Ése podría simplemente ser un titular más. Otra cruz que añadir a la lista de los recortes. Incluso puede haber quien piense que «puestos a recortar, mejor hacerlo con quienes han hecho algo para merecerlo (y, con ese pensamiento, cerrar toda posibilidad de debate -por incomparecencia del pensamiento racional, digo).
Pero para nosotros no se trata de un titular más. cuando hace casi dos años tuvimos la oportunidad de visitar la Unidad Terapéutica y Educativa de la cárcel de Villabona nos quedamos impresionados porque logramos entender que, aún teniendo en cuenta todo lo que Foucault nos muestra sobre las prisiones como concepto en su libro «vigilar y castigar«, la reinserción era un concepto abordable desde una óptica relativamente horizontal y colectiva.
Después de esa visita escribimos esto: «¿Y si las cosas sirvieran para algo? Llamémoslo Villabona«.
Tras conocer durante mucho tiempo esta unidad el gran Rafa Cofiño ha ido publicando algunos posts en su blog:
1) Salud y prisión: «esta revolución es vuestra»
2) Un espacio de libertad en salud: agentes de salud en la prisión.
3) (XIX) Salud Comuntiaria en Imágenes, por Lázaro Blanco.
El sistema se rompe, y lo hace por los lugares más débiles… presos, inmigrantes indocumentados, desahuciados, personas con enfermedad mental,…
Si se destruyen las cosas que funcionan habrá que empezar a pensar que hay ciertas cosas cuyo éxito y correcto funcionamiento son un estorbo para el modelo de sociedad que algunos buscan.
Asco. Algo de pena, pero fundamentalmente Asco.
Fuente: Médico Crítico
Más del 90% de los reclusos drogodependientes en la cárcel de Villabona presentan, al menos, un trastorno mental, según datos de un reciente estudio de la Universidad de Oviedo. Con motivo de ese trabajo, una investigadora asturiana conocerá de primera mano los tratamientos de desintoxicación más avanzados en EEUU. El objetivo es adaptar por primera vez una terapia de deshabituación que tenga en cuenta las patologías psíquicas y que pueda aplicarse en el entorno penitenciario.
Más del 75% de los reclusos españoles consumía drogas el mes antes a su ingreso en prisión, según la encuesta de 2006. Pero si los efectos de la droga se entrelazan con una patología psíquica se produce una patología dual. Como explicó Ana González Menéndez, profesora de Psicología e investigadora del Grupo de Conductas Adictivas de la Universidad de Oviedo, el grupo no tiene constancia de que existan estudios acerca de la proporción de personas con patología dual en el entorno penitenciario español.
«Se trata de un dato importante, porque estas personas no responden al estilo terapéutico que se lleva a cabo en los programas de desintoxicación tradicionales. En cuanto a nuestro estudio, hemos obtenido los datos utilizando un instrumento de detección y lo ideal sería un diagnóstico más exhaustivo, pero no hay duda de que este problema es más frecuente de lo que se pensaba», afirmó Ana González en una nota de prensa remitida por la Fundación para el Fomento en Asturias de la Investigación Científica Aplicada y la Tecnología (FICYT).
María José Casares es la investigadora del grupo asturiano que permanecerá tres meses en la Universidad de Pensilvania (EEUU) con ayuda del Plan de Ciencia, Tecnología e Innovación del Principado (PCTI). En el marco de su tesis doctoral, también financiada por el PCTI, estudiará las posibilidades de llevar a cabo un tratamiento psicológico en el contexto penitenciario.
Para ello, aplicará algunas de las técnicas y terapias más avanzadas en el tratamiento de la drogodependencia que está conociendo en el Treatment Research Center y en el Treatment Research Institute de la Universidad de Pensilvania, y prestará especial atención a la evaluación y diagnóstico del perfil de personalidad de los reclusos o la gravedad de la adicción, entre otras variables.
Fuente: europapress
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