Sam Harris, el poder de los incentivos negativos:
Imaginemos que un hombre joven, blanco ha sido falsamente declarado culpables de un delito grave y condenado a cinco años en una prisión de máxima seguridad. No tiene antecedentes de violencia y está, comprensiblemente, aterrado ante la perspectiva de vivir entre asesinos y violadores. Al oír las puertas de la prisión cerrarse tras de él, toda una vida de diversos intereses y aspiraciones colapsa en un solo punto: debe evitar hacer enemigos para poder cumplir su condena en paz.
Por desgracia, las cárceles son lugares de incentivos perversos – en las que hay que seguir las propias normas para evitar convertirse en una víctima llevada ineludiblemente hacia la violencia. En la mayoría de las cárceles de Estados Unidos, por ejemplo, los blancos, los negros y los hispanos, existen en un estado de guerra perpetua. Este joven no es racista, y prefiere interactuar pacíficamente con todos los que conoce, pero si no se une a una pandilla es probable que sea objeto de violación y otros abusos contra los prisioneros de todas las razas. No elegir un bando es convertirse en la víctima más atractiva de todas. Siendo blanco, probablemente no tendrá otra opción racional sino la de unirse a una pandilla supremacista blanca para su protección.
Así que se une a una pandilla. Con el fin de seguir siendo un miembro de pleno derecho, sin embargo, tiene que estar dispuesto a defender a otros miembros de la pandilla, sin importar qué tan sociópata sea su comportamiento. También descubre que debe estar dispuesto a usar la violencia ante la más mínima provocación -devolver un insulto verbal con una puñalada, por ejemplo- o arriesgarse a adquirir una reputación como alguien que puede ser asaltado a voluntad. El no responder a la primera señal de falta de respeto con una fuerza abrumadora, es correr un riesgo de abusos intolerable. Por lo tanto, el joven comienza a comportarse precisamente de esas formas que hacen que cada prisión de máxima seguridad sea un infierno en la tierra. También añade más tiempo a su condena por la comisión de delitos graves tras las rejas.
Una prisión es quizás el lugar más fácil de ver el poder de los incentivos negativos. Sin embargo, en muchos otros lugares en nuestra sociedad, nos encontramos con hombres y mujeres por lo demás normales atrapados en la misma trampa y ocupados haciendo la vida mucho menos buena de lo que podría ser para todo el mundo. Los funcionarios electos ignoran los problemas a largo plazo, ya que deben complacer los intereses a corto plazo de los votantes. Las personas que trabajan para las aseguradoras se basan en tecnicismos para negarle la atención que necesitan a los pacientes desesperadamente enfermos. Los directores ejecutivos y banqueros de inversión corren riesgos extraordinarios -tanto para las empresas como para la economía en su conjunto- porque cosechan las recompensas del éxito sin sufrir las penalidades del fracaso. Los abogados siguen enjuiciando personas que saben que son inocentes (y defienden a los que saben que son culpables) porque sus carreras dependen de ganar casos. Nuestro gobierno libra una guerra contra las drogas que crea el problema de las ganancias del mercado negro y la violencia que se pretende resolver…
Necesitamos sistemas que sean más sabios que nosotros. Necesitamos instituciones y normas culturales que nos hagan mejores de lo que solemos ser. Me parece que el mayor reto al que nos enfrentamos ahora es el de construirlas.
En muchos sistemas penitenciarios el fin del encarcelamiento es la reinserción del preso en la sociedad. ¿Es esto siempre posible, al menos teóricamente? ¿Puede reinsertarse un psicópata?
La comparación de imágenes de cerebros de reclusos diagnosticados como psicópatas y otros, con los mismos delitos, pero sin ese diagnóstico muestran importantes diferencias. La localización de estas diferencias podría explicar el impulsivo comportamiento antisocial de los psicópatas. El estudio, encabezado por Julian Motzkin, de la Universidad de Wisconsin en Madison (EE.UU.), se ha publicado en el Journal of Neuroscience.
La investigación se basa en un trabajo previo de otros dos coautores, Newman y Koenig, que muestra que la toma de decisiones de los psicópatas es muy parecida a la de personas con daños en el córtex prefrontral ventromedial (CPFVM), lo que indicaría que los problemas con esta parte del cerebro están asociados con la psicopatía. Esta demostración indirecta se vuelve directa en el estudio que nos ocupa, y pone de manifiesto que existe una anormalidad cerebral específica asociada a la psicopatía criminal.
