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Cuatro de cada diez niños de ESO no considera violencia pegar a un alumno o profesor

Cuatro de cada diez menores de 14 años opina que pegar a un compañero o profesor no es violencia, y dos tercios cree que la razón por la que se produce violencia contra sus compañeros es porque no saben defenderse o no se integran. Estos datos forman parte del Estudio sobre Comportamientos de Riesgo (violencia, consumos de alcohol y drogas y conductas sexuales) en estudiantes de ESO realizado en Andalucía por el Grupo Universitario de Investigación Social de la Escuela Universitaria de Trabajo Social de Jerez.
El trabajo revela también que un 6,6% de los estudiantes de ESO en Granada (edad media de 14,2 años) dice no tener ganas de vivir; la mitad ha consumido alcohol y casi la mitad de ellos lo hace en pubs y discotecas (en bastante mayor medida las chicas que los chicos y a una edad sensiblemente inferior: 15 años frente a 16 de los chicos); uno de cada siete ha tenido relaciones sexuales con penetración (13,6% de los chicos frente al 16,4% de las chicas), y la edad media de la primera vez fue a los 14 años. Uno de cada nueve de los que han tenido coito ha usado ya la píldora postcoital.
Para los datos de Granada se han realizado 210 encuestas (de 200 variables cada una), a niños y niñas de la ESO consiguiendo un nivel de confianza del 95,5% para un margen de error de más menos 2,29.
Fuente: [Enlace bloqueado por la Tasa española AEDE]

Tráfico de seres humanos crece muy rápido en el mundo, según la ONU

1,2 millones de niños son objeto de esa actividad criminal anualmente, tanto entre países como dentro de la misma nación.

Según el informe presentado por la relatora especial de la ONU sobre el tráfico de  personas ante el Consejo de Derechos Humanos, Joy Ngozi Ezeilo, se estima que 2,5 millones de personas son víctimas de ese «comercio global», que afecta a «casi todos los países del globo, tanto si son fuente como si son países de tránsito o de destino» del tráfico de seres humanos.

«Desde el punto de vista económico, el tráfico de seres humanos se ha convertido en un comercio global que proporciona enormes beneficios a los traficantes y al crimen organizado», afirmó Ngozi Ezeilo, para quien el fenómeno «se rige por las mismas  fuerzas de la globalización de los mercados».

La mayoría de las víctimas del tráfico internacional de seres humanos son mujeres y niños de bajo nivel socio-económico, detalla el informe.

El texto señala así que la mayoría de ese tráfico se lleva a cabo desde los países en vías de desarrollo hacia las naciones más ricas.

Según la relatora especial, los estudios ponen de manifiesto a menudo los fines de explotación sexual del tráfico de seres humanos pero éste también tiene «otros aspectos importantes, como el trabajo forzado, la esclavitud o la extirpación de  órganos».

Ngozi Ezeilo deploró «la ausencia de estadísticas sistemáticas y fiables» que permitirían delimitar «un fenómeno complejo y aún más insidioso por su naturaleza clandestina».

Fuente: AFP

Niños y juicio moral

¿Nacemos con el juicio moral preinstalado en nuestros cerebros o éste se crea a través de la educación? ¿Distinguen los niños entre el bien y el mal? Sabemos que el cerebro humano madura lentamente y solamente alcanza su plena madurez cuando se termina la adolescencia, ¿influye esto en juicio moral? Estas preguntas son, sin duda, muy interesantes de tratar de contestar. Ahora empezamos a vislumbrar algunas de sus respuestas.

Según unos investigadores de la Universidad de Chicago los niños de entre siete y doce años de edad parecen naturalmente inclinados a sentir empatí­a hacia el dolor de los demás. Este resultado está basado en imágenes de resonancia magnética funcional y es similar al que se puede obtener en adultos. Entonces, y según estos datos, los niños, al igual que los adultos, muestran una respuesta al dolor en las mismas regiones cerebrales.

Los investigadores descubren además aspectos adicionales en la actividad cerebral, que se manifiestan cuando los sujetos ven a otra persona siendo lastimada por un tercero de manera intencionada y que estaría relacionado con el juicio moral.

