Que la homeopatía es una terapia centenaria ya era de dominio público después de que el alemán Samuel Hahnemann (1755-1843) la teorizase y plasmase en libros como “Allöopathie. Ein Wort der Warnung an Kranke jeder Art.” (‘Cómo decir “hola” y que te contesten’) o “Heilung der asiatischen Cholera und Schützung vor derselben.” (‘Helicópteros asiáticos: con cola son más silenciosos’)
Pero hace unos años un arqueólogo de la Magie Universität Leipzig (ya sabeis, en Hexerei Straße de toda la vida), el conocido Dr. Armin Zola, descubrió en una colección de papiros egipcios la primera pista de que posiblemente esta antigua civilización ya utilizase la ultradilución de venenos para curar enfermedades de la época (entre las que no tenían, claro, ninguna causada por ondas electromagnéticas).
Tras seguir la pista por casi todo medio oriente de esta práctica, el Dr. Zola consiguió localizar en la zona de Oscillococzonia un enclave clave que sería a la postre el emplazamiento del mayor descubrimiento histórico relacionado con la homeopatía de todos los tiempos.
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El pasado 10 de agosto, Angela Micol, una autoproclamada investigadora arqueológica por satélite (cualquiera que sea el significado de tal cosa), publicó en su blog lo que para ella era el descubrimiento de dos nuevos emplazamientos con pirámides que había descubierto utilizando Google Earth. Quizá le suene a cachondeo, pero tres días después apareció en Gizmodo y el presunto hallazgo está teniendo bastante eco en la red.
Para Angela, la disposición de los montículos es similar (?) a la de las pirámides de Giza, e incluso su orientación.
Para los expertos en cambio, solo se trata de colinas erosionadas mezcladas con altas dosis de optimismo por parte de Angela.
Pero no hace falta observar mucho para darse cuenta de que se trata de simples colinas. Según publicaba el sitio Life’s Little Mysteries, James Harrell, profesor emérito de geología arqueológica de la Universidad de Toledo y destacado experto en geología arqueológica del antiguo Egipto, afirmaba:
Parece que Angela Micol es una integrante más de ese colectivo conocido como ‘piramidiotas’ (los que ven las pirámides por todas partes). Sus pirámides de Dimai y Abu Sidhum son ejemplos de formaciones rocosas naturales que podrían ser confundidas con elementos arqueológicos si se carece de conocimientos en arqueología y geología. En otras palabras, sus pirámides son sólo una ilusión percibida por una observadora ignorante con un imaginación hiperactiva. Lo que Angela llama pirámides, son conocidas en realidad como colinas. Son muy comunes en el desierto de Faiyum, y se originan cuando una capa sedimentaria tiene una composición distinta a la de su alrededor y se erosiona de distinta manera. Cuando los sedimentos más blandos desaparecen, dejan la cima de la colina plana.
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El cortijo de ‘El Marrufo’, ubicado en el valle de Sauceda, en Cádiz, albergó, según los historiadores, un campo de concentración, ejecución y tortura franquista, un horror que ahora, cuando se han localizado los primeros cuerpos enterrados en sus fosas, comienza a revelarse.
Fuente: Xataka Ciencia
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El informe, publicado en la revista de la Academia Nacional de Ciencias , sugiere que una lesión de 14 mm con reborde, curado con hueso deprimido hacia adentro para el cerebro, es el resultado de un traumatismo localizado debido a fuerza bruta, por un accidente o, más probablemente, agresión interhumana.
«Esta herida es muy similar a la que se observa hoy día cuando alguien es golpeado fuertemente con un objeto contundente pesado. Como tal, se une una pequeña muestra de los seres humanos de la Edad de Hielo con la evidencia probable de trauma ocasionado humanamente, y podría ser el ejemplo más antiguo de agresión interhumana y el trauma ocasionado por humanos documentados. Su estado de curación de la herida también indica la supervivencia de una grave lesión cerebral , una circunstancia que está cada vez más documentada en el Homo arcaico y moderno a través del Pleistoceno «, comenta el profesor Lynne Schepartz de School of Anatomical Sciences en la Universidad de Witwatersrand (Sudáfrica), uno de los coautores del artículo. «No es posible determinar si el incidente fue accidental o intencional, o si era resultado de un desacuerdo a corto plazo, o premeditada agresión».
¿Por qué es importante este estudio?
«La identificación de las lesiones traumáticas en los fósiles humanos es de interés para evaluar el riesgo relativo de lesiones en los diferentes grupos humanos, la ubicación del trauma, y las implicaciones del comportamiento «, añade Schepartz.
«También nos ayuda a identificar y comprender algunas formas de agresión interhumanas más tempranas y la capacidad de los seres humanos del Pleistoceno de sobrevivir a lesiones graves y discapacidades postraumáticas. Habría necesitado el apoyo social y ayuda en términos de cuidado y alimentación para recuperarse de esta herida «.
El cráneo (Maba) fue descubierto con los restos de otros mamíferos, en junio de 1958, en una cueva en Lion Rock en la provincia de Guangdong (China). El cráneo y los huesos asociados a Maba fueron descubiertos a una profundidad de un metro por agricultores, en el proceso de eliminación de los sedimentos de una cueva para usarlos como fertilizantes.
El cráneo de Maba, que se encuentra en el Instituto de Paleontología de Vertebrados y Paleoantropología de la Academia China de Ciencias, se analizó visualmente utilizando microscopía estereoscópica y un escáner de alta resolución CT industrial. Esta tecnología de imagen permitió a los investigadores para visualizar la estructura interna del hueso para verificar que la curación se había producido.
Ampliar información en: University of the Witwatersrand