El Gobierno dio ayer luz verde a la reforma más dura del Código Penal, que contempla, entre otras medidas, la prisión permanente revisable, cercana a la cadena perpetua, y la incorporación del gin-tonic servido en vaso de tubo como delito grave. También acarreará penas de hasta un año de cárcel el hecho de despedirse de una persona diciendo “chaíto” o “besis”, ya sea oralmente o por escrito. Doblar las hojas de los libros en vez de usar un punto se castigará con multas de hasta 600 euros.
Otra de las grandes medidas de la reforma del Gobierno es la decisión de castigar la “divulgación no autorizada de imágenes o grabaciones de las vacaciones familiares, incluso si se han obtenido con consentimiento de la víctima”. Se pretende así erradicar esas situaciones tan incómodas en las que hay que soportar el eterno visionado de escenas vacacionales sin interés y con un exceso de zooms que en ocasiones provocan mareos e incluso la pérdida del conocimiento.
Según el ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, el propósito de endurecer el castigo en delitos “especialmente reprochables como dar golpecitos con los dedos repetidamente en una superficie dura sabiendo lo mucho que esto enerva a los demás” es el que ha impulsado la modificación de la normativa penal. “Esta reforma pone cerco a estas pequeñas cosas que desgastan la convivencia entre los españoles, como dejar la mantequilla fuera de la nevera o no decir nada cuando tu mujer se ha hecho algo en el pelo”, ha insistido el ministro.
Fuente: EL MUNDO TODAY