Según Jean Decety este estudio examina tanto la respuesta neuronal al dolor de los demás como el impacto al ver a alguien causar dolor sobre otro.

Un artí­culo titulado ¿Who Caused the Pain? An fMRI Investigation of Empathy and Intentionality in Children? y publicado en Neuropsychologia describe estos resultados y el método experimental empleado.
Según estos investigadores la empatía estaría preprogramada en el cerebro de niños normales y no sería enteramente un producto de la educación de los padres o del entorno social. Según Decety la comprensión del papel del cerebro en respuesta al dolor puede ayudar a los investigadores a entender cómo ciertas discapacidades cerebrales influyen en el comportamiento antisocial, como en el caso del acoso escolar.

El equipo de investigadores mostró a 17 niños (en el grupo habí­a ocho niños y nueve niñas) de entre 7 y 12 años de edad fotos y animaciones de gente sufriendo dolor. Dolor que recibían accidentalmente o era infligido a propósito. La actividad cerebral de los sujetos era estudiada mientras tanto con un sistema de resonancia magnética funcional.

Las imágenes procedentes de este sistema mostraron que las partes del cerebro que se activaban en estos sujetos eran las mismas que se activaban en adultos bajo esas mismas condiciones.
La percepción del dolor de los demás estaba asociada con una aumento de la actividad hemodinámica (riego sanguíneo) en los circuitos neuronales relacionados con el procesamiento del dolor de primera mano. Sin embargo, cuando los niños veían imágenes de alguien causando dolor intencionadamente, las regiones cerebrales que se activaban estaban relacionadas con la interacción social y el razonamiento moral.

El estudio proporciona pistas sobre la percepción que tienen los niños sobre lo que están bien y lo que está mal, y sobre su procesamiento cerebral. Según Decety, aunque el estudio no se nutre del juicio moral explí­cito, la percepción de una intencionalidad individual de dañar a otro hace al observador consciente del mal moral.

Las entrevistas posteriores que se hicieron a los niños muestran que éstos eran conscientes del mal comportamiento moral cuando alguien era lastimado intencionadamente en las animaciones visionadas. Trece de ellos dijeron que esas situaciones eran injustas y preguntaron por las razones que pudieran explicar el comportamiento observado.

Fuentes y referencias:
Nota de prensa Universidad de Chicago .

Fuente: Neofronteras

Doce niños mueren cada año a manos de sus padres, la mayorí­a por palizas

¿Hay algo más trágico que perder a un hijo? El fallecimiento de un descendiente supone el dolor más desgarrador al que se puede enfrentar un ser humano; por eso resulta difícil admitir que un padre o una madre pueda llegar a arrebatar la vida a quien se la dio. Pero ocurre, y cada vez en mayor medida. Un reciente estudio del Centro Reina Sofía para el Estudio de la Violencia ha revelado que cada año mueren doce niños en España a manos de sus progenitores, es decir, al menos uno al mes. La mayoría, por palizas. Los expertos, sin embargo, creen que es la punta del iceberg. «Hay muchos más casos, lo que ocurre es que no se pueden catalogar como homicidios y quedan como accidentes o muertes súbitas», opina Javier Urra, psicólogo clínico y experto en temas de menores.

Este espeluznante retrato es fruto del estudio realizado por los expertos del centro valenciano sobre las estadísticas de infanticidios cometidos en el ámbito familiar entre los años 2004 y 2007. En este periodo perdieron la vida a manos de parientes un total de 59 menores, 48 de ellos a manos de sus padres, ya fueran biológicos o las parejas de éstos. Todos tenían menos de 13 años. Ninguno de los agresores era padre adoptivo.

Urra cree el incremento de casos detectado por esta investigación pueda deberse a que «ahora hay más métodos de detección». «Sin embargo todavía hay casos que no se comprueban. Los médicos pueden tener sospechas pero como no se ven capaces de demostrarlo en un juicio, lo dejan en la duda. Detrás de muchas muertes súbitas hay padres que no aguantan el llanto de su hijo y lo ahogan con la almohada», sostiene el experto.

