Podemos citar entre muchas estafas, la del ”tocomocho”, la de los “trileros”, la de la “estampita”, la del “gato por liebre” en la economía y en el comercio, la de los “chiringuitos financieros piramidales” de todo tipo, etc, etc.
En todos los casos existen don partes; la del timador estafador, un delincuente miserable que busca conseguir dinero a toda costa y a cualquier precio, delictivamente y sin escrúpulos, y la del estafado o timado, un pillo incauto, hipócrita, fariseo, indigno, ignorante, miserable y codicioso, que cree, en la mayoría de los casos, que la suerte o la divina providencia le han escogido para conseguir buenos y fáciles beneficios, aquí o allá, incluso a base de engañar a deficientes mentales como en el caso del “tocomocho” o de la “estampita”.
Pero quizás, la estafa más perfecta y grande inventada, sea la del “pariente o representante de dios”, que consiste en crear una historia inventada de clase, de codicia y de disfrute para después de la muerte, sobre las cosas que sucederán, en eso que llaman la “vida eterna”, que no existe y además es imposible, y convencer al estafado (devoto, fiel, etc), por lo general, incauto, hipócrita, fariseo, indigno, ignorante, miserable y codicioso, como cualquier estafado en general, que las puede conseguir eternamente, a cambio de ser bueno, sumiso y donar su voto y sus riquezas a ese dios (el judío), que no sabe si existe, entregándoselas a su representante, primo o pariente de ese dios inexistente e imposible en la Tierra.
Esta estafa ya no es a una sola persona, sino que puede hacerse a miles de personas o mas, o incluso a millones, si se hace en connivencia y ayuda con la fuerza, la muerte o la hoguera, como ocurre en las dictaduras fascistas, donde los estafadores (iglesias católicas y Vaticano), viven como pez en el agua, a base de adular y elevar de escalafón al dictador, llevándole bajo palio (Franco, Videla, etc), para que éste se sienta mas cerca de dios (el judío) y que pueda así escucharle mejor, y así hacer las mayores atrocidades y asesinatos en nombre siempre de ese dios que se lo manda, como estos días vemos que ocurre también, con ese otro loco hipócrita tirano asesino El Assad de Siria, que por mañana manda matar a miles de familias (niños incluidos), y por la tarde se va a rezar con la iglesia de turno, delante de las TVs.
Les hacen creer además (El Vaticano y su Papa, Rouco Varela, etc), que dios (el judío), por ser buenos y adorarle mucho, les concederán lo que le pidan en la Tierra, para ser más ricos y vivir bien, cosa que después no se cumple nunca o en raras ocasiones por azar o casualidad.
Consiguen crear una red de centros (parroquias), para mantener vivos los rezos, la fe ignorante y la codicia de conseguir, vil y miserablemente, lo rogado o pedido para disfrutar de ello, como escogidos soñadores o locos ruines, pero con la paciencia y sumisión aprendida, que cuando no se lo concede (que es lo normal), lo acepten como decisión de ese dios imposible, por alguna cosilla que habrán echo mal.
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Eugene Gene Wesley Roddenberry (nacido el 19 de agosto de 1921 en El Paso, Texas, y fallecido el 24 de octubre de 1991 en Chicago, Illinois) fue un director y productor estadounidense, mundialmente conocido por sus series de ciencia ficción, especialmente por Star Trek.
Fue una de las primeras 24 personas, todas ellas ciudadanos estadounidenses, cuyas cenizas se esparcieron por el espacio durante el lanzamiento del satélite español Minisat 01. El lanzamiento se produjo el día 21 de abril de 1997 a las 14:00 horas, desde la base aérea de Gando, en Gran Canaria, con un cohete Pegasus XL que viajaba en la panza de un avión Lockheed comandado por el capitán estadounidense Bill Weaver.
De su obra, hemos heredado una larga franquicia basada en Star Trek, que nació en 1966 y que ha durado todavía hasta mayo de 2009 con el estreno de una película más; se prevé que continúe con nuevos films y series de televisión.
Fuente: Wikipedia
Fernando Alonso Díaz (Oviedo, 29 de julio de 1981) es un piloto español de Fórmula 1 que pertenece a la Scuderia Ferrari. Ha ganado dos veces el Campeonato Mundial de Pilotos de Fórmula 1. Junto a Alfonso de Portago y Pedro de la Rosa es uno de los tres españoles que han alcanzado el podio en esta competición, siendo el único que ha logrado victorias. Alonso es el cuarto piloto con más podios en la historia de la Fórmula 1 y el quinto en victorias. Es además uno de los cuatro pilotos que han debutado en Ferrari con la victoria en la primera carrera (junto con Mario Andretti, Nigel Mansell y Kimi Räikkönen).
