Según el último barómetro del CIS (PDF), el 7.5% de los españoles se declaran ateos y el 11.5%, no creyentes. Nadie diría que el porcentaje es despreciable, y sin embargo los no creyentes no siempre están bien representados en ámbitos cruciales de la vida social española, desde la política a la educación. Todavía se nos exige, incluso, en el nombre de la «buena voluntad», que apoyemos a las instituciones religiosas para no vivir en «una sociedad enferma, en una sociedad sin espíritu, una sociedad si alma» y, en definitiva, para no aparecer como seres humanos «desalmados».
Muchos no creyentes pensamos que es una obligación cívica apoyar un «esperanto moral» y un marco de ciudadanía compartido con los creyentes, conociendo también sus límites, pero una sociedad abierta, no teocrática, debería terminar desarrollando instituciones para los no creyentes paralelas a las que disfrutan los creyentes.
Un modelo a seguir procede del campamento para niños organizado por la organización secular Center for Inquiry, orientado a desarrollar desde la infancia el pensamiento crítico, el escepticismo científico y una ética naturalista (¡Los rasgos típicos de cualquier sociedad totalitaria, desalmada y enferma que se precie!). Los organizadores han desarrollado un atractivo programa que pretende «enfrentarse a los desafíos de vivir un estilo de vida no teísta y secular, en un mundo dominado por las creencias religiosas y la pseudociencia«. Ojalá la iniciativa sea afortunada y produzca un efecto de contagio.
Camp Inquiry 2008
Fuente: La revolución naturalista
Algunos derechos reservados, 2009
___________________
Enlaces de interés:
– Los países ateos son más pacíficos
– Ateos de Colombia se confiesan 16 personalidades del país
– Malentendidos comunes sobre ateos y ateísmo
– Ateos por Jesús, Richard Dawkins