Hace menos de 20 años que los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos retiraron abruptamente los fondos para una conferencia sobre genética y delitos después de las reclamaciones de que la idea se podía relacionar con la eugenesia.
El presidente de la Asociación de Psicólogos Negros afirmó que tal investigación era en sí misma “una forma descarada de estereotipos y racismo”.
La mancha histórica del uso de la biología para explicar el comportamiento delictivo ha empujado a los criminólogos a rechazar o ignorar a la genética y concentrarse en las causas sociales: pobreza miserable, adicciones corrosivas, armas. Pero ahora que ya se ha desvelado la secuencia del genoma humano, y los científicos están estudiando la genética de áreas tan diversas como el alcoholismo y la filiación partidista, los criminólogos retornan cautelosamente al tema.
Un reducido cuadro de expertos está explorando cómo podrían los genes incrementar el riesgo de cometer un delito y si se puede heredar tal rasgo.
Tal giro será evidente en la conferencia anual del Instituto Nacional de Justicia en Arlington, Virginia, EEUU. Habrá un panel sobre la creación de bases de datos para la información sobre el ADN y “nuevos marcadores genéticos” que están descubriendo los científicos forenses.
“En los últimos 30 ó 40 años, la mayoría de los criminólogos no podía decir la palabra ‘genética’ sin escupir”, dice Terrie E. Moffitt, una científica del comportamiento en la Universidad Duke. “Hoy, las teorías modernas del delito y la violencia más convincentes entretejen los temas sociales y los biológicos”.
Los criminólogos y sociólogos han sido mucho más delicados en cuanto a las causas genéticas del delito que los psicólogos. En 2008 se descubrió, en un estudio realizado por John Paul Wright, quien dirige programas de posgrado en la Escuela de Justicia Penal de la Universidad de Cincinnati, que “no se ha publicado ningún estudio sobre la relación biología-delito en forma de tesis doctoral en los últimos 20 años” a partir de un programa de doctorado en justicia penal, aparte de dos tesis que él personalmente supervisó (una de las cuales fue la de Beaver).
Asimismo, notó que las cuatro revistas principales en el campo apenas si han publicado alguna investigación biológica en las dos últimas décadas.
Wright señaló que ahora piensa que “la marea está cambiando en criminología, especialmente entre los académicos más jóvenes”.
Sin embargo, se ha tendido a dar a conocer los trabajos recientes fuera de los principales foros de criminología. Beaver, por ejemplo, publicó un ensayo sobre psiquiatría biológica en febrero en el que concluye que los adoptados cuyos padres biológicos violaron la ley “tenían significativamente más probabilidades de que los detuvieran, se fallara una condena condicional en su contra, se les encarcelara y se les detuviera múltiples veces cuando se les compara con adoptados a cuyos padres biológicos no se aprehendió
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