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Napoleón Bonaparte es considerado como uno de los mayores genios militares de la Historia, habiendo comandado campañas bélicas muy exitosas, aunque con ciertas derrotas igualmente estrepitosas. Sus agresivas guerras de conquista se convirtieron en las mayores operaciones militares conocidas hasta ese momento en Europa, involucrando a un número de soldados jamás visto en los ejércitos de la época. Además de estas proezas bélicas, a Napoleón también se le conoce por el establecimiento del Código Napoleónico y es considerado por algunos un «monarca iluminado» debido a su extraordinario talento y capacidad de trabajo. Otros, sin embargo, lo estiman un dictador tiránico cuyas guerras causaron la muerte de millones de personas, así como uno de los personajes más megalómanos y nefastos de todos los tiempos.
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Catedrático de las universidades Complutense y de Iowa (EE.UU,), el autor del libro ‘El dios de cada uno’ visitó Bilbao para hablar de Dios, dentro de los ‘Coloquios Escépticos’.
– Sostiene que la neurociencia niega la existencia de un dios universal.
-Sí. La biología evolutiva nos dice que el hombre es consecuencia de un proceso azaroso, en el sentido de que los genes mutan aleatoriamente y solo el determinante ambiental hace que tengan un valor y el portador sobreviva o no. La ley sagrada en biología es la superviviencia. No hay más ley que aquélla que empuja al ser vivo a mantenerse vivo. No hay ningún ‘diseño inteligente’, ninguna fuerza sobrenatural detrás de la aparición del hombre.
– Somos fruto del azar.
-Sin duda. Y el resultado, tras tres o cuatro millones de años de evolución, es el cerebro humano, que desde los australopitecinos hasta nosotros ha aumentado su peso y complejidad enormemente. Ha pasado de 400 gramos -lo que pesa el de un chimpancé- a 1450, lo que pesa el nuestro. Y hay otra diferencia importante: el cerebro de un chimpancé pesa al nacer el 75% del peso que alcanzará en su máximo desarrollo.
– El nuestro mucho menos, ¿no?
– Un 25%, aproximadamente, de lo que pesará de adulto. Eso quiere decir que el cerebro humano se construye y desarrolla casi todo fuera del claustro materno, es decir, en interacción constante con el entorno físico, emocional y social, al que absorbe transformándolo en física y química cerebral. Y, así, la bioquímica cambia la anatomía, la anatomía cambia la fisiología -que es la función- y la función da expresión a cada ser humano. Es algo extraordinario porque esa plasticidad que se da fuera del claustro materno es la que hace al ser humano lo que es.
– ¿A qué se debe esa particularidad?
– A que hubo un momento en la evolución en que la posición erguida impidió el desarrollo de una pelvis acorde con lo que habían sido las normas biológicas hasta entonces. Hubiese sido necesaria una pelvis cada vez más grande para albergar un canal del parto que permitiese dar a la luz un ser vivo con una proporcionalidad del cerebro tal cual había sido hasta ese momento. La postura erguida implica que la defensa radica en correr y, para correr eficientemente en esa postura, hay que tener la pelvis pequeña. Por eso, fue saliendo cada vez una cría con un cerebro más inmaduro. Pero gracias a eso, insisto, el ser humano es el que es.
Dios y la evolución
– ¿Dónde y cuándo entra Dios en escena?
– Dios es solo una idea sin contrapartida alguna en la realidad sensorial. El hombre es un producto evolutivo. No parece necesario acudir a nada sobrenatural para explicar que estemos aquí. Esto lo comparten la mayoría de los científicos y, particularmente, los biólogos. Toda nuestra interacción con el mundo es a través del cerebro. No hay nada que no haya sido producido por nuestro cerebro y sus códigos. Dios es una idea, como todas, construida por los códigos cognitivos. Incluso la realidad que vemos es producida, en parte, por nuestro cerebro. Son los códigos que traes de serie en el cerebro los que construyen para ti el mundo solo con un objetivo: ¡mantenerte vivo!
– Para mantenerse vivo él, que soy yo.
