Convertido en un evento a nivel mundial, el estreno de la nueva serie de Cosmos —prologada por el presidente Barack Obama— consiguió un audiencia de 8,5 millones de espectadores en Estados Unidos y el aplauso de la crítica pero parece que nunca llueve a gusto de todos.
Diferentes grupos cristianos católicos, testigos de Jehová y creacionistas han manifestado en las redes su oposición al programa, criticando lo que según ellos es «propaganda anti-religiosa». En concreto desaprueban las explicaciones del documental sobre teoría del Big Bang como origen del universo, así como la formación de la Luna —debido al impacto de un cuerpo celeste de gran tamaño con la Tierra—, y también lamentan que no se mencione a Dios en el proceso de toda esta creación. «Aparentemente ‘Cosmos’ puede mentir en televisión. La luna fue creada por Dios. Como lo fue la vida. Así que sí sabemos de dónde viene la vida», aseguraba un usuario. «Obama hace la introducción de ‘Cosmos’. Otra mentira de Obama y engaño sobre la creación», opinaba otro. «Se están pasando con la propaganda anti-religiosa. No harán lo mismo sobre la mala ciencia», criticaba otro espectador. «Querido ‘Cosmos’, el origen del universo en realidad no es misterioso. Dios y Moisés escribieron sobre él en la Biblia. Deberías leerla en algún momento».
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Las historias sobre presuntas conversiones de ateos en el lecho de muerte, o en presencia de acontecimientos traumáticos, son casi un subgénero literario de la apologética religiosa. Algunos de los casos más sonados afectan a Voltaire, Nietzsche, Darwin, Sartre o Carl Sagan. Pese a que siguen disfrutando de una amplia difusión, la mayoría de estas anécdotas edificantes son en realidad apócrifas y algunas han sido desmentidas por los propios familiares cercanos. Anne Druyan, para poner un ejemplo, rechazó en el epílogo de Billions and Billions: Thoughts on Life and Death at the Brink of the Millennium las “fantasías de los integristas” sobre la conversión postrera de su esposo Carl Sagan. Otros ejemplos más recientes, como el de Christopher Hitchens, dejan menos resquicios para dudas y maquinaciones.
Sólo muy recientemente han empezado a estudiarse experimentalmente los efectos que tiene el pensamiento de la muerte sobre las creencias de las personas. En 2006 Norenzayan y Hansen [PDF] estudiaron la forma en que la conciencia de la muerte afecta a la creencia en agentes sobrenaturales. Su trabajo avaló en apariencia la llamada “teoría de la gestión del terror” (Terror Management Theory): la conciencia de la muerte no sólo aumentaría la religiosidad en general, sino que también reforzaría las creencias culturales de las personas; esto es, los cristianos tenderían a reforzar su fe en Jesucristo y su negación de Alá o Buda, mientras que los musulmanes reforzarían su fe en Alá y su negación de Jesucristo o Buda. Muy significativamente, los recordatorios de la muerte también fomentarían también la religiosidad de los agnósticos, pero no así de los ateos.
Un trabajo de Jonathan Jong, publicado este año en Journal of experimental psychology ha discutido estos resultados, mostrando que pensar subliminalmente en la muerte puede hacer que los «no creyentes» consideren los conceptos religiosos algo menos imaginarios. Otro estudio reciente, de Kenneth Vail y sus colegas es, sin embargo, escéptico: los ateos resultan ser bastante irreligiosos se les obligue o no a pensar en la muerte. Para Vail, que es psicólogo experimental en la universidad de Missouri, «el consuelo de la religión no parece ser una necesidad universal».
Fuente: La revolución naturalista
El pasado viernes nueve de noviembre fue el llamado “día de Carl Sagan”. Uno de los aspectos en los que más incidió como científico divulgador fue la importancia del pensamiento crítico.
Hoy en día, vivimos rodeados de misticismos, pseudociencias y demás que pretenden aprovecharse de nuestra credulidad y buena fe para sacar provecho. Abrimos el periódico y tenemos páginas de horóscopo, encendemos la tele y vemos a médiums que predicen el futuro, las farmacias venden productos homeopáticos, hay un sinfín de prácticas sin fundamento que se llevan a cabo a diario y que pretenden aprovecharse de la buena fe del cliente.
