Crece la movilización contra el proyecto para registrar 19000 productos homeopáticos, que beneficia a las empresas que comercializa estos remedios que no han probado su eficacia. Dos campañas tratan de concienciar a autoridades y consumidores.
Frente a la ignorancia, movilización. En los últimos tiempos, varias iniciativas están tratando de levantar un muro entre la homeopatía y los pacientes para que no se consuman sus productos sin saber, al menos, que su eficacia no se ha probado frente a ninguna dolencia. Sus resultados son los mismos que los del placebo, según concluyó un informe del Ministerio de Sanidad. Sin embargo, el departamento que dirige Ana Mato pretende poner en marcha la regularización de 19.000 productos homeopáticos para que se vendan en las farmacias como medicamentos, favoreciendo enormemente en sus términos a esta industria. Y ha sido la gota que ha colmado el vaso de médicos y activistas.
Los últimos en lanzar una campaña —La homeopatía es 100% agua— contra esta decisión de Sanidad han sido los miembros del Círculo Escéptico, una asociación que trata de fomentar la ciencia frente a las creencias y el sentido crítico entre la sociedad. Desde su perspectiva, el proyecto de orden ministerial “está provocando una saludable reacción de buena parte de la comunidad científica y médica, que se está manifestando en contra de que estos placebos se vendan como si fuesen medicamentos”. Sin embargo lamentan la actitud “muy preocupante” de las autoridades sanitarias al [Enlace bloqueado por la Tasa española AEDE] como un medicamento más.
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Una madre, un padre y los hijos que Dios les dé. Ese es el modelo de familia al que parece aspirar el actual Gobierno del Partido Popular. A contracorriente de la mayoría de la sociedad, que ha recibido con amplia aceptación leyes como el divorcio, el aborto o el reciente matrimonio homosexual, el vigente Ejecutivo parece más dispuesto a mirar hacia tiempos pretéritos que hacia la actual realidad social que debe gobernar.
El miércoles se presentó en el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad el informe ‘Análisis de los Comportamientos Socioeconómicos de las familias en España‘. Con el objetivo de justificar el proyecto de Ana Mato de elaborar un Plan Integral de Apoyo a la Familia -una estrategia interministerial cuyos principales fines serían la racionalización de horarios y la conciliación laboral y personal-, la ministra expuso un refrito de datos ya publicados por el Instituto Nacional de Estadística y el Banco de España.
La presentación del estudio no es sino un paso más en la estrategia del PP de dar más importancia y más respaldo legislativo a su concepto de familia. No obstante, ya antes de llegar a la presidencia, Mariano Rajoy expresó su intención de eliminar el Ministerio de Igualdad para crear el Ministerio de la Familia, donde pretendía aglutinar materias tan diversas como dependencia, mujer, sanidad, familia o la igualdad de oportunidades.
Aunque finalmente la intención no se materializó, la idea subyacente de dotar a la institución familiar de una importancia mayor sí se ha mantenido dentro de los objetivos del Gobierno. Desde finales del año pasado se han ido construyendo los puentes necesarios para elaborar el futuro Plan Integral de Apoyo a la Familia.
La responsable de llevar a cabo el Plan es la actual Directora General de Servicios para la Familia y la Infancia, Salomé Adroher, profesora de Derecho Privado Internacional y experta en protección internacional de menores y mediación familiar. Adroher se ha significado también como unadefensora a ultranza del matrimonio, contraria al divorcio y que ha participado en foros ultraconservadores como Congreso Mundial de las Familias.
Sin discutir los beneficios de apoyar a la familia, que en circunstancias tan críticas como las actuales se ha convertido en uno de los principales sustentos de la economía española, la elección por parte de miembros del Gobierno -especialmente de Ana Mato- de responsables con perfiles tan tradicionales pone en entredicho la validez de estas medidas a la hora de abarcar la diversidad familiar que existe hoy en día en este país.
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“Violencia en el entorno familiar”. Con este eufemismo se refirió este lunes la nueva ministra de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, Ana Mato, al asesinato de una mujer en Roquetas de Mar (Almería) a manos de su pareja (un varón).
Hace ya más de 60 años que el gran Miguel Mihura escribió la comedia El caso de la mujer asesinadita. Mihura se podía permitir el sarcasmo porque tras él escondía la crítica social más feroz. Pero usted, ministra, no se puede consentir a sí misma errar con el uso de las palabras, porque puede parecer que intenta maquillar una realidad que solo en los últimos doce meses ha costado la vida a 59 mujeres. Llamemos a las cosas por su nombre o terminaremos cayendo en el ridículo más teatral -como el título de la obra de Mihura-, solo que en el siglo XXI y con la memoria de las víctimas de esta lacra recordándonos que la sacarina, para el café.
Aquí tiene siete razones y un recordatorio para entender por qué esa “violencia en el entorno familiar” se llama en realidad “violencia de género”:
Recordatorio
El término “violencia de género” está recogido en el propio enunciado de la Ley que regula las medidas para atajar este tipo de violencia: Ley Orgánica 1/2004 de Protección Integral contra la Violencia de Género.
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