-Naturalmente. Nuestro cerebro tiene la capacidad de construir ideas. Usted sabe que tiene una idea de caballo que no concuerda con ninguno de los caballos que existen. Después de ver muchos caballos y por el aprendizaje, los códigos neuronales del cerebro son capaces de crear una especie de patrón en el que encajan todos los caballos. Esto es un abstracto, una idea, esa esencia inteligente, como la llamaría Platón. Ahora bien, esa idea de caballo cobra realidad cada vez que ve un caballo concreto, que cada vez es diferente. Y lo mismo pasa con todo. Nacemos con patrones que crean esas ideas, que constituyen la esencia del lenguaje humano. Y, gracias a ellas, podemos comunicarnos tan rápidamente con los demás sin bajar ‘a los concretos’, utilizando los abstractos.
– ¿Y Dios?
– Como todas, la de Dios es una idea creada por el cerebro; pero nunca cobra realidad porque Dios no está en el mundo.Si tratamos de encontrar en la realidad un reflejo de la idea de Dios, nos damos cuenta de que no existe. El mundo no alberga nada que encaje con la idea de Dios que tengo en mi cabeza. Por eso, Dios es solo una idea.
Entrevista completa en: blog Sin Dioses
Artículo de CONCHA CABALLERO en [Enlace bloqueado por la Tasa española AEDE]
Cuando era pequeña creía que el color celestial era el azul y que en el cielo se hablaba latín. Con lo que se burlaron de mí no podía pensar que, al final, va a ser verdad y que la marea azul de la que se habla no es sino una oleada que restablece a Dios en la cumbre de todo poder. Al parecer, Dios ha ganado también las elecciones generales y ha vuelto a ocupar el espacio público que le corresponde.
Cuando esto ocurre en los países árabes, nos recorre un escalofrío de desconfianza y recordamos que la laicidad y la democracia son conceptos prácticamente inseparables. Aquí, sin embargo, se coloca el crucifijo en las tomas de posesión como supremo testigo, una tradición franquista que ningún Gobierno socialista ha tenido el sentido común de derogar. En esta ocasión, la toma de posesión del nuevo Gobierno más bien parecía un acto religioso en los que la mayor parte de sus componentes, comenzando por el propio presidente, preferían jurar sobre la Biblia antes que sobre el texto constitucional.
Ya puestos, deberíamos conocer sobre qué páginas de la Biblia han efectuado su juramento. Puede ser que lo hicieran sobre los magníficos versos del Cantar de los Cantares, pero también pudieron hacerlo sobre páginas más crueles como cuando Yahvé mandó una lluvia de azufre sobre Sodoma y Gomorra, o el momento en que castigó a la mujer de Lot (o a cualquier otra mujer, porque son centenares de referencias parecidas) por desobedecer el mandato de su esposo. Sea como sea, la cuestión es que Dios ha llegado al Gobierno y lo primero que ha hecho es escribir algunas líneas con letra pequeña pero más que significativas. Desde ayer, no existe Secretaría de Estado para la Igualdad. También han desaparecido las secretarías de Cooperación Internacional, Inmigración y Cambio Climático, claro que esta última tenía un carácter completamente ateo al determinar que es la acción del hombre, y no la voluntad divina, la que puede poner fin al planeta. Para cambios climáticos -deben pensar- los que sufrieron Noé y sus hijos sin que se hubiera inventado el motor de explosión. La explicación oficial de estas supresiones es el ahorro de gasto público y la simplificación de la estructura administrativa, pero basta con echar una ojeada al catálogo de secretarías de Estado para comprender que detrás de estas desapariciones hay una opción política evidente.
La ascensión de Dios en el mundo político es directamente proporcional a la desaparición de las mujeres de la esfera pública. No sé si está científicamente comprobado pero dicen que si se jura tres veces ante la Biblia, desaparecen los organismos dedicados a la igualdad de las mujeres. Al menos aquí ha funcionado el ensalmo aunque queda todavía por despejar si va a ser sustituido por un organismo dedicado a la familia, mucho más acorde con la religión, dónde va a parar.
No me consuela en absoluto el hecho de que una mujer ocupe la vicepresidencia, y no porque dude de su valía sino por los términos en que se presenta el nombramiento: una mujer discreta y eficaz. En la Biblia, con algunas excepciones, no se cuestiona la inteligencia de las mujeres. Incluso gran parte de la literatura más misógina se funda en la exaltación del ingenio de las mujeres para enredar y practicar la maldad. Lo verdaderamente discriminatorio de estos textos es el papel subalterno que se nos impone y las alabanzas a la mujer obediente y discreta.
