186 científicos -18 de ellos, premios Nobel- firmaron el 3 de septiembre de 1975 un manifiesto contra la astrología, por iniciativa del astrónomo Bart J. Book, el divulgador científico Lawrence E. Jerome y el filósofo Paul Kurtz. Les sorprendía el éxito, en una época con la cultura y la educación más accesibles que nunca, de una creencia basada “en la magia y la superstición” y les preocupaba la “acrítica difusión” de contenidos astrológicos en los medios de comunicación serios, algo que, a su juicio, sólo podía “contribuir al crecimiento del irracionalismo y el oscurantismo”.
El manifiesto decía:
Científicos de diversos campos estamos preocupados por la creciente aceptación de la astrología en muchas partes del mundo. Los abajo firmantes -astrónomos, astrofísicos y científicos de otras áreas- queremos advertir al público contra la aceptación incondicional de las predicciones y consejos dados privada y públicamente por los astrólogos. Aquéllos que quieran creer en la astrología deberían saber que sus principios carecen de fundamento científico.
En la Antigüedad las personas creían en las predicciones y consejos de los astrólogos porque la astrología formaba parte de su visión mágica del mundo. Veían los objetos celestes como moradas y presagios de los dioses y, por tanto, íntimamente conectados con los sucesos que ocurrían en la Tierra; no tenían idea de las grandes distancias que nos separan de los planetas y las estrellas. Ahora que esas distancias pueden ser y han sido calculadas, podemos ver lo infinitamente pequeñas que son los efectos gravitacionales y de cualquier otro tipo producidos por los lejanos planetas y las aún más distantes estrellas. Es simplemente un error imaginar que las fuerzas ejercidas por las estrellas y los planetas en el momento del nacimiento pueden de alguna forma condicionar nuestro futuro. Tampoco es cierto que la posición de los cuerpos celestes distantes haga que ciertos días o periodos de tiempo sean más favorables para emprender algún tipo de acción o que el signo bajo el cual uno ha nacido determine su compatibilidad o incompatibilidad con otras personas.
¿Por qué cree la gente en la astrología? En esta época de incertidumbre, muchos anhelan la comodidad de tener una guía en la toma de decisiones. Les gusta creer en un destino predeterminado por fuerzas astrales más allá de cualquier control. Sin embargo, somos nosotros los que debemos enfrentarnos al mundo y darnos cuenta de que nuestro futuro depende de nosotros, y no de las estrellas.
Imaginábamos que, en una época con amplia difusión de la cultura y educación, que sería innecesario desenmascarar creencias basadas en la magia y la superstición. Sin embargo, la aceptación de la astrología empapa la sociedad actual. Estamos especialmente preocupados por la continuada y acrítica difusión de cartas astrales, predicciones y horóscopos en los medios audiovisuales y en reputados periódicos, revistas y editoriales. Esto sólo puede contribuir al crecimiento del irracionalismo y el oscurantismo. Creemos que ha llegado el momento de desafiar directamente, y con fuerza, las afirmaciones pretenciosas de los charlatanes astrológicos.
Es evidente que quienes siguen teniendo fe en la astrología lo hacen a pesar de que no existe una base científica comprobada por sus creencias, y sí una fuerte evidencia de lo contrario.
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La dictadura de Birmania (Myanmar) es conocida por la multitud de aberraciones y caprichos relacionados con la Numerología. Favorece cualquier acción que lleve el número nueve o el once. Esto hizo que imprimiese billetes múltiplos de 9. Billetes de 90 y 45 kyats (moneda birmana).
Estos billetes solo duraron uno o dos años, pues fueron un auténtico fiasco económico. Los dictadores no tuvieron más remedio que volver a los billetes múltiplos de diez.
Otro delirio de esta Junta Militar «magufa» es que los coches y autobuses llevan los volantes a la derecha, pero se circula por la derecha. Tienes que llevar copiloto para adelantar, pues hay que preguntarle si vienen vehículos pues el conductor no los ve. Al parecer unos astrólogos le dijeron al Régimen que para mantenerse en el poder y obtener el favor de los dioses, lo mejor era cambiar el sentido de la circulación. En la actualidad lo que sucede es que la circulación es un auténtico caos.
La mayoría de los autobuses tienen el volante a la derecha y la puerta de salida de los viajeros en vez de dar a la acera da a la carretera.
En un arrebato sin precedentes los dictadores birmanos en el año 2005 trasladaron la capital Birmana de Rangún a Naipydó. Otra vez los astrólogos estaban detrás de la decisión. Les habían dicho que era imprescindible abandonar Rangún para no perder el poder en Birmania. El traslado se efectuó el seis de Noviembre (mes 11).
A partir de ese día la Administración y el Gobierno tienen su sede en esta ciudad, cuyo nombre en Birmano significa «Ciudad de Dioses». La ciudad está prácticamente desierta, con grandes edificios, grandes avenidas, centros comerciales… El nivel de vida es muy elevado para los pocos habitantes que viven en ella (Altos funcionarios del Estado).
Fuente: Intrínseco y espectorante
Según las predicciones de adivinos colombianos (disponiendo ya de resultados de encuestas) para los resultados de las elecciones locales y regionales en Colombia:
MedellínEl triunfador en la capital paisa será Luis Pérez, aunque la contienda electoral será muy competida entre él y Aníbal Gaviria, quien se postuló por el Partido Liberal.
…
Bucaramanga
De acuerdo a la interpretación de las cartas, Martha Pinto de De Hart, exministra de comunicaciones en el primer gobierno del ex presidente Álvaro Uribe Vélez, ganará de manera reñida. El gran perdedor será Luis Francisco Bohóquez, quien ya se ha postulado para otros cargos de elección popular como a la alcaldía de Floridablanca y a la gobernación de Santander.
¡Falso!
Los resultados electorales de ambas ciudades fueron:
Medellín: ganó Aníbal Gaviria con 238 970 votos.
Bucaramanga: ganó Luis Francisco Bohórquez con 120.670 votos. ¡Y la contienda ni siquiera fue «reñida»! La tal Martha Pinto tan sólo obtuvo 65 122 votos, o sea la mitad de los de Bohórquez. Y tener la mitad de los votos que el contrincante será cualquier cosa, menos reñida, salvo por supuesto, en el caso en que sólo haya tres votantes.