Abandonados al nacer

Hace un par de semanas, Marilina dio a luz sola en la casa que compartía con otros dos compatriotas sudamericanos en Barcelona. Metió al bebé en un cajón de su armario y se fue al hospital, donde fue atendida de una fuerte hemorragia. Horas después, el pequeño fue encontrado muerto. Según el Centro Reina Sofía, la mitad de los niños asesinados por sus padres tenían menos de un año y uno de cada cinco eran recién nacidos.

Muchos pierden la vida casi en el mismo momento de nacer, por abandono, como el hijo de Marilina. Cuando son más mayores, las agresiones físicas son la principal causa de su prematura muerte. Uno de cada cinco niños fallece tras una brutal paliza, como Iraitz. El pequeño de tres años, la única víctima vasca de este periodo, falleció en agosto de 2004 en Vitoria, en plenas fiestas de La Blanca. Su muerte a manos de su padre cortó en seco el espíritu festivo de los vitorianos, que no podían dar crédito a lo sucedido: Pablo Cacho y su hijo habían disfrutado como una familia normal de las fiestas. Después de llevar a Iraitz a las barracas y de darle para cenar una manzana caramelizada que habían comprado en la feria, le propinó una brutal paliza hasta que acabó con su vida.

¿Cuál es el perfil de estos agresores? ¿Son monstruos, enfermos, delincuentes? ¿Existen factores que pueden llegar a explicar su conducta? Según las estadísticas, las personas que asesinaron a sus hijos son mayoritariamente hombres, de entre 25 y 34 años, de origen español, parados y de bajo nivel socioeconómico. Ángela Serrano, responsable del área del menor del Centro Reina Sofía, dibuja su retrato robot psicológico. «Son personas de baja autoestima que perciben los estímulos que emiten los niños como amenazantes. No saben afrontar el comportamiento de su hijo, les desquicia de tal manera que no lo pueden controlar y le acaban agrediendo de forma salvaje. Crean expectativas inapropiadas del menor ».

En el caso del pequeño Iraitz, el agresor era habitual consumidor de drogas. En contra de lo que pudiera parecer, las adicciones a sustancias estupefacientes o al alcohol están detrás de un porcentaje no muy elevado de casos: apenas un 15%. Los expertos, sin embargo, sospechan que el dato no se ajusta a la realidad. «Creemos que el consumo tiene más incidencia, pero quizá no se ha recogido adecuadamente a la hora de catalogar cada suceso», apunta Serrano.

Lo que sí es un denominador común es la falta de empleo de los agresores y su bajo nivel socioeconómico, dos factores que combinados con un hogar desestructurado pueden dar lugar a un cóctel explosivo de violencia contra el más débil. «Estos padres sufren un mayor nivel de estrés que, unido a otros factores, les impide afrontar con normalidad las reacciones del niño. Les desquicia de tal manera que no pueden controlarse y estallan. Luego lo justifican como provocaciones del niño. Creen que si lloran es por fastidiarles, porque no les reconoce como padres», explica la experta.

En cualquier caso, Ángela Serrano advierte sobre el riesgo de «estigmatizar» a las clases sociales bajas. «No se puede generalizar», asegura. Prueba de ello es uno de los últimos casos que más ha conmocionado a la opinión pública: el del ejecutivo vizcaíno Alberto Izaga, que acabó a golpes con la vida de su pequeña Janire, de dos años, en su lujoso apartamento londinense. Un jurado inglés lo declaró inocente por enajenación mental y, en la actualidad, está ingresado en un psiquiátrico.

Malos tratos

En mayo de 2004, la localidad valenciana de Alcira se sobrecogió con el drama de Jennifer Irene Lara, una dominicana que había decidido separarse de su marido, de origen español, al que conoció cuando fue de vacaciones a su país. Tenían tres hijos. Una noche, el hombre derramó el contenido de una lata de gasolina en la vivienda y la prendió fuego. Cerró con llave y se fue. La mujer y los dos pequeños, de 8 y 5 años, murieron abrasados.