En concreto los datos obtenidos apuntarían a que los psicópatas presentan una reducción en las conexiones entre el CPFVM, la parte del cerebro responsable de la empatía y la culpa, y la amígdala, que media en el miedo y la ansiedad. Para llegar a esta conclusión se recogieron dos tipos de imágenes. Las obtenidas con tensor de difusión (tractografía DTI) muestran una reducción en la integridad estructural en las fibras de materia blanca (axones) que conectan ambas áreas, mientras que las obtenidas por resonancia magnética funcional (fMRI), que detectan la actividad del cerebro, señalan una menor actividad coordinada entre el CPFVM y la amígdala. Es decir, CPFVM y amígdala no se están comunicando como debieran.
El estudio se realizó en una cárcel de seguridad media del estado de Wisconsin empleando escáneres portátiles. Se realizaron mediciones de 40 presos que habían cometido delitos similares, de los que 20 habían sido diagnosticados como psicópatas.
La combinación de anormalidades estructurales y funcionales parece demostrar bastante bien que la disfunción observada en el circuito social-emocional es una característica estable de los reclusos psicópatas. Independientemente de que el estudio haya de reproducirse y obtener más datos, ¿debe un sistema penitenciario tratar a todos los presos por igual e intentar reinsertar a una persona cuyo cerebro no está preparado para ello?
Fuente: EXPERIENTIA DOCET
Referencia: Motzkin J, Newman JP, Kiehl K, Koenigs M. (in press) Reduced prefrontal connectivity in psychopathy. Journal of Neuroscience.
Esta propuesta, que fue lanzada por ANEP (Asociación Nacional de la Empresa Privada) en la Consulta que realizó el Consejo Nacional de Educación, con representantes de las gremiales empresariales, en búsqueda de medias para bajar los índices de violencia en el país, aún no ha sido presentada oficialmente al gobierno.
A pesar de los argumentos divergentes, los diputados coinciden en que el actual sistema penitenciario no funciona.
«Lo que sí es claro es que el modelo actual es un fracaso, pero esta idea debe ser analizada a profundidad», dijo Ahues.
De esa misma forma se refirió Vaquerano ante la propuesta, pero haciendo honor a su rivalidad política, enfatizó que «una idea de esa naturaleza, con este tipo de gobierno, es viable, porque son malas administraciones».
Lara dijo que lo que se debe hacer es fortalecer las instituciones del Estado para que funcionen y no ir por la línea de la privatización.
«El esfuerzo que debemos hacer es que las instituciones del Estado funcionen y cumplan con la seguridad pública, porque esa es obligación del Estado, y es él, el que está haciendo esfuerzos por solidificar la institucionalidad», concluyó Lara.
Aún con puntos de vista diferentes, los representantes de las tres fuerzas políticas podrían estudiar la propuesta, acordaron.
Propuesta
La ANEP propuso inicialmente la idea en el Encuentro Nacional de la Empresa Privada (ENADE), que se realizó en marzo de este año y a quien llamaron «estrategia integral de seguridad ciudadana».
En esa ocasión plantearon que la concesión de las cárceles podría ser total o parcial, mediante un asocio público-privado.
Ahora la ANEP reitera esa propuesta tal como lo explicó el director de Asuntos Económicos de la Asociación, Waldo Jiménez, quien aseguró que la concesión de las cárceles puede ser una alternativa para que baje la criminalidad e inseguridad en el país.
«El gobierno no tiene por qué gastar en cárceles. Si realmente queremos solucionar la problemática, demos en concesión las cárceles, pongamos a trabajar a los presos, que les permita un ingreso que financie su instancia en los penales y así incluso le ahorramos insumos al gobierno», manifestó Jiménez.
Sin embargo, el ministro de Justicia y Seguridad Pública, Manuel Melgar, aunque dijo que están dispuestos a analizar la idea ya dio su negativa ante tal iniciativa, achacándole al sector privado que lo único que busca es dinero.
«En otros países como Chile no les funcionó. Además, si para ellos eso sería un negocio y lo que quieren es que los narcotraficantes en las cárceles tengan mejores condiciones», ha dicho el Ministro de Seguridad.
Melgar concluyó que con esa propuesta la «ANEP no busca ayudar al gobierno, ya que siempre está movida por intereses económicos y políticos».
Ampliar información en: LA PAGINA.com.sv
En «The Economist» de esta semana aparece un artículo titulado «Too many laws, too many prisoners» (demasiadas leyes, demasiados presos) acerca del actual panorama de las cárceles en Estados Unidos de Norteamérica y las causas que han llevado a ello. Los problemas de la medicina actual se reproducen en las cárceles y las leyes de forma curiosamente similar.
