El promedio anual de detenciones por usar la intimidad con alguien para obtener dinero es de 12. Este delito se detectó hace tres años.
Desde entonces, los agentes del Gaula, que tradicionalmente se dedican a ‘cazar’ miembros de grupos armados que hacen exigencias a comerciantes y profesionales, persiguen a delincuentes que utilizan videos, fotos y hasta fluidos corporales para chantajear a sus parejas ocasionales.La tecnología es cómpliceLa tecnología es una de las razones por las que ha crecido este delito. Actualmente, gracias a los celulares y las cámaras digitales, se toman fotos y se graban videos de manera sencilla y sin ser descubiertos, dice el coronel Humberto Guatibonza, director del Gaula de la Policía. Según el oficial, ahora también es más fácil que la gente tenga relaciones sexuales con personas que acaba de conocer. «Ya no hay que pensar solamente en el peligro de una enfermedad, sino también en el de una extorsión», advierte.Por lo general, las víctimas son casadas o gays que esconden su condición. «La gente cae inocentemente. Hay homosexuales que nunca han salido del clóset -cuenta Guatibonza- y caen en un bar».Las autoridades han detectado que los extorsionistas piden inicialmente una suma pequeña, que oscila entre 700 mil y un millón de pesos, para que se pueda pagar con cierta facilidad. «Pero la comunidad debe tener en cuenta que si paga una primera extorsión va a haber una segunda y una tercera. Siempre es así, porque entonces el delincuente sabe que puede lograr sus objetivos. Al final nunca entregan el video o las fotos originales», afirma el Director del Gaula de la Policía.De acuerdo con las cifras que esta institución maneja, las denuncias por extorsión sexual han venido aumentando, a pesar de que las víctimas temen exponer su caso, con el consecuente subregistro. Pero ante las insistentes solicitudes de pago, los afectados han optado por recurrir a las autoridades. «La gente ya pasa por la vergüenza de que conozcamos sus casos. Nosotros somos discretos, no revelamos ninguna identidad -asegura el uniformado-. Los únicos que conocen sus casos son los fiscales. Lo importante es hacerle conocer a la gente que una persona que pagó una extorsión va a seguir pagando. La idea es que denuncien los casos porque así podemos sacar de circulación a esas personas y ayudar a que en el futuro no haya más crímenes de esta clase». Aunque la ley establece diferencias por cuantías para castigar la extorsión, explica el coronel Guatibonza, para su grupo es igual un chantaje de un grupo ilegal por mil millones de pesos a uno de 100 mil de la delincuencia común: «Atendemos todos los casos, así sea un monto pequeño, pues lo que está de por medio es la honra de las personas».Entre las 35 capturas que se han hecho en los últimos tres años por esta nueva modalidad delictiva, las autoridades han detectado que por lo general los criminales trabajan solos o con un cómplice que se encarga de hacer las fotos o el video. «Generalmente no son bandas, sino sujetos que aprovechan una oportunidad. Al fin y al cabo, no se requiere de mucha gente para hacerlo. Usualmente se trata de una persona que se aprovecha de su aspecto físico, ya sea una mujer o un hombre, y por ahí se empieza», revela el Director del Gaula de la Policía.
«Por lo general no son bandas, sino sujetos que aprovechan su aspecto físico y una oportunidad. Por ahí se empieza (a extorsionar)».Coronel Humberto Guatibonza, director del Gaula Policía.El desengaño del chantaje «Este tipo de extorsión, por el modus operandi, es muy sutil pero de mucha afectación emocional. Los extorsionistas saben cómo trabajar y someter a sus víctimas», dice Érika Rey, sicóloga del Gaula. Ella explica que es más doloroso confiarle la sexualidad a otra persona, permitirle que tome fotografías y después ser traicionado que una extorsión típica. Las personas suelen ocultar la situación, cuenta la experta, porque no tienen a quién contarle lo que les está pasando, lo cual no es socialmente aceptable, como sí lo es una extorsión de otro tipo.Las víctimas incluso pueden somatizar la situación y padecer problemas físicos, advierte.
LUIS ALBERTO MIÑO RUEDASUBEDITOR DE REPORTAJES
Fuente: ElTiempo.com