Éste fue el terrible colofón a una dramática historia de vejaciones y malos tratos que sufrieron tanto Jennifer como sus hijos. No es algo puntual: las agresiones previas están presentes en uno de cada cinco casos de muerte infantil. «Estas personas también tienen malas relaciones con sus familias y suelen ser maltratadores de sus parejas. Presentan una afectividad muy negativa, fuertes distorsiones cognitivas y mucha ansiedad», asegura la experta.

Fuente: El Correo Digital

Más del 70 por ciento de los niños que están en la guerrilla de Colombia son niños sin oportunidades en la vida

Las condiciones precarias de vida son el principal factor que determina el reclutamiento de niños y por lo menos el 70 por ciento de los niños reclutados no tenían oportunidades para salir adelante.

Así lo revela el informe ‘Prisioneros Combatientes’, de la analista y consultora Natalia Springer sobre el reclutamiento de niños, niñas y adolescentes en el conflicto armado.

«Básicamente más de la mitad de la muestra reportó no tener ninguna oportunidad de acceso a la tierra, estudio o dinero. La única perspectiva de desarrollo estaba en el trabajo. Un tercio de los entrevistados 34.7 por ciento, manifestó no haber dispuesto de absolutamente ninguna perspectiva para el avance económico o social», dice el informe.

Según la analista el documento visibiliza un crimen que se viene cometiendo sistemática y masivamente y que no es visible para la sociedad.

«Este crimen es invisible por que son niños y son muy pobres, la condición social de los niños que los expulsa hacía el conflicto es la violencia intrafamiliar y el hambre, son niños que lanzamos a ese reglón de lo ilegal, esa fue su estrategia para sobrevivir», aseguró Springer.

«Esos niños que son pobres y sufren de hambre esos niños no tienen políticos interesados en ellos, esos niños no son del interés del Congreso de la República que ahora está exclusivamente dedicado a defenderse, esos niños no votan, no saben ni leer ni escribir, ellos no consumen, no tienen cuentas bancarias, esos niños no existen para el país, no se les cuenta», señaló la analista.

Tambien dice el informe que el 6.5 por ciento de los jóvenes entrevistados reportó que, de no haber ingresado al grupo armado, estaría muerto. Un 16.8 por ciento dijo que estaría peor, lo que confirma que para algunos jóvenes sería una estrategia de guerra.

Sitios de mayor reclutamiento de niños en el país

El informe revela que el departamento de Antioquia es el que registra los más altos niveles de vulnerabilidad, lo departamentos que más han aportado niños para el reclutamiento son Caquetá Putumayo Tolima y Meta.

Factores como el narcotráfico y el desplazamiento siguen siendo determinantes a la hora de facilitar el reclutamiento de los menores.

«Las poblaciones desplazadas eran usualmente una población que servía para la llegada de grupos armados y sacaban niños y niñas para sus propios propósitos, ahora tenemos el efecto contrario, desplazados huyendo para evitar a que se lleven a sus niños al conflicto» señaló springer.

Cada vez se reclutan niños más jóvenes

El documento señala que el promedio de edad de reclutamiento de menores es de 12.9 años, se hallaron niños que aseguraron haber sido reclutados desde los 4 años, sin embargo hay un patrón sistemático de reclutamiento desde los seis años de edad.

Los código de guerra de los grupos armados ilegales en Colombia muestra que sus integrantes no pueden ser menores de edad.

«Los tres rechazan el reclutamiento de menores y los tres establecen unas edades mínimas en el caso del ELN es de 18 años, en el caso del las autodefensas y las Farc dicen 15 años. Sin embargo las Farc nos responden que ellos jamás en su historia han vinculado a alguien menor de 18 años», dijo Springer.

«Lo que hemos encontrado es que el 45 por ciento del ELN está conformado por niños, niñas y adolescentes, en el caso de las Farc es el 42 por ciento, y en el caso de las AUC encontramos que ellos no entregaron a los niños en las desmovilizaciones, los niños que estaban en las AUC no han sido entregados, varios se entregaron lo han hecho en las desmovilizaciones individuales no en las colectivas. 3 o 4 combatientes de las Auc ingresaron siendo menores de edad» agregó Springer.

El informe revela que no existe el reclutamiento voluntario. Ningún niño se ha ido por su voluntad a ningún grupo armado.

