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Programa para prevenir riesgos antisociales en niños de tres años

Investigadores de la Universidad de Granada han desarrollado por primera vez en España un programa de intervención, dirigido a niños de 3 años, que permite prevenir el comportamiento antisocial cuando sean adultos. El programa, denominado «Aprender a Convivir», ha permitido, en su primer año de aplicación, que un 90% de los niños participantes interaccione más con sus iguales, y que un 86% mejore en factores como la ansiedad/depresión, quejas somáticas, timidez, reactividad emocional o aislamiento social.

Para llevar a cabo este trabajo, financiado por el Ministerio de Educación y Ciencia, sus autores emplearon una muestra formada por 131 niños y niñas de 3 años. El grupo control estuvo formado por 53 sujetos, y el grupo experimental por 78. Estos últimos recibieron la formación del programa «Aprender a Convivir», que se llevó a cabo a lo largo de tres meses, siendo evaluados los niños antes y después de la intervención.

Tras participar en «Aprender a Convivir», el porcentaje de niños que puntúan alto en Competencia Social aumentó de un 7.8% a un 47.8%. En relación con los problemas de conducta, el programa logró disminuir de un 27.8 a un 11.9 el porcentaje de niños con puntuaciones elevadas en esta variable. Además, el 60% de los participantes mejoró sus problemas de atención e hiperactividad, lo que supondrá posiblemente un aumento importante del aprendizaje y rendimiento académico.

Fuente: Noticias de Salud

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Enlaces de interés:

–  Niños violentos del presente, serán hombres crueles a futuro

–  La web de Maco048. Noticias criminología: Antisociales

–  La web de Maco048. Noticias criminología: Pedofilia en la Iglesia Católica

Los programas estandarizados para prevención de la violencia pueden no ser válidos con adolescente

Diversos factores habituales en la vida real en los adolescentes como: comportamientos destructivos, abuso de drogas, bebida o relaciones sexuales de alto riesgo, pobreza, problemas académicos, e incluso depresión.  Los datos analizados por los investigadores de UT Southwestern sugieren que cuando los adolescentes perciben el apoyo de sus familias y / o escuelas, se puede ayudar a mitigar la violencia.

«Nuestros resultados nos dicen que es poco probable que los programas tradicionales de prevención de la violencia sean efectivos para todos», dijo el Dr. Rashmi Shetgiri, profesor de pediatría de UT Southwestern y autor principal de un nuevo estudio, disponible en línea y en el número de septiembre/octubre la revsita Academic Pediatrics.

El análisis de más de 4000 encuestados sugiere que los programas de prevención de la violencia dirigidos a poblaciones específicas de adolescentes puede ser útiles para frenar la agresión.

Los investigadores encontraron que los adolescentes de etnia caucásica y latinos que han informado del  consumo de tabaco o alcohol eran más propensos a la lucha, al igual que los afro-americanos que viven por debajo del umbral de pobreza.

Además, el estudio es el primero en sugerir que la depresión puede aumentar el riesgo de luchar en la juventud latina. El doctor Shetgiri dijo que el hallazgo es significativo porque las investigaciones anteriores han mostrado que los adolescentes latinos tienen tasas más altas de depresión que otros grupos.

«Nuestro estudio no examinó por qué la depresión puede conducir a la intensificación de los combates entre los latinos, pero puso de manifiesto que este trastorno de salud mental es un factor de riesgo significativo entre los chicos y chicas latinos», dijo el Dr. Shetgiri.

En contra informó de  los factores anti-lucha, los latinos que dijeron que se sentían con el apoyo de al menos una persona en su escuela eran menos propensos a pelear. Uno de los factores de protección más importantes para los adolescentes caucásicos fue el nivel de percepción de apoyo de sus familias.

«No hemos encontrado  factores de protección distintos para los niños afro-americanos, pero no hubo tendencias de que el apoyo familiar y escolar fuera  potencialmente importante,» dijo el Dr. Shetgiri.

Añadió que, si bien los adolescentes perciben que varía la manera en que reciben el apoyo, los que  esperan que tenga éxito son  menos propensos a pelear.  «Esperando a tener éxito, con la expectativa de que vamos a hacer un buen trabajo, podría desempeñar un papel muy importante en la prevención de la lucha,» dijo el Dr. Shetgiri.

La violencia en adolescentes es un problema importante en todos los  estados de EE.UU. Cada año, uno de cada tres estudiantes de escuela está involucrado en la lucha, y el homicidio sigue siendo la segunda causa de muerte entre los adolescentes y adultos jóvenes.

Los resultados del estudio fueron extraídas de parte de los adolescentes del 2003 California Health Interview Survey. La muestra incluyó 4010 adolescentes en todo el estado (de 12 a 17 años de edad) que participaron en una encuesta telefónica. Las entrevistas asistidas por ordenador se llevaron a cabo durante un período de siete meses por entrevistadores bilingües en inglés, español, vietnamita, coreano, mandarín y cantonés y examinada la salud, los comportamientos relacionados con la salud y el acceso a la atención de salud. Aunque el estudio se centró en California, el Dr. Shetgiri dijo que los hallazgos pueden ser extrapolados a nivel nacional.