El sistema actual de leyes y castigos en EE.UU. tiene tres problemas, según los autores del artículo:
1- Mete a mucha gente en la cárcel por demasiado tiempo.
2- Criminaliza actos que no deberían ser criminalizados.
3. Es impredecible.
Sobre el primer aspecto, se calcula que hasta un 1% de la población adulta de los EE.UU. está en este momento con problemas judiciales que tienen a la cárcel de por medio (hasta 12 veces más que en Japón, por ejemplo) y las condenas han ido alargándose progresivamente, en respuesta de los políticos a las demandas de una seguridad creciente por parte del electorado.
Sobre el segundo punto, relata el ejemplo de un cuasi-jubilado aficionado al cultivo de orquídeas que por el mal etiquetado de unas especies traídas de Latinoamérica tuvo que afrontar una condena mayor de 5 años…
Y sobre el tercer aspecto, es un sistema con tantos «ángulos muertos» en él, que su aplicación se ve sometida a una variabilidad difícilmente predecible y afrontable…
¿Y la medicina?
Pues bien, en una sociedad que se caracteriza por su judicialización y su medicalización, podemos ver algunos puntos en común…
1. Cada vez más personas tienen la etiqueta de «enfermos» y esas etiquetas en muchas ocasiones permanecen de por vida, por ejemplo, la fibromialgia, la menopausia, la disfunción eréctil, la prehipertensión, la prediabetes,…
2. Se etiqueta como «enfermos» y se medicalizan a pacientes y situaciones que deberían quedar fuera del escenario de la salud/enfermedad: los problemas laborales, los ciclos anímicos diagnosticados de depresión, los niños inquietos rápidamente medicados contra su «hiperactividad», la gente sin enfermedades que se hace un «chequeíto» en el cual le sale una alteración que les condena a revisiones anuales de por vida sin que esto vaya a repercutir en su salud más que para hacerles sentir enfermos, los varones septuagenarios calvos, las mujeres «con poco calcio en los huesos»,…
3. La medicalización de la vida actual, hace que los resultados que de la medicina «superflua» se puedan esperar sean IMPREDECIBLES. Ante problemas que no deberían ser médicamente tratados y ante pruebas diagnósticas que no deberían ser realizadas, no podemos esperar más que consecuencias impredecibles como respuesta a unos resultados igualmente poco adivinables…
Fuente: Médico crítico
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.
Ha llegado a mi conocimiento un estudio realizado en 1997 por el Departamento Federal de Prisiones de los Estados Unidos, entre 93.112 convictos, de los que más del 80 por 100 respondieron a los cuestionarios, y este el resultado de
En Estados Unidos, la población atea se extiende, según los estudios sean más conservadores o más atrevidos, entre el 8 y el 16 por ciento. Mientras, en prisión, no llega al 0,21 por ciento. Repito la frase del físico premio Nobel Steven Weinberg, “La religión es un insulto para la dignidad humana. Con o sin ella, habría buena gente haciendo cosas buenas, y gente malvada haciendo cosas malas, pero para que la buena gente haga cosas malas hace falta religión.” Que cada cual saque sus propias conclusiones de este estudio, que podrá ver más completo AQUÍ.
Fuente: Misterios al descubierto
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Enlaces de interés:
– Los países ateos son más pacíficos
– Ateos de Colombia se confiesan 16 personalidades del país
Los profetas de un meteórico incremento de la delincuencia femenina debido a la normalización social de la mujer pueden ir revisando sus teorías. También las feministas que, con razonamiento distinto, auguraban igualmente una equiparación criminal entre ambos sexos. Los tres principales indicadores de la delincuencia: detenciones, juicios y población reclusa, demuestran que no hay mucha novedad en el frente. Las mujeres delinquen menos, son menos violentas y reinciden menos. Aunque ha aumentado el número de mujeres con causas pendientes y en ciertos delitos, como la violencia contra los padres, donde las chicas ganan terreno y se acercan al 50% del total. No obstante, por cada 10 mujeres que cometen delitos o faltas hay 100 hombres. Y no es una novedad. Ha ocurrido en todas las épocas y en todos los países. ¿Por qué? No existe una respuesta única, insisten catedráticos y criminólogos.
