Rafael Cuéllar murió en la población de Natagaima (Tolima) a 300 kilómetros de Bogotá (Colombia). Sus hermanos le golpearan con palos porque supuestamente estaba poseído.
Ismael Cuéllar, hermano de la víctima, quien pertenece a una iglesia evangélica, expresó que «yo le vi en la cabeza al demonio».
El coronel Gilberto Ramírez, jefe de la Policía de Tolima, declaró que aunque varios agentes acudieron ante llamadas de los vecinos, «evidentemente, esta persona ya había fallecido como consecuencia de los golpes causados a través de un elemento contundente».
No sin razón, algunos analistas internacionales piensan ahora en el filósofo alemán Carlos Marx, autor en el siglo XIX de obras como «El capital» y junto con Friedrich Engels el «Manifiesto del Partido Comunista», quien dejó para la Historia una de sus famosas frases: «La religión es el opio del pueblo»