Según la investigadora una de las pruebas más importantes es que esos niños no pueden siquiera opinar al interior de las organizaciones armadas.

«No pueden cuestionar , no pueden preguntar, no pueden moverse libremente ni desarrollar su personalidad, no pueden estar en un ambiente que les permita crecer, ni irse de una manera pacífica» puntualizó Springer.

Fuente: Caracol

Los videojuegos violentos pueden volver agresivos a los niños

Un estudio de la Universidad de la Sabana revela que los videojuegos violentos influyen enormemente en la manera como los niños solucionan sus conflictos en la vida real.

Claudia Vacca, autora de la investigación, aseguró que los niños creen que en la vida real pueden usar las mismas herramientas para alcanzar sus objetivos que en los juegos violentos.

«En los juegos encontramos el uso del poder de una forma atemorizante, violencia e incluso el maltrato a las mujeres, como objetivos principales del juego.» aseguró la doctora Vacca.

Encuestas aplicadas a niños de colegio durante la investigación, evidenciaron que cerca del 83 por ciento de los niños son usuarios regulares de los videojuegos, y mucha de la oferta en el mercado es violenta.

«Algunos muchachos gastan más de 12 horas semanales frente a los videojuegos. No se trata de estigmatizarlos, pero es necesario que los padres sean más críticos con los contenidos que consumen los niños.» afirmó la investigadora.

Las encuestas permitieron determinar que cada vez son más los niños que tienen las consolas en su casa o que juegan donde los familiares. De igual forma se detectó que hubo un incremento en el número de lugares que ofrecen este tipo de servicios.

Fuente: Caracol Radio

A explotación sexual son sometidos unos 35000 niños en Colombia

Esa es la proyección de un estudio realizado en once ciudades del país, en el que se conocieron las historias de 2.117 menores, muchos de los cuales tenían entre 9 y 12 años de edad.

Entre las nuevas dinámicas de este delito están el consumismo, el desarrollo de las tecnologías y la falta de educación sexual de los menores.

La investigación, denominada ‘Escenarios de la infamia. Explotación sexual de niños, niñas y adolescentes’, se desarrolló en Arjona, Malagana, Sabanagrande, Soledad, Malambo, Montería, Sincelejo, Quibdó, Medellín, Cali y Cúcuta.

En esos sitios, los niños también son víctimas de desplazamiento, violencia, conflicto armado y pobreza, un terreno abonado para el crecimiento de la problemática. Eso han encontrado las tres instituciones que financiaron el estudio (las fundaciones Plan, Antonio Restrepo Barco y Renacer) y que trabajan por el bienestar de las comunidades y hacen propuestas para hallar soluciones efectivas.

Precisamente, con el estudio quedó en evidencia que estos factores favorecen la ocurrencia de la explotación sexual comercial de los niños. Y el papel preponderante de los grupos al margen de la ley en el delito es uno de los elementos que más preocupó a las instituciones.

«Existen dinámicas nuevas para explotar a los niños. Cada vez son más pequeños y hay más violencia en sus historias», explica Stella Cárdenas, directora de la fundación Renacer y coordinadora de la investigación que duró año y medio, y cuyos resultados son compartidos por el Icbf.

Los delincuentes «manejan las redes y actúan como clientes -cuenta Carolina Borda, quien participó en la investigación-. En Medellín, por ejemplo, les piden plata para dejarlos estar en un sitio. Los niños hombres están en una parte, y en otra, las niñas. Los que no pagan deben tener relaciones con ellos o, de lo contrario, los amenazan».

Las poblaciones que han sufrido el desplazamiento son las más vulnerables y, entre ellas, indígenas y afrodescendientes.

«En Montería, Sincelejo y Quibdó se aprovechan de la inocencia de las niñas indígenas desplazadas -dice Cárdenas-. Muchos proxenetas pagan la dote para casarse con ellas, las llevan a otros sitios donde las prostituyen y después las devuelven diciendo que no sirvieron como esposas. Esas niñas son rechazadas por la comunidad. Los indígenas no denuncian porque no conocen nuestras leyes».

