No puedo negar que el de ayer fue uno de los pocos momentos divertidos que la política me ha proporcionado en los últimos tempos. A la derecha cavernaria que controla el gobierno de España le han desmotado la estrategia de criminalización del movimiento nacido al amparo de las protestas del 25S. El PP defendía que se trataba de un golpe de estado, trataron de detener a sus organizadores antes de que se produjeran las manifestaciones, intoxicaron hasta lo indecible para desmovilizar mediante el uso y abuso de la «Brunete mediática» para hacer creer que se trataba de una operación de extrema derecha, acosaron con la policía a los asistentes de fuera de Madrid a decenas de kilómetros de la ciudad, reprimieron brutalmente a los manifestantes, llenaron de policías infiltrados como extremistas para provocar y justificar las cargas policiales, han amenazado incluso con limitar el derecho constitucional de manifestación para que no volvieran a suceder cosas similares, censuraron lo sucedido en sus televisiones y, para colmo, estaban intentando tratar como terroristas a la organización del 25S llevándolos ante la Audiencia Nacional.
Pero todo les ha salido mal, la manifestación fue un éxito a nivel mundial. La policía y el Ministerio del Interior han quedado dañados ante la opinión pública. Se organizaron otras manifestaciones exitosas como respuesta a la brutalidad represora de la derecha y, para colmo, el juez Pedraz de la Audiencia Nacional, reconoce la existencia de excesos policiales, exculpa a los responsables del 25S, dice que no hay atentado contra la soberanía nacional e, incluso, empatiza con los manifestantes afirmando en su auto que se justifica la movilización social por el evidente descrédito de la clase política del país.
Ha sido un jarro de agua fría ante el poder omnímodo que ejerce la derecha en este país. Por eso no es extraño ver los exabruptos vertidos por el diputado del PP, Rafael Hernando, llamando al juez Santiago Pedraz, «pijo ácrata», «indecente», «demagogo» y otras lindezas personales, además de cuestionar su capacidad jurídica y de responsabilizarlo de cualquier acción que se pudiera sufrir algún diputado en el futuro. Ver a estos señores de orden fuera de sus casillas, pataleando como chiquillos que le han sisado un caramelo, metiéndose hasta con el corte de pelo del juez es tan cómico como revelador.
Fuente: biTs rojiverdes.org
Más de 1300 hombres vestidos de policías infunden el pánico el 25 de septiembre de 2012 en Madrid. Ningún ciudadano consiguió que ninguno de tales hombres se identificara como policía, ya que ninguno cumplió con lo establecido por el Decreto 1484/1987, de 4 de diciembre, por el que se establece el imperativo legal de que los agentes de policía tienen la obligación de llevar obligatoriamente en el uniforme «la placa-emblema del Cuerpo, con indicación de su número de identificación profesional, en el pecho, por encima del bolsillo superior derecho de la prenda de uniformidad. (art. 18), y «los funcionarios que realizan servicio de uniforme […] llevarán obligatoriamente el carné profesional, que será exhibido cuando sean requeridos para identificarse por los ciudadanos, con motivo de sus actuaciones policiales» (art. 21.2), por lo que, desde este medio, consideramos que es muy posible que se trate de un comando militar de 1300 hombres del este o del oeste, o del sur o del norte, qué nos importa de dónde son, pero que a fin de cuentas aprovecharon con premeditación y alevosía la manifestación multitudinaria para agredir a los asistentes y romper algunas de sus pertenencias. Ningún policía que se identificara como tal acudió en defensa de los ciudadanos (año 2012. [Enlace bloqueado por la Tasa española AEDE]).
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