Pero, sobre todo, en la elección del nuevo Gobierno había una voluntad decidida de acabar con la paridad como principio político. Ya sé que las lágrimas de la crisis ocultan el resto de los problemas sociales. Pero cuando se reduce la presencia de mujeres en los máximos niveles, su efecto no tarda en llegar hasta la base misma del sistema social. En las empresas, en los medios de comunicación, en cualquier centro de trabajo y de actividad, se comenzará a no ver tan necesaria la presencia de mujeres. Los que antes disimulaban su monolitismo masculino, lo exhibirán y nuestra igualdad se hará algo más complicada y lenta. Pero, aún así, llegará. Quiera Dios o no quiera.
La creencia más generalizada sobre la Biblia radica en que se trata de un libro donde se promueve el amor, la compasión y la humanidad, pero… todo no es lo que parece. Una investigación realizada en la Universidad de Michigan (EE.UU.) aporta algunos datos para reflexionar al respecto.
En la investigación participaron cientos de estudiantes de la Universidad de Brigham en EE.UU. y la Universidad de Vrije en Holanda. El 99% de los norteamericanos creía en dios y en la información contenida en la Biblia, mientras que el 50% de los holandeses creía en Dios y el 27% en lo que está escrito en la Biblia.
A estos jóvenes se les presentaron algunos pasajes violentos del Libro de los Jueces, tomados del Viejo Testamento, donde se habla de venganza y de la muerte de cientos de personas. Exactamente, uno de los pasajes hace referencia a un israelita que planea el desagravio contra un violador y asesino de Gibeah. Este hecho condujo a la muerte de cientos de soldados de ambos bandos.
La mitad de los estudiantes leyó una versión del pasaje que incluía al hombre israelí orando y una orden del Señor donde le comanda a levantarse en armas contra sus hermanos y castigarlos. El resto de los estudiantes leyó la misma historia pero excluyendo estas frases que mencionaban a Dios, diciéndole que eran parte de un pergamino recientemente encontrado.
Como próximo paso a los estudiantes se les brindaron unos audífonos y se les mostró un juego de tiempo de reacción contra un «compañero escondido». Se les dijo que el perdedor de cada ronda sería castigado con un ruido que se produciría en los audífonos. Ellos debían escoger al inicio de cada ronda, en una escala del 0 al 10, con cuanto ruido deseaban castigar a su compañero. Esta fue la medida que los investigadores consideraron como agresión.
Como era de esperar, los mayores niveles de agresión se mostraron en los estudiantes que habían leído el pasaje de la Biblia donde se incluía la sanción violenta de dios. Paradójicamente, la agresividad aumentó en niveles proporcionales tanto en los jóvenes que creían en dios como en aquellos que eran ateos. Probablemente este aumento de la agresividad se debe a que las personas tienen un “chivo expiatorio” donde depositar sus propia responsabilidad. En este caso la palabra de dios sería esa “norma que no se discute” y que nos libera de asumir la responsabilidad por nuestros actos.
Fuente: Evans, G.W. & Wener, R.E. (2007) When God sanctions killing. Effects of scriptural violence on aggression. Psychological Science, 18(3): 204-207
Ampliar información en: Rincón de la Psicología
Imagen: Fernando Botero (Colombia)
Hoy vamos a blasfemar. Blasfemar no es solo insultar a personajes religiosos como el papa, Jesús o a Mahoma. También lo es decir algo contrario a un dogma religioso.
Por ejemplo, para un mormón decir que José Smith inventó los relatos contenidos en el Libro de Mormón, es para ellos una blasfemia. Para los cristianos decir que Jesús no es dios, y que no está vivo, ni en «el cielo» es una blasfemia.
Pero, ¿por qué preocuparnos por poder blasfemar o más aún dedicarle un día a la blasfemia? La respuesta es simple. Las religiones se han blindado a la crítica durante siglos creando una serie de prohibiciones culturales, legales, e incluso persiguiendo y matando a quienes critican los dogmas, a las religiones organizadas o a quienes exponen las falacías de sus dogmas y libros sagrados limitando así el racionalismo.
Afortunadamente desde la ilustración son cada vez más las voces y plumas que se alzan para criticar los dogmas, las religiones y credos. No obstante en el mundo la religión sigue bloqueando el librepensamiento en el mundo islámico, así como en muchos países en los que el cristianismo católico y protestante influye poderosamente en sus sociedades.
El 30 de septiembre se escogió como Día de la Blasfemia, ya que el último día de septiembre de 2005 el diario danés Jyllands Posten publicaron doce caricaturas sobre Mahoma, en la que mostraban el caracter violento de la Yihad y el machismo del islam. El Islam prohibe expresamente la representación del profeta Mahoma, y la publicación de las caricaturas -una de ellas que mostraba a Mahoma con uan bomba en el turbante- desencadenó una serie de reacciones violentas en el mundo islámico, por dibujar al profeta.
