¿Qué es la apostasía? Independientemente del significado real de apostatar, es un acto de libertad. Ser un apóstata es un lujo que hemos de vivir los ateos. Sólo apostata aquél que pertenecía ya a una religión y, voluntariamente, elige renunciar a ella. Si se convirtiera de ateo a creyente no tendría que realizar ningún acto para revindicarse y convertirse a cualquier religión. Sin embargo apostata aquél que huye del yugo que impone la religión, normalmente obtenido sin consentimiento desde que se es un bebé de unos días.Apostatar es renunciar legalmente a una fe, en la mayoría de los casos en España, a la fe católica.
Razones para apostatar
En primer lugar, nunca debería haber estado bautizado. La Iglesia ha logrado que el acto del bautismo se lleve a cabo a una edad en la que la persona que lo recibe es totalmente inconsciente, y no sólo eso, sino que se ha instaurado como un evento social más, al igual que el matrimonio por la iglesia. Muchas de las personas que son bautizadas, o incluso que bautizan a sus hijos, saben poco y nada de religión; y menos aún viven su vida de acuerdo a lo que la Iglesia dice por lo que es un acto de hipocresía total.
En la sociedad actual, es una incoherencia que una persona alcance la mayoría de edad a los 16 o 18 años para conducir un vehículo, votar, alistarse en el ejército, inscribirse a un partido político o comprar un inmueble y sólo 11 días (como es mi caso) para atarse legalmente a una institución religiosa, que tiene su propio Estado no-democráctico y que incluso intenta aplicar sus propias leyes en otros países.
En segundo lugar, la historia ha demostrado que el progreso tecnológico (que tanto ha mejorado nuestro estilo de vida), sólo es posible si adoptamos una actitud crítica frente a las cosas. Es decir, si cuestionamos los conocimientos anteriores y desarrollamos otros nuevos a partir de metodologías. Sin entrar en más detalles, no puedo aceptar la existencia de un «dogma de fe», algo que no pueda ni deba ser cuestionado, algo de lo que no se pueda hablar, algo que es así porque sí. Y esa es la base del pensamiento religioso. Aun así, y tras cientos de años de progreso en todos los campos de la ciencia, y de estar escribiendo en un ordenador portátil fabricado con materiales artificiales y todo tipo de tecnologías ampliamente probadas, la Iglesia quiere que la gente crea en dogmas arcaicos.
En tercer lugar, soy ateo. No nací siendo ateo (bueno, técnicamente sí: los bebés no adoran a dioses). Desde niño la idea de una religión no encajaba en mis esquemas. Ser ateo y agnóstico no son «condiciones» o formas de ser o pensar que se excluyan mutuamente, de hecho van de la mano, aunque muchos ateos prefieran afirmar ser agnósticos para quedarse en una especie de limbo y evitar discusiones. Sobre las políticas discriminadoras hacia las mujeres, además del concepto retrógrado y fascista que tienen sobre el concepto de familia, principalmente para con las personas homosexuales. Además de leyes que aclaran que si un cura agrede sexualmente a un menor, no se debe avisar a la policía, sino al Vaticano para ordenar su traslado a otra capilla.
Hay varios motivos para renunciar a ser miembros de la secta católica
Para no figurar como unidad que cuente en las estadísticas de la Iglesia que hace legitimarla para recibir ayudas y subvenciones del estado con las que ni siquiera podría soñar una religión, secta u organización más minoritaria. Entiendo que, siendo España un país con larga tradición católica, se potencie y cuide un legado histórico, artístico y monumental del que pocos países pueden presumir. Creo que nadie desearía ver la catedral de León o el santuario de la Santina de Covadonga convertirse en ruinas sin que nadie mueva un dedo. Pero otra cosa muy diferente es que se hagan donaciones y exenciones de impuestos a la iglesia católica por contar con un número de fieles artificialmente enorme. Todas las religiones se han de autofinanciar. Al contar como católicos a todos aquellos que fueron bautizados en contra de su voluntad, siendo bebés y sin que mediase decisión consciente por su parte, la Iglesia se convierte en la principal fuerza religiosa del país.
Para no ayudar a subvencionar a la iglesia católica y, por extensión, a todos sus secuaces siervos. La Iglesia llegó a disfrutar de exenciones de impuestos y no pagaba el IVA. Llegó el momento en el que el gobierno le exigió que pagase el IVA. Ese año, España recibió un toque de atención diciendo que esa exención era ilegal y la cosa podría acabar en el Tribunal de Justicia de la U.E. Por cierto, desde ese año se aumentó lo que recibía la iglesia cuando alguien marcaba la casillita de la declaración de la renta, del 0,5239% al 0,7%. Coincidencia, seguro. Hoy en día el Estado español aún financia en parte a la Iglesia. Ahora paga el IVA, pero disfruta de otras exenciones de impuestos que deja de reacudar el Estado, es decir TODO, incluso los no católicos. 600 millones para pagar a los que enseñan religión en centros públicos y privados. En definitiva, se sigue financiando a la iglesia con dinero que podría ser invertido en fines más constructivos. Invito a todo aquel que posea más datos en este sentido a colaborar con este blog, ya que los estudios, tablas y opiniones abundan mucho en internet.
Pensemos en las ideas de la inmensa mayoría de los sacerdotes católicos sobre temas como el divorcio, la homosexualidad, el sexo, la ciencia. Que cada cual evalúe si la iglesia hace al hombre más libre, más digno o más racional. No sigamos perteneciendo a una organización tan propia de tiempos medievales.
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