FACUA-Consumidores en Acción denuncia que el Gobierno de España ha legalizado el fraude en las rebajas, convirtiéndolas en una parodia de lo que han sido durante más de quince años. Así, podrá haber rebajas que duren menos de 24 horas y en productos que ni siquiera habían estado en la tienda el día anterior.
La modificación de la Ley 7/1996, de 15 de enero, de ordenación del comercio minorista publicada este sábado en el BOE, representa una perversión con la que se permiten casi todas las irregularidades con las que muchos comercios abusaban de los consumidores e incurrían en competencia desleal.
Anunciar como rebajado lo que el día antes no estaba en la tienda será legal
A partir de ahora, el engaño de llenar las estanterías de productos supuestamente rebajados que en realidad nunca habían estado en la tienda será legal.
Con la redacción vigente desde 1996, los artículos objeto de rebajas debían llevar al menos un mes en la tienda en la oferta habitual de ventas, sin haber sido objeto de otra promoción en ese período.
No hará falta que duren ni un día completo
El artículo 25 de la Ley de ordenación del comercio minorista, que regula la duración de la temporada de rebajas, deja de establecer que tendrán lugar al principio del año y en torno al periodo estival de vacaciones, con una duracion de como mínimo una semana y como máximo dos meses.
A partir de ahora, «podrán tener lugar en los periodos estacionales de mayor interés comercial según el criterio de cada comerciante» y su duracion «será decidida libremente por cada comerciante». Por tanto, los establecimientos podrán incluso usar reclamos como «sólo el domingo por la mañana, rebajas».
Mezcladas con otras promociones
A la desrregulación y la mayor dificultad que tendrán las comunidades autónomas para controlar el cumplimiento de la Ley, se suma el hecho de que el Gobierno ha querido dejar patente, en su artículo 18, que las rebajas podrán «simultanearse en un mismo establecimiento comercial» con otras promociones, excepto las liquidaciones.
El requisito de que tendrá que haber «la debida separación entre ellas» no evitará la confusión que se provoca entre los consumidores entre rebajas y otras ofertas, que se anuncian en los comercios utilizando la misma tipografía y en estanterías contiguas.
Fuente: FACUA
Desde el siglo XVII, la posibilidad de ser asesinado ha disminuido de forma progresiva en toda Europa; y esta tendencia empezó en dos países especialmente comerciales: Holanda e Inglaterra. Como apunta el doctor de la Universidad de Oxford (Reino Unido) Matt Ridley: “El asesinato era diez veces más común antes de la revolución industrial con respecto a hoy en día”.
La conocida como curva de Kuznets establece que cuando el ingreso per cápita alcanza los cuatro mil dólares, las personas exigen la limpieza de los ríos y aire locales (ecologismo). En el Occidente de la posguerra, las personas empezaron a enriquecerse y a demandar horas de trabajo flexibles, pensiones y seguridad laboral (derechos del trabajador).
Algunas de estas tendencias pudieron producirse sin el concurso del comercio en la vida diaria, pero parece ser que el comercio las aceleró.
La razón psicológica se esconde en la expansión del cerebro colectivo: a medida que nos vemos obligados a ampliar nuestras transacciones con desconocidos, convertimos a esos desconocidos en amigos honorarios. El intercambio comercia puede transmutar el interés personal en benevolencia. Las naciones más comerciales son las que históricamente han presentado una mejoría más espectacular en la sensibilidad humana.
A juicio de Ridley:
En el siglo XIX, cuando el capitalismo industrial atrajo a tantas personas a ser dependientes del mercado, la esclavitud, el trabajo infantil y los pasatiempos como el lance de zorros o las peleas de gallos se volvieron inaceptables. A finales del siglo XX, cuando la vida se comercializó aún más, el racismo, el sexismo y el abuso de menores se volvieron inaceptables. Y en el camino, cuando el capitalismo cedió el paso a variadas formas de totalitarismo dirigido por el Estado y sus pálidos imitadores, fue evidente el retroceso de dichas virtudes, mientras la fe y el valor revivieron. (…) La violencia azarosa tiene espacio en los noticiarios precisamente porque es tan rara; la amabilidad rutinaria no es noticia precisamente porque es tan común. En décadas recientes, las obras de caridad han crecido más rápido que la economía a nivel global. Internet está repleto de personas que comparten consejos gratuitamente.
En palabras de Eamonn Butler, director and cofundador del Adam Smith Institute: “El sistema de mercado convierte el interés personal en algo virtuoso.” Producir resultados racionales que parten de individuos irracionales. Producir resultados benévolos de motivaciones individualmente egoístas. Cuando la economía de mercado florece, también lo hace la filantropía. Proporcionalmente, los trabajadores pobres dan tres veces más de sus ingresos a causas filantrópicas que quienes viven de la asistencia social.
Los psicólogos evolutivos, por ejemplo, han confirmado que en ocasiones la motivación detrás de las muestras conspicuas de virtud por parte de los muy ricos están muy lejos de ser puras. Cuando se le muestra a una mujer una fotografía de un hombre atractivo y se le pide que escriba una historia sobre la cita ideal con él, ella dirá que está dispuesta a invertir su tiempo en voluntariados prosociales que llamen su atención. En contraste, una mujer a quien se le muestra una fotografía de una escena callejera y se le pide que escriba una historia sobre el clima ideal para estar ahí, no muestra la misma urgencia filantrópica.
Lo que se pretende destacar, pues, es que, gracias al intercambio, la confianza entre las personas ha crecido de forma gradual y progresiva. El intercambio genera confianza, y viceversa. Éste es el motivo en gran parte de la crisis financiera que estamos viviendo: los bancos se hallaban sustentados en pedazos de papel que decían valer mucho más de lo que valían, y la confianza se perdió.
Fuente: Xataka ciencia
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