Estaba pasando en una exposición de Leonardo da Vinci en Taipei (Huashan 1914 Creative Park), cuando de repente tropezó con la plataforma que impide que te acerques a la obra y acabó cayendo con su brazo sobre ella. Como se puede comprobar en el vídeo de seguridad, el chico pierde el equilibrio, se intenta apoyar en la cuerda y acaba aplastando el cuadro con una gaseosa que estaba bebiendo:
Imagínate la escena. Estás a punto de tener un pequeño golpe con otro coche. Te das cuenta y decides parar para disculparte. Cuando lo haces descubres que la otra persona está fuera de sí y te amenaza de muerte en «caso de tener una pistola». Intentas calmarla, pero pasa a insultarte tildándote de negro y de musulmán. «Voy a matar a tus hijos y a tu madre. Conozco gente que haría lo que pido. Esto es Alaska», dice esta señora.
Tras nuevos intentos del hombre para disculparse y pedir que se calmara, la señora vuelve a la cargas: «Abre tus malditos ojos y aprende como conducir maldito musulmán. Eres musulmán, verdad? Maldita sea, hijo de negros adorador del ateísmo».
El hombre asustado le dice «que Dios te bendiga», pero ella vuelve a arremeter contra él: «Aléjate de mí». Acto seguido se mete en su Hyundai Sonata y se marcha a toda velocidad…
Fuente: AutoBild.es
Animación 3D del accidente ferroviario en la curva A Grandeira (Angrois,Santiago de Compostela, 24 de julio de 2013) (autor:[Enlace bloqueado por la Tasa española AEDE])
Ampliar en: érase una vez Niels H. Abel y Evariste Galois
Ric Elias viajaba en el vuelo 1549 que en 2009 aterrizo de forma forzosa en el río Houston. Un incidente del que, gracias a la pericia del piloto, todos sus pasajeros salieron sanos y salvos.
Tras chocar con unas cuantas aves el capitán les dijo «prepárense para el impacto«. Y empezó la cuenta atrás: unos angustiosos minutos para todas las personas del avión, las cuales acababan de ser informadas de que su probabilidad de morir era enorme.
Y esto es lo que Ric sintió y vivió:
Fuente: El Blog de Centinel
Para el que no haya consultado los sucesos de Andalucía en las últimas horas, le haré un resumen. El sábado a las 9:15 de la mañana circulaba un grupo de ciclistas por la antigua N-IV, a la altura de Los Palacios (Sevilla). Es una carretera de doble sentido.
Un conductor subsahariano de 27 años, al volante de un modesto Renault Twingo, perdió el control, invadió el carril contrario y colisionó contra un guardarraíl. Salió rebotado y embistió al grupo de ciclistas. Dos fallecieron, el resto no reviste gravedad. Pero hay más.
El conductor, que no pudo darse a la fuga, no tenía carnet de conducir ni seguro. Esta situación, ahora delictiva, ha quedado agravada con dos posibles homicidios. Este joven se ha “cubierto de gloria”, lo de menos ha sido el accidente en sí, otra cosa son sus consecuencias.
Existe bastante gente que no tiene carnet de conducir, o nunca lo ha tenido, y conduce. Esta irregularidad va en descenso desde que eso es un delito, y al no tener seguro, no sé si el Consorcio de Compensación de Seguros se hará cargo de una parte o de todo, pero el resto correrá a cuenta del desgraciado protagonista.
Las cosas no pasan, hasta que pasan. Y cuando pasan, las consecuencias varían. Uno no es consciente de la importancia de un seguro hasta que lo necesita. A veces, simplemente, las desgracias ocurren. Ningún seguro resucita a seres humanos, cierto, pero se ocupa de indemnizaciones, gastos hospitalarios, etc.
Tener seguro no evita los accidentes, tener carnet tampoco (a igualdad de conducción, obviamente). Eso sí, ahora este hombre se enfrenta a graves consecuencias, por mucho que no fuese su intención, que llevase solo dos kilómetros conduciendo o que ahora se esté arrepintiendo. No tenía que haber conducido, punto.
Planteo eso, a modo de reflexión, para quien esté conduciendo sin carnet, o sin estar asegurado. Incluyo el caso de un conductor joven, menor de 26 años, que use el coche de sus padres (habitualmente o no), sin estar dado de alta en la póliza. Son cosas que nadie quiere que pasen, pero pueden pasar.
Al menos, dio negativo en la prueba de alcoholemia.
Fuente: Circulaseguro