Cerca de 215 millones de niños y niñas se han quedado sin infancia y han tenido que empezar a ganar dinero para salir adelante, según la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Existen tantos niños en el mundo obligados a trabajar como toda la población de Alemania, Francia y Reino Unido junta (y más); o como Brasil entero. Y muchos de ellos lo hacen a tiempo completo.
“Ellos no van a la escuela y no tienen tiempo para jugar. Muchos no reciben alimentación ni cuidados apropiados. Se les niega la oportunidad de ser niños», lamenta la Organización.
Pyalo tiene 7 años. La vendieron a una familia rica de Togo para servirles. Y como ella, se vende a miles de niñas como esclavas domésticas, según Misiones Salesianas.
“En Togo, y en muchos otros países del África Occidental, es normal que las familias de las zonas rurales vendan a sus hijas por unos pocos francos. Tener una niña “bonne” [sirvienta/esclava] es una muestra de estatus y está socialmente aceptado”, explica Patricia Rodríguez, del departamento de proyectos de Misiones Salesianas y conocedora de la realidad de esta región de África.
Kofi tiene 9 años y es porteador. Va cada día a trabajar al mercado de Oando en Porto Novo, la capital de Benín, en el centro de África.
A miles de kilómetros Bala, de ocho años, se pasa el día fabricando ladrillos en un “campo de ladrillos” de Passor (India). Todos los días produce 250 ladrillos con sus manos y le pagan menos de un céntimo por cada pieza, cuenta Misiones Salesianas.
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