«El conjunto de datos refleja el tipo de diversidad  étnica de muchas de las poblaciones urbanas en todo el país, particularmente en términos de la creciente población latina,» dijo.

El siguiente paso, el Dr. Shetgiri dijo, es completar los estudios de grupos considerados con adolescentes del Norte de Texas para identificar los factores que influyen en la lucha desde la perspectiva de los adolescentes, así como las intervenciones que serína más aceptables y factibles.

El doctor Glenn Flores, profesor de pediatría de UT Southwestern, participó en la investigación. Investigadores de la Universidad de California, Los Ángeles, y RAND Corp. también contribuyeron al estudio.

LaRobert Wood Johnson Foundation Clinical Scholars Program apoyó el estudio.

Fuente:  ScienceDaily

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Enlaces relacionados:

–  La web de Maco048. Noticias criminología:  antisociales

–  La web de Maco048. Noticias criminología:  violencia

A los 13 años aparecen las primeras conductas antisociales o delictivas

Un estudio elaborado por el Centro de Investigación en Criminología de la Universidad de Castilla-La Mancha para el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), y dirigido por la profesora Cristina Rechea, tiene como objetivo conocer la realidad con precisión para mejorar la intervención de la jurisdicción de menores. Las conclusiones revelan que los jóvenes españoles comienzan a presentar conductas antisociales a partir de los 13 años de edad.

Los actos delictivos que con más frecuencia realizan a esa edad van desde la violencia contra personas o cosas; robos en tiendas, almacenes o casas, robos de coches o tirones; consumo de alcohol, cannabis y drogas de otro tipo, así como su venta; un uso ilícito del ordenador, como hacer hacking o bajarse música ilegalmente de internet.

El Consejo General del Poder Judicial busca con este estudio esclarecer diversos puntos acerca de la jurisdicción de menores. El estudio responde a una metodología criminológica experimentada en Estados Unidos y también en Europa que permita reconocer con cierta aproximación los delitos que cometen los adolescentes y los jóvenes que nunca han sido denunciados.

Los principios valorables
El estudio se ha realizado empleando un cuestionario con 50 preguntas que contemplan aspectos como las características demográficas del menor y su situación socio-familiar; la victimación de los jóvenes; el uso del tiempo libre y las relaciones con los amigos; conductas antisociales o delictivas como el consumo de drogas o alcohol, la violencia, actos contra la propiedad o uso ilícito del ordenador. Además se analiza la prevalencia –es decir, si las conductas se han tenido con anterioridad–, la incidencia (cuántas veces se han tenido en un periodo de tiempo determinado), y la edad de inicio.

Para lograr estos datos se ha encuestado a escolares de toda España de entre 12 y 17 años, de 201 escuelas elegidas de acuerdo con los niveles de estudios y cursos que se imparten, contando con centros públicos, concertados y privados y de forma proporcional a la distribución nacional indicada por las Comunidades Autónomas.

En total han sido 4.152 los menores escolarizados encuestados. De ellos 2.042 son chicos (un 49,2%) y 2.203 chicas, (50,7%) desde Primero de la ESO hasta Segundo de Bachillerato y Formación Profesional.

Análisis de 19 conductas
De las conductas analizadas, 19 en total, coexisten dos tipos con repercusiones bien distintas, tanto por su gravedad como por sus consecuencias. Se trata de no meter en el mismo saco a los gamberros y a quienes sus conductas van más allá. La variedad de los delitos y, sobre todo, su gravedad son los criterios fundamentales en la predicción de la peligrosidad de cara al futuro.

Por ejemplo, el 42,6 % de los jóvenes son consumidores de alcohol y cannabis y el 5,01% vende drogas. Según el estudio, lo realmente peligroso es lo segundo. Cuando se trata de algo tan “normalizado” como bajarse música del ordenador, los autores del estudio no lo consideran un índice para el delito. Igual ocurre con el vandalismo o las peleas entre iguales.
Este tipo de conductas no deben ser consideradas como peligrosas o de riesgo para el futuro pues son abandonadas con la madurez, sin revestir gravedad.

A partir de los 13 años
Entre los 13 y los 14 años, cuando los adolescentes cursan 2º y 3º de la ESO, es cuando comienzan a manifestar conductas antisociales y delictivas de riesgo. Los menores se encuentran entonces en un estadio formativo y de desarrollo crítico, en el que existe mayor propensión para que caigan en este tipo de conductas.

El estudio saca a la luz que un 98,8% de los jóvenes encuestados en toda España han sido responsables en alguna ocasión de una de estas conductas. De dicho porcentaje, el 72,4% las ha tenido en el último año. Entre aquellas con mayor incidencia y que, además, generan mayor alarma social, se encuentra la participación en peleas, con un porcentaje del 25%. Sin embaro, otro tipo de conductas violentas y aquellas contra la propiedad no alcanzan el 5%. Salvo la descarga de música a través de internet –algo generalizado en la sociedad, que la mayor parte de los jóvenes hacen a diario– y el consumo de bebidas alcohólicas como cerveza, vino o calimocho (cada dos o tres fines de semana al mes) las demás conductas, en contra de lo que generalmente se piensa, tan sólo las han tenido los jóvenes una o dos veces dentro del último año, según reflejan los datos del cuestionario.

Fuente: Magisnet.com

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