasta sus biznietos -incluidos los esposos y esposas de sus hijos-, con 53 miembros nacidos entre 1915 y 1997, de los cuales viven 34. De los nueve hijos de Joseph y Rose, vive todavía Jean y cuatro murieron a edades avanzadas. Los descendientes de esa generación fueron en total 31, nacidos entre 1954 y 1972, de los que han fallecido 5. Así que, de maldición de los Kennedy, nada de nada. Otra cosa es que los medios amplifiquemos las desgracias de esa familia.