El objetivo del Día de la Blasfemia, es recalcar que la libertad de expresión es un valor de la domocracia, y que la religión no tiene nada especial como para no poder ser criticada, refutada y examinada.
Sobre el inusitado respeto a la religión, el biólogo y activista ateo Richar Dawkins comentó:
«Yo no estoy a favor de ofender o herir a alguien sólo por hacerlo. Pero estoy intrigado y mistificado por los desproporcionados privilegios que se confieren a la religión en nuestras sociedades seculares. Todos los políticos están obligados a acostumbrarse a caricaturas irrespetuosas de sus rostros, y nadie se amotina en su defensa. ¿Qué hay de especial en la religión que nosotros le concedemos tan privilegiado e único respeto? Como dijo H. L. Mencken: “Nosotros debemos respetar a la religión del otro; pero sólo en el sentido y hasta donde respetamos su teoría de que su esposa es bella y sus hijos son inteligentes”. Es bajo la luz de la presunción sin paralelo de respeto hacia la religión que hago mi propia negación sobre este libro. No saldré de mi camino para ofender; pero no usaré guantes de seda para manejar a la religión en una forma más delicada de lo que manejaría cualquier otra cosa.»
Fuente: blog Sin Dioses
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Enlace de interés:
«Mis flechas se embriagarán de sangre, y mi espada se hartará de carne…»
– Deuteronomio 32:42
¿Cuántas personas perdieron la vida en manos de dios en la Biblia? No hay manera de contarlas a todas. ¿A cuántas personas ahogó dios en el diluvio? ¿A cuántos mató cuando destruyó Sodoma y Gomorra? ¿A cuántos recién nacidos mató en Egipto? Muchas veces la Biblia no ofrece cifras exactas.
Sin embargo otras veces, sí nos dice exactamente cuantas personas decide dios asesinar.
Si hicieramos la suma de las personas que dios asesina y que la Biblia nos dice con exactitud el número, el total de muertos a manos de dios sería de 2301417 personas. Otra vez: dos millones, trescientos un mil, cuatrocientas diecisiete vidas humanas. Y eso es contando sólo aquellas cuyos números se ofrecen en la Biblia.
Sin embargo, es posible hacer un estimado sobre el total de muertos a manos de dios, por ejemplo, se puede calcular la población de la tierra en la época de Noé y hacer un cálculo sobre cuantas personas murieron en el diluvio según la Biblia.
El número real de asesinados por dios según la Biblia, haciendo algunas aproximaciones y tomando en cuenta las dos millones y medio de personas que sí se cuentan claramente, estaría más cercano a 34000000. Así es, aproximadamente 34 millones de personas son muertas por dios en la Biblia.
Claro que no creo en la Biblia. Lo sorprendente es que haya personas que la defiendan cuando describe a un dios así de sádico. Si dios es tan emocional e inmaduro como para asesinar a 34 millones de personas, ¿que podemos esperar de los cristianos humanos? Su dios es un asesino desenfrenado!
La racionalización más común a esto es que ese era “el dios del antiguo testamento” (aunque también mata a más de uno en el nuevo testamento) pero esta racionalización es absurda. ¿Entonces dios cambia de parecer y de actitud? ¿O acaso querrán decir que literalmente es OTRO dios? ¿Qué pasa ahí?
La idea de un dios que es un asesino maniático y un día decide convertirse en un padre amoroso es absurda. Primero porque no hay una explicación para su supuesto cambio de parecer. Segundo, por que si él mismo creó a las personas, ¿qué fue lo que le sorprendió tanto que tuvo que mandar matarlas? ¿acaso no sabía como se comportarían el momento en que las creó? ¿acaso su creación fue tan imperfecta que el resultado fue así de malo? ¿acaso no sabía lo que pasaría, dejando claro que no es todo conocedor, y por lo tanto no es dios?
Estos cuentos son ridículos y contradictorios, y son este tipo de cosas las que nos dejan claro que el dios de la Biblia es ridículo, absurdo, imposible y demuestra claramente todas aquellas fallas humanas de quienes inventaron esos cuentos.
El conteo de los muertos en la Biblia, a detalle, está en Dwindling In Unbelief, un excelente blog que les recomiendo que visiten (en inglés).
Fuente: dios es imaginario
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Enlaces relacionados:
– Blog de Emilio del Barco. Religiones una visión crítica