El principal problema del pensamiento crítico es su incomodidad. Es mucho más cómodo ser crédulo, no cuestionar nada, creerse las verdades que nos gustan o que, por simple sentido común, nos parecen más razonables. El método científico se ideó precisamente para eso, para no asegurar nada sin aportar pruebas concluyentes, únicamente aceptando verdades empíricas. Recordemos que el sentido común muchas veces ha sido el peor enemigo de la verdad. El sentido común nos dice que la tierra es plana y que el sol gira alrededor de la tierra.
Hay que hacer hincapié en que hay temas más peligrosos en los que la credulidad puede tener consecuencias nefastas, por ejemplo, los sanitarios. Nunca se debe reemplazar una terapia alternativa por una avalada científicamente. Si se quiere probar con ella, debe usarse de forma complementaria.
Alguien escéptico no es alguien difícil de convencer, todo lo contrario, es muy fácil convencerle, únicamente hay que aportarle pruebas.
Fuente: Guillermo Soler Aguilar
Hace 15 años murió Carl Sagan y, en los últimos dos, a iniciativa del blog argentino Proyecto Sandía (como recuerdan hoy las siempre necesarias Escéptica) muchos decidieron celebrar este día de una muerte triste como una fecha alegre, con un DÍA DEL ESCEPTICISMO.
Sus contribuciones
Sus libros (de algunos existe versión en español):
Enlaces a blog que conmemoran este día
Celebremos el día del escepticismo
En homenaje a Carl Sagan: Un pálido punto azul (A pale blue dot)
Hoy se cumplen 15 años desde la muerte de Carl Sagan
Vivimos una época extraordinaria: homenaje a Carl Sagan
Día internacional del escepticismo. El valor de la ciencia
De Legos a Logos: Día del escepticismo – Un año el Círculo Escéptico
Día del Escepticismo (20 de diciembre) | Curiosa Biología…
Feliz día mundial del Escepticismo – Esceptica
20 DE DICIEMBRE: DíA INTERNACIONAL DEL ESCEPTICISMO …
Carl Sagan, en su libro “El Mundo y sus Demonios”, nos ofrece lo que denomina un “equipo de detección de camelos”. Según sus propias palabras:
“Este equipo se utiliza de manera natural siempre que se ofrecen nuevas ideas a consideración. Si la nueva idea sobrevive al examen con las herramientas de nuestro equipo, concedemos una aceptación cálida, aunque provisional. Si usted lo desea, si no quiere comprar camelos aunque sea tranquilizador hacerlo, puede tomar algunas precauciones; hay un método ensayado y cierto, probado por el consumidor.
¿De qué consta el equipo? De herramientas para el pensamiento escéptico
• Siempre que sea posible tiene que haber una confirmación independiente de los «hechos».
• Alentar el debate sustancioso sobre la prueba por parte de defensores con conocimiento de todos los puntos de vista.
• Los argumentos de la autoridad tienen poco peso: las «autoridades» han cometido errores en el pasado. Los volverán a cometer en el futuro. Quizá una manera mejor de decirlo es que en la ciencia no hay autoridades; como máximo, hay expertos.
• Baraje más de una hipótesis. Si hay algo que se debe explicar, piense en todas las diferentes maneras en que podría explicarse. Luego piense en pruebas mediante las que podría refutar sistemáticamente cada una de las alternativas. Lo que sobrevive, la hipótesis que resiste la refutación en esta selección darwiniana entre «hipótesis de trabajo múltiples» tiene muchas más posibilidades de ser la respuesta correcta que si usted simplemente se hubiera quedado con la primera idea que se le ocurrió.
• Intente no comprometerse en exceso con una hipótesis porque es la suya. Se trata sólo de una estación en el camino de búsqueda del conocimiento. Pregúntese por qué le gusta la idea. Compárela con justicia con las alternativas. Vea si puede encontrar motivos para rechazarla. Si no, lo harán otros.
• Cuantifique. Si lo que explica, sea lo que sea, tiene alguna medida, alguna cantidad numérica relacionada, será mucho más capaz de discriminar entre hipótesis en competencia. Lo que es vago y cualitativo está abierto a muchas explicaciones. Desde luego, se pueden encontrar verdades en muchos asuntos cualitativos con los que nos vemos obligados a enfrentarnos, pero encontrarlas es un desafío mucho mayor.
• Si hay una cadena de argumentación, deben funcionar todos los eslabones de la cadena (incluyendo la premisa), no sólo la mayoría.
• La navaja de Occam. Esta regla empírica nos decanta, cuando nos enfrentamos a dos hipótesis que explican datos igualmente buenos, a elegir la más simple.