La delincuencia femenina es la gran desconocida de la criminología y muchas de las decenas de teorías existentes están basadas en tópicos machistas o en afirmaciones sin base empírica. El italiano Cesare Lombroso, fallecido en 1909, aseguraba: «Educar y remover a las mujeres de sus características de domesticidad y maternidad que las mantienen como inocuas semicriminales, podría resultar un hecho desastroso para la humanidad». Bueno, de momento, la humanidad no parece estar hecha unos zorros por los crímenes femeninos. Los expertos consideran que existe una cascada de aspectos que influyen en la baja tasa de criminalidad de las mujeres, especialmente biológicos y socioculturales. Aunque tampoco se descartan el peso de otros, como los genéticos, psicológicos, fisiológicos, del aprendizaje, sensoriales, neurológicos… Desde la vetusta y misógina hipótesis que aseguraba que el 80% de los delitos cometidos por mujeres se producían en el periodo premenstrual o menstrual a aquella que señala que la fuerza física del varón le facilita la comisión del delito por resultarle más sencillo el control de la víctima, la obtención de un bien y la huida, o la que apela a la empatía de la mujer para justificar la baja tasa en los delitos de lesiones.
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Los estudios sobre la diferencia biológica son recurrentes. El último se dio a conocer la semana pasada. Una universidad californiana sugería que los estrógenos, y no sólo la testosterona (hormona con presencia 10 veces mayor en el hombre), podrían jugar un papel importante en el hecho de que éstos desarrollen patrones de conducta más duros o agresivos.
Paz M. de la Cuesta Aguado, coautora del estudio Perfiles Criminológicos de la Delincuencia Femenina y profesora de Derecho Penal de la Universidad de Cantabria, subraya que la biología tiene un peso indudable, pero las condiciones sociales también. «La mujer se ha integrado en la sociedad a un nivel que no estaba, es decir, en el momento en que hay más mujeres profesionales, empresarias, más mujeres que hacen la declaración de la renta, hay más mujeres que cometen fraudes fiscales», señala.
Raquel Bartolomé, profesora de Psicología del centro de Investigación de Criminología de Albacete, explica que «las niñas tienden hacia objetivos relacionales y afectivos que indican que su conducta social va a estar dirigida a mantener sus relaciones y no ponerlas en peligro. Los niños son más activos físicamente, algo más agresivos y con peores habilidades sociales». Estas pequeñas diferencias de la infancia se van acentuando a medida que el individuo camina hacia la madurez. Y concluye: «Las mujeres no son ni mejores ni peores; tienen estilos de conducta diferentes».
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Concepción Yagüe, subdirectora de Tratamiento de la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias, que durante 17 años fue responsable de la cárcel de mujeres de Alcalá de Guadaíra (Sevilla), es seguidora de la corriente que explica la baja delincuencia femenina por causas fundamentalmente sociales y culturales y señala que «la mujer pudo eludir en el pasado la delincuencia por la protección familiar, de su pareja, o por tener otras fuentes indirectas de ingresos como la prostitución». Sin embargo, la teoría de la prostitución como alternativa no genera consenso. Ortubay la califica como «una manifestación del imaginario patriarcal más rancio, que tiende a equiparar sutilmente violencia y prostitución». Yagüe explica que el hecho de que la mayoría de las mujeres estén condenadas por tráfico de drogas se debe a que creen que no le hacen daño a nadie, no pone en riesgo su integridad física y aporta una importante cantidad de dinero. «Normalmente, los delitos contra las personas no tienen prevalencia en las mujeres», aclara. Jesús Martín, director de la prisión abulense de mujeres de Brieva, asegura que las reclusas son menos conflictivas y violentas que los varones. «En 20 años el incidente más grave ha sido el de una chica que le puso una cuchilla en el cuello a la funcionaria». Fue hace 18 años.
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Más del 90% de los reclusos drogodependientes en la cárcel de Villabona presentan, al menos, un trastorno mental, según datos de un reciente estudio de la Universidad de Oviedo. Con motivo de ese trabajo, una investigadora asturiana conocerá de primera mano los tratamientos de desintoxicación más avanzados en EEUU. El objetivo es adaptar por primera vez una terapia de deshabituación que tenga en cuenta las patologías psíquicas y que pueda aplicarse en el entorno penitenciario.
Más del 75% de los reclusos españoles consumía drogas el mes antes a su ingreso en prisión, según la encuesta de 2006. Pero si los efectos de la droga se entrelazan con una patología psíquica se produce una patología dual. Como explicó Ana González Menéndez, profesora de Psicología e investigadora del Grupo de Conductas Adictivas de la Universidad de Oviedo, el grupo no tiene constancia de que existan estudios acerca de la proporción de personas con patología dual en el entorno penitenciario español.
«Se trata de un dato importante, porque estas personas no responden al estilo terapéutico que se lleva a cabo en los programas de desintoxicación tradicionales. En cuanto a nuestro estudio, hemos obtenido los datos utilizando un instrumento de detección y lo ideal sería un diagnóstico más exhaustivo, pero no hay duda de que este problema es más frecuente de lo que se pensaba», afirmó Ana González en una nota de prensa remitida por la Fundación para el Fomento en Asturias de la Investigación Científica Aplicada y la Tecnología (FICYT).
María José Casares es la investigadora del grupo asturiano que permanecerá tres meses en la Universidad de Pensilvania (EEUU) con ayuda del Plan de Ciencia, Tecnología e Innovación del Principado (PCTI). En el marco de su tesis doctoral, también financiada por el PCTI, estudiará las posibilidades de llevar a cabo un tratamiento psicológico en el contexto penitenciario.
Para ello, aplicará algunas de las técnicas y terapias más avanzadas en el tratamiento de la drogodependencia que está conociendo en el Treatment Research Center y en el Treatment Research Institute de la Universidad de Pensilvania, y prestará especial atención a la evaluación y diagnóstico del perfil de personalidad de los reclusos o la gravedad de la adicción, entre otras variables.
Fuente: europapress
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Según informó al parlamento belga el Ministro de Justicia, Stefaan De Clerck, sus vecinos holandeses están dispuestos a asistirlos. Después de todo Holanda espera cerrar ocho prisiones por falta de reclusos.
En principio, las partes han pactado transferir a 500 detenidos belgas a la prisión de la ciudad de Tilburg, situada en el sur de Holanda, cerca de la frontera con Bélgica.
La cárcel de Tilburg, actualmente con 681 presos, sería desalojada, y la dirección pasaría a manos de Bélgica, pero los empleados seguirían siendo holandeses.
En principio, los presos llegarían en 2010 y, por lo menos el contrato de renta duraría hasta 2012. «Sólo nos queda trabajar en los detalles», reconoció Nebahat Albayrak, secretaria de Estado para Justicia de los Países Bajos.
En entrevista con BBC Mundo, Brice De Ruyver, profesor del Instituto de Investigación Internacional sobre Política Criminal de la Universidad de Gante, asegura que la iniciativa es una clara señal de desesperación del gobierno belga.
«Nuestro ministro de Justicia está desesperado porque nos estamos enfrentando a una situación en la que por falta de espacio en las prisiones las sentencias menores a los tres años de cárcel ya no se están cumpliendo en su totalidad», explica.
«Estamos corriendo el riesgo de dejar en libertad a personas con potencialidad de cometer nuevos delitos y el ministro bien sabe que, de registrarse un caso de reincidencia de impacto, el costo político a pagar será muy elevado», agrega.
El catedrático afirma que en la actualidad no existe el marco jurídico que facilite la transferencia de presos belgas a cárceles holandesas, y aun firmando un nuevo tratado, surgirán otros obstáculos legales relacionados con los derechos de los presos y de los mismos custodios.
Además, precisa que la comunidad penitenciaria se opone, ya que se protegerán empleos en Holanda a expensas de los belgas.
Bélgica ha venido aplazando la reforma de su sistema penitenciario desde hace un par de décadas, de acuerdo con la información del Instituto Nacional de Criminología y Criminalística.
No sólo registra una saturación de sus prisiones -hay 10.300 detenidos cuando la capacidad máxima es de 8.500- sino que la mayoría de sus cárceles son de principios del siglo pasado y no cumplen con las exigencias de seguridad.
El gobierno belga ha anunciado la construcción de nuevas prisiones, aunque no se espera que sean operativas hasta 2013. Además de la iniciativa de alquilar la prisión de Tilburg, Bélgica evalúa la compra o renta a Holanda de un barco prisión con capacidad para 700 reclusos y que podría anclarse en algún puerto belga.
También se habla de ampliar el sistema de vigilancia con pulsera electrónica al tobillo, que actualmente se aplica a unos 1.000 condenados.
«Lo ideal sería apoyar programas que permitan que los sentenciados cumplan su condena en su país de origen, porque el 44% de los reclusos son extranjeros; es decir, estamos pagando por una delincuencia importada», apunta De Ruyver.
La gota que derramó la paciencia del Ministerio de Justicia fue la decisión de un juez de poner en libertad a un ladrón de vehículos atrapado in fraganti.
«En las prisiones belgas no hay más lugar», concluyó el juez Walter De Smedt al dar por anulado un castigo que eventualmente se condena con dos años y medio de prisión.
«No necesito que se me explique el problema en las prisiones», declaró en su momento el ministro de Justicia, Stefaan De Clerck.
«Ningún juez puede dejar libre a nadie que manifiesta culpabilidad», subrayó.
Fuente: BBC MUNDO
La creciente criminalización de la pobreza ha provocado la explosiva sobrepoblación en los reclusorios del país, ya que un gran porcentaje de sus internos están arrestados por cometer delitos «famélicos», como se denomina a los ocasionados por el hambre y la miseria.
Pese a las carencias económicas de estos internos, cuyas familias pagan las cuotas que se les cobran durante su cautiverio, los reclusorios se han convertido en un gran negocio para los gobiernos estatales, que los utilizan como sus cajas chicas. Pero también para los cárteles de la droga, que cada vez tienen un mayor control sobre las cárceles.
De esta manera, en México impera un sistema penitenciario que no rehabilita a los reclusos, sino que los pervierte todavía más, provocando en ellos y en sus familias un resentimiento social… Además, genera un círculo vicioso que incrementa la violencia social.
A esta conclusión llegó la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) después de realizar un detallado estudio en los reclusorios del país, y que dará a conocer en julio próximo.
Pedro Arellano Aguilar, encargado de Pastoral Penitenciaria de la CEM y quien coordinó la investigación a nivel nacional, dice a Proceso:
«El gobierno está implementando una política errónea en los reclusorios, pues parte del supuesto de que la inseguridad es el principal problema del país. Y su respuesta ha sido endurecer las penas con más carcelización. ¡Todo es cárcel! ¡Más y más cárcel!
Este es un extracto del reportaje que publica la revista Proceso en su edición 1701 que empezó a circular este domingo 7 de junio.
Fuente: proceso.COM.MX
Victoria Kent Siano nació en Málaga el 6 de marzo de 1892.
– Construcción de cárceles nuevas.
– Construcción de cárceles para mujeres en Las Ventas, prescindiendo de las monjas que las explotaba y creando la sección femenina del Cuerpo de Auxiliares de Prisiones.
– Sustituyó las celdas de castigo por las de aislamiento.
– Se liberaron a las personas mayores de 70 años siempre que jurasen que iban a llevar una vida digna.
– Se decidió que los reclusos que tuvieran buen comportamiento podían salir dos o tres días para ver a sus familiares bajo juramento de regresar.
– Fue la creadora del famoso «vis a vis» para evitar la relaciones homosexuales de los reclusos.
Fuente: www.erroreshistoricos.com
El diario La Verdad (Grupo Vocento) en su edición de Murcia trata sobre los murcianos presos en el extranjero. 23 murcianos cumplen condena en cárceles extranjeras, haciendo frente, en algunos casos, a la masificación, la insalubridad o la violencia.
Conciliar el sueño es todo un reto cuando uno duerme en una cárcel de Colombia. Es complicado mantener la calma entre la masificación y las mínimas condiciones de higiene y muchos reos se tornan nerviosos y, a menudo, agresivos. Una cabezada es su única opción para escapar pero una cama en estas prisiones es todo un lujo por el que hay que rascarse el bolsillo. Lo mismo ocurre con la comida e incluso con la propia seguridad. 1823 españoles se encuentran, a día de hoy, cumpliendo condena en cárceles extranjeras.
¿Un abogado de fiar?
La ignorancia absoluta de los procesos penales que se abren ante ellos es la nota predominante de los detenidos españoles. La mayoría de las personas que se enfrentan a una condena en países extranjeros no residían en ellos, se encontraban en estos de forma pasajera y, por lo tanto, desconocen su sociedad y su modo de operar. La desorientación es enorme y contar con un abogado, una necesidad acuciante. Sin embargo, la contratación de un letrado puede llevar muchos quebraderos de cabeza, sobre todo si se encuentra uno fuera del ámbito europeo.
En muchos casos, tal y como relata esta fundación, los familiares de las personas que son apresadas fuera de las fronteras europeas conocen la detención a través de la llamada de un abogado que les promete la libertad de su pariente, eso sí, a cambio de una importante suma de dinero. La corrupción que carcome la burocracia de ciertos países permite que episodios como éste se tornen más habituales de lo deseable.
Aspectos destacados:
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