Principales hallazgos

Por las condiciones de pobreza los niños acuden al rebusque de comida y dinero o a la venta de productos en plazas de mercado, calles y carnicerías que es aprovechado por proxenetas y pedófilos.

Se encontraron casos de pequeños que a cambio de vender la mercancía con que ayudan al sustento de sus casas, se dejan tocar o tienen relaciones sexuales con adultos.

Taxistas, peluqueros, soldados, turistas, miembros de los grupos ilegales, camioneros y vendedores de plazas son los principales abusadores.

Exceptuando Malagana (Bolívar), en las ciudades analizadas se encontraron niños víctimas de la explotación sexual asociada al desplazamiento.

Pero en esta población son frecuentes los matrimonios serviles: menores son entregadas para las labores domésticas y sexuales a cambio de un pago mensual para sus familias. También se encontraron casos de niños que les compran las onces a sus compañeras para tener sexo con ellas.

En Medellín, Cali y Cúcuta la pornografía infantil es más fuerte. Los pedófilos pueden conseguir, entre los que venden películas piratas, DVD por 3 mil pesos o hacer su propio DVD en un café internet por 30 mil pesos.

La explotación de niños hombres que no tienen clara su sexualidad es constante. Hay pequeños de 10, 11 y 12 años vestidos como mujeres, incluso que han sido inyectados con hormonas.

Fuente: ElTiempo.com

Reclutamiento de niños pone a las Farc en la mira de Corte Penal Internacional

El proceso abierto contra un jefe rebelde del Congo por esta práctica es un campanazo de alerta que ojalá entiendan guerrillas como las Farc, afirma su editorial.

El diario aplaudió la decisión de la CPI de poner sus ojos sobre uno de los crímenes más horrendos y que menos atención recibe: el reclutamiento de menores.

Hace algunos días, la CPI anunció el inicio de un proceso contra Thomas Lubanga Dilo, líder de una milicia en el Congo a la que se acusa de masacres étnicas, torturas y violaciones en este país africano.

De acuerdo con cálculos de la Unicef, en el momento más crítico del conflicto, en el 2003, alrededor del 30 por ciento de esta milicia estuvo compuesta por niños que había sido reclutados a la fuerza o a cambio de un plato de comida. Desde entonces, más de 30.000 han sido desmovilizados desde entonces.

Según el Times, unos 250 mil niños son utilizados en conflictos que se extienden por más de 20 países del mundo.

«Muchas cosas buenas pueden salir de este enfoque de la Corte con los niños soldados. La decisión de los tribunales internacionales para Ruanda y Yugoslavia de tratar la violación como uno de los crímenes más serios, ha provocado cambio de actitudes y prácticas a nivel mundial. Ahora el CPI quiere poner su atención en otro horror extendido pero ignorado. Líderes guerrilleros en Colombia, Sri Lanka, Oeste del África, al igual que el gobierno de Myanmar deberían prestar mucha atención», dice el editorial.

De acuerdo con la ONG Human Rights Watch, en Colombia más de 11.000 niños combaten en el conflicto armado, «una de las cifras más altas del mundo». Aproximadamente el 80 por ciento de estos niños, de acuerdo con el grupo, pertenecen a las Farc y el Eln. El resto combate en las filas paramilitares.

Al menos uno de cada cuatro combatientes irregulares de Colombia es menor de 18 años. Varios miles de ellos son menores de 15 años, la edad mínima permitida para el reclutamiento en fuerzas o grupos armados de acuerdo con los Convenios de Ginebra.

En mayo del 2005, el Congreso colombiano ratificó el Protocolo Facultativo de la Convención sobre los Derechos del Niño relativo a la participación de niños en los conflictos armados. Este tratado fija en 18 la edad mínima para la participación directa en las hostilidades, para el reclutamiento obligatorio o para cualquier reclutamiento o uso en hostilidades por parte de grupos armados irregulares.

En noviembre del año pasado el reclutamiento de menores por parte de la guerrilla colombiana fue objeto de discusión en el seno del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.

Fuente:

SERGIO GÓMEZ MASERI
CORRESPONSAL DE EL TIEMPO
WASHINGTON

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