• Pregúntese siempre si la hipótesis, al menos en principio, puede ser falsada. Las proposiciones que no pueden comprobarse ni demostrarse falsas, no valen mucho. Consideremos la gran idea de que nuestro universo y todo lo que contiene es sólo una partícula elemental —un electrón, por ejemplo— en un cosmos mucho más grande. Pero si nunca podemos adquirir información de fuera de nuestro universo, ¿no es imposible refutar la idea? Ha de ser capaz de comprobar las aseveraciones. Debe dar oportunidad a escépticos inveterados de seguir su razonamiento para duplicar sus experimentos y ver si se consigue el mismo resultado”.
Fuente: Carl Sagan. El mundo y sus demonios
Enlaces de interés:
– La ciencia y el método científico.
«Desde hace poco más o menos un siglo se han expuesto una serie de fantásticas pretensiones en los terrenos limítrofes de la ciencia, un conjunto de asertos que han logrado excitar la imaginación popular y que, de ser ciertas, tendrían una enorme importancia científica. Vamos a examinar sucintamente un muestrario representativo. Los fenómenos reivindicados son siempre de carácter extraordinario, nos arrancan de la monotonía mundanal y, en no pocos casos, implican esperanzadoras promesas.
Por ejemplo, se presupone que gozamos de amplios poderes jamás registrados, que fuerzas desconocidas nos envuelven para salvarnos o que existe algún armónico modelo del cosmos cuyo conocimiento todavía no hemos penetrado. En ciertas ocasiones la ciencia ha sostenido pretensiones de orden similar, por ejemplo al postular que la información hereditaria transmitida de generación en generación se encierra en una larga aunque bastante simple molécula de ADN, al postular la existencia de la gravitación universal o la deriva continental, al registrar la energía nuclear o al investigar el origen de la vida o la evolución histórica del universo. Por tanto, ¿qué diferencia puede haber entre éstas y otras pretensiones similares como, por ejemplo, que es posible flotar en el aire mediante un simple esfuerzo de la voluntad? Ninguna, excepto en lo que respecta a la forma de probar unas y otras. Quienes sostienen la existencia de la levitación tienen la obligación de demostrarlo ante sus escépticos oponentes bajo condiciones experimentales controladas. La obligación de demostrarlo es suya, no de quienes ponen en duda el fenómeno levitatorio. Tales pretensiones son demasiado importantes para no analizarlas con todo cuidado. En los últimos años se han afirmado muchas cosas sobre la levitación, pero no existe ni una sola película correctamente iluminada que nos muestre a una persona elevándose por los aires sin ayuda alguna, digamos cinco metros, y de la que pueda excluirse todo tipo de trucaje o fraude. Si la levitación fuese posible, sus implicaciones científicas, y más genéricamente, humanas, serían enormes. Quienes llevan a cabo observaciones acríticas o afirmaciones fraudulentas nos inducen a error y nos desvían del gran objetivo humano de comprender la maquinaria del universo. De ahí que jugar fuerte y deslavazadamente con la verdad sea asunto de la mayor seriedad».
Extracto del libro El cerebro de broca (1979), de Carl Sagan.
Los puntos de ahí arriba son una traducción breve de la formalización que hizo Michael Shermer de las herramientas de detección de camelos (baloney detection kit) que en su día enunció Carl Sagan.
Fuente: Las penas del Agente Smith
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Enlaces relacionados:
– Carl Sagan. La carga del escepticismo
– Apuntes Introducción a la Informática. Capitulo 1, La ciencia y el método científico
Hoy es el Día Mundial del Escepticismo y se habla en muchos blogs de este tema, así que no voy a ahondar en el término y sus connotaciones. Sólo recordar la primera acepción en el DRAE, para apoyar lo que estoy diciendo:
(De escéptico e -ismo).
Lo que sí quiero es hacer notar que el escepticismo es una herramienta eficaz para separar ciencia de pseudociencia. Muchos filósofos de la ciencia han buscado en vano un criterio para demarcar ciencia de lo que no es ciencia. No tiene sentido dar unas pautas al respecto, sólo tener un arma que nos permita, mediante el pensamiento crítico, emitir juicios carentes de falacias.
Artículo completo en: Ciencia en el XXI
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Enlaces relacionados:
– Carl Sagan. La carga del escepticismo
– Apuntes Introducción a la Informática. Capitulo 